Los empresarios buscan aplazar ‘el muro arancelario’ de México a China
En plena desaceleración económica, los industriales mexicanos cabildean en el Poder Legislativo por una aplicación gradual de las tasas a más de un millar de productos asiáticos

El plan de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, para frenar la oleada de importaciones asiáticas, vía aranceles, navega entre tormentas. El pulso entre el Gobierno y el empresariado ha escalado en las últimas semanas debido a la propuesta del Ejecutivo de elevar los gravámenes de más de 1.400 artículos de países con los que México no tiene tratados de libre comercio, con especial foco en China, el segundo socio comercial del país latinoamericano. En plena guerra comercial entre EE UU y China, el gobierno mexicano ha propuesto que a partir del siguiente año se cobren tarifas de hasta un 50% en las importaciones de autos, ropa, cartón, acero y otros productos provenientes en su mayoría de Asia. Sin embargo, los industriales afincados en el país advierten de que la aplicación abrupta de estos aranceles encarecerá sus costes de producción y les restará competitividad. Por este motivo, han acudido al Poder Legislativo para intentar que se aplace su entrada en vigor hasta 2027 o, al menos, flexibilizar el dictamen.
Aunque Sheinbaum ha defendido esta batería de aranceles en aras de reducir el déficit comercial con Asia y ayudar a los productores locales, el gigante asiático rechazó la medida y aseguró que iniciará su propia investigación sobre la propuesta. En un reflejo de cómo se mueven las negociaciones detrás del telón, directivos de colosos chinos como Huawei, Didi o Changan, reunidos una mañana de octubre en el Club de Industriales de Ciudad de México, escuchaban con atención los planes de la nueva dirección de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China con miras a 2026. Aunque el inminente cambio a las importaciones era el hilo conductor que unía los discursos, la conclusión de la asamblea es que la relación entre los países prevalecerá a largo plazo, incluso en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China.
La senadora Yeidckol Polevnsky, una figura con trayectoria dentro del partido gobernante Morena, recibió un galardón en dicha reunión. En un acalorado discurso prometió hacerle oposición a la propuesta cuando aterrice en la Cámara Alta. “Queremos más inversión en México, generar más empleos. Ahí tenemos mucho trabajo que hacer. Les ofrezco que busquemos la solución de cómo traer más empresas chinas a México. Hay que explicar con detalle lo que implican estos aranceles, porque si entran, el impacto de la inflación va a ser desmedido, pero también se va a dañar a muchas empresas que pueden cerrar y muchas otras perderán o generarán desempleo”, declaró en un recinto colmado de empresarios asiáticos.
Quienes se oponen a los aranceles destacan que, si bien México ha utilizado la medida para revivir una narrativa de protección a su manufactura, también es un gesto a favor de su principal socio comercial, Estados Unidos, en la víspera de la revisión del tratado del TMEC. En juego está la recomposición de las cadenas de producción en México, principalmente, de aquellas que dependen de insumos chinos en sectores estratégicos como la electrónica y la manufactura de automóviles eléctricos. China es el segundo importador para México, solo detrás de Estados Unidos, con envíos al país latinoamericano por más de 129.000 millones de dólares, según cifras oficiales.
Tras semanas de cabildeo, la iniciativa será sometida a revisión en el ámbito interno. Los legisladores de la Cámara de Diputados se reunirán con empresarios para discutir el dictamen. Alfonso Ramírez Cuéllar, vicecoordinador de Morena en la Cámara de Diputados, indicó que la intención de estas mesas es que resulte en una política arancelaria lo más consensuada posible. “Estamos haciendo todo lo posible para que salga en este periodo de sesiones. No queremos afectar a nadie ni provocar desabasto de algunos insumos, queremos garantizar competitividad y poder homologar las tarifas arancelarias con nuestros socios para que no se presente una disparidad o brechas muy grandes entre lo que cobramos aquí, lo que cobra Estados Unidos y lo que cobra Canadá”, refiere.
La revisión arancelaria surge en horas bajas para la economía mexicana: el producto interior bruto (PIB) cayó un 0,3% durante el tercer trimestre del año, con una marcada debilidad, justo en las actividades industriales. La Confederación Patronal de la República Mexicana(Coparmex) alertó que la aplicación abrupta de aranceles podría generar disrupciones en las cadenas de suministro, desabasto y un impacto inflacionario sobre los consumidores y abogó por un ajuste arancelario gradual, técnicamente sustentados y compatibles con la capacidad productiva local.
México deberá acomodarse al hecho de que el discurso oficial choca contra el flujo incesante de importaciones asiáticas que realizan día a día las empresas mexicanas y extranjeras y forman parte de sus cadenas de proveeduría. De acuerdo con cifras oficiales, el país latinoamericano importó en 2024 más de 129.000 millones de dólares de China. Por el contrario, solo envió a ese país bienes por menos de 9.000 millones de dólares. Un pronunciado desbalance comercial que el gobierno mexicano busca atajar a través de más aranceles.
Ildefonso Guajardo, secretario de Economía en el gobierno de Enrique Peña Nieto y máximo responsable de la negociación del TMEC en ese sexenio, apunta a que el hecho de que se haya detenido la aplicación de aranceles a 1.400 fracciones es una señal de que se incluyeron muchas cosas que estarían afectando las cadenas de valor, por lo que tendrán que hacer una segunda revisión en el Congreso. “Hay que ser muy cuidadosos de qué gravar o a qué ponerle aranceles, no le puedes poner aranceles a cosas que aún no hacemos en América del Norte porque le pegas a la competitividad y, sobre todo, no adelantarnos hasta no saber cómo será la relación entre Estados Unidos y China”, explica.
México, en el radar de los inversionistas asiáticos
Para los negocios con capitales chinos e intereses locales la ecuación es más compleja, porque conjuga intereses económicos y políticos. “Siempre nos referimos al déficit (entre México y China), pero eso es una trampa, porque nuestra economía cambió en los últimos 30 años y dejamos de exportar petróleo, gas, camarones, aguacate, plata, cobre y oro para convertirnos, principalmente, en un exportador de manufacturas”, sostiene Amapola Grijalva, presidenta de la junta de Gobierno de la cámara que representa a los empresarios chinos en México. “Mientras más marcapasos, televisores, automóviles o autopartes exportemos, más insumos necesitaremos de todo el mundo”, afirmó. En 2024, la inversión directa de china en el país rebasó los 710 millones de dólares, según cifras oficiales.
Mirando a futuro, si bien la incertidumbre por lo que finalmente resultará de la propuesta pesa en las decisiones de los inversionistas, el lobby empieza a alentar movimientos. Dos asistentes a la reunión de la Cámara México-China comentan que están levantando información para trasladar las operaciones de su centro de distribución de artículos de diseño de interiores desde Los Ángeles hacia Chihuahua. También para establecer ahí una fábrica para expandir su producción de lámparas, paneles de madera y muebles, hoy centrada en China, y así suplir el mercado mexicano y exportar a Estados Unidos.
Eric Liu, Business Environment Board Director de Huawei, coincide en que buscarán las vías para seguir colaborando con el gobierno de su país huésped. “México es un gran potencial y ya tenemos 24 años aquí: crecimos con este lindo país y gracias al gobierno que nos ofreció un ambiente de negocio muy bueno. Por eso crecimos de 35 personas a 2.600. Llegamos con un negocio único de operador y ahora tenemos cinco divisiones de negocio, incluyendo empresarial, consumidor, energía digital y nube”, concluye, tras participar con decenas de ejecutivos chinos en la fotografía oficial de la asamblea.
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