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Se buscan panistas: el principal partido de oposición en México intenta revertir su pérdida de militantes

El Partido Acción Nacional trata de engrosar sus filas con una campaña publicitaria, meses antes de que el INE realice una nueva verificación del registro. De los 256.000 afiliados exigidos como mínimo, la organización de derecha cuenta con algo más de 319.000

Ernesto Núñez

El Partido Acción Nacional, principal fuerza opositora en México, enfrenta una crisis por la falta de afiliados: en un país con 100 millones de votantes, sólo 319.000 militan en sus filas, una décima parte de los más de tres millones que conforman el padrón de Morena, el partido gobernante que ahora trabaja para llegar a una militancia de 10 millones antes de 2027.

El adelgazamiento de la militancia del PAN es un efecto de sus derrotas electorales, pero también es resultado de una depuración hecha en 2012, el año en el que perdió la presidencia. En ese entonces, el dirigente Gustavo Madero lanzó una campaña para refrendar a los más de 1,8 millones de afiliados que tenía el partido, que fue desairada por la inmensa mayoría y tuvo como resultado la pérdida de más de un millón y medio de panistas.

El PAN, que se jactaba de no ser un partido de masas, hoy busca revertir esos números y ha colocado en calles y avenidas de las principales ciudades mexicanas, y en redes sociales, anuncios en los que invita a afiliarse al partido a través de una App y un QR. “APPERTURA, tod@s podemos ser candidat@s”, se promete en la propaganda con la que la nueva dirigencia partidista, encabezada por Jorge Romero, busca engrosar las filas del PAN.

“Si logramos crecer a un millón de aquí al 2027, sería muy buena cifra”, ha confiado uno de los voceros del partido a este diario. Pero todo debe pasar por una reforma de los estatutos que agiliza el proceso de afiliación al PAN, flexibiliza requisitos, incorpora medios electrónicos y métodos remotos para inscribirse y revive la figura de “militante adherente”, una categoría que fue cancelada hace más de diez años después de la depuración del padrón.

En los mejores años de los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, el PAN llegó a tener casi 2 millones de adherentes y 400.000 miembros activos, que eran aquellos panistas que cumplían con obligaciones como el pago de cuotas y la participación en actividades de promoción y adoctrinamiento. Uno de los efectos de la depuración hecha entre 2012 y 2013 fue el surgimiento de los padroneros del PAN: un grupo de líderes locales que decidían el acceso al partido y que, con sus listas de afiliados, controlaban convenciones y asambleas, decidían dirigencias municipales y estatales, y repartían a su antojo las candidaturas a cargos de elección popular.

El propio Jorge Romero fue uno de los principales padroneros. Su ascenso como dirigente se explica gracias al control sobre el reducido padrón de panistas de Ciudad de México. Hoy, sin embargo, el líder nacional ha promovido la reforma estatutaria que, al menos en el discurso, busca abrir el PAN a la sociedad, volver a engrosar sus filas, postular mejores candidatos -aunque no militen en el partido- e incorporar el método de encuestas a sus procesos internos de selección de candidaturas, como hace Morena. Todo ello, en detrimento del control ejercido por los padroneros.

“En el Partido Acción Nacional habrá Militancia Adherente y Militancia Activa, dependiendo del grado de compromiso con el partido”, se lee en el nuevo artículo 10 de los Estatutos panistas, cuya reforma ya fue aprobada en la Comisión Permanente del partido y deberá ratificarse en una Asamblea Nacional convocada para los últimos días de noviembre.

Para ser militante adherente, el PAN exigirá requisitos elementales, como ser ciudadana o ciudadano mexicano, tener un modo honesto de vivir, no estar afiliado a otro partido y comprometerse a cumplir y respetar los principios de Acción Nacional. Los miembros activos deberán cumplir, además, con actividades de promoción del partido, reclutamiento de otros ciudadanos, representación en casillas el día de las elecciones, promoción y defensa del voto y participación en campañas digitales. A diferencia de los adherentes, los activos tendrán derecho a participar en la elección de órganos de dirección partidista.

El regreso de los dos niveles de militancia, sin embargo, ha sido criticado por una corriente del PAN encabezada por la exsenadora Adriana Dávila, que considera contradictoria la idea de abrirse a la sociedad al tiempo que se dan derechos y obligaciones especiales a los miembros activos, en lugar de propiciar una sola militancia con derechos plenos.

La crisis de afiliados

En los últimos años, la caída en su militancia colocó al PAN en el límite de perder el registro como partido político, pues la legislación mexicana obliga a los partidos a mantener una membresía mínima de 0,26% del Padrón Electoral, tanto a nivel nacional como estatal. Una obligación que el Instituto Nacional Electoral debe verificar cada tres años. En 2023, la última ocasión en la que se verificó este requisito, el PAN contaba con 277.665 afiliados, que representaban el 0,29% de 94 millones de ciudadanos registrados en ese entonces, por lo que apenas superó el mínimo.

Para la verificación de 2026, el INE usará como referencia el padrón electoral de las elecciones federales de 2024, que llegaba a 98 millones de ciudadanos, por lo que el mínimo a cumplir será de 256.000 afiliados. En este momento, según el Registro Nacional de Militantes, el PAN apenas cumple el requisito, con sus 319.635 militantes (0,31% del padrón).

Además, hay ocho estados donde escasean los panistas, lo que pone en riesgo su registro como partido local. El caso más crítico es Tabasco, un estado de 1,8 millones de electores, donde sólo tienen 633 militantes (0,03%). Otros estados del sur donde el PAN perdió militantes y votos son Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Guerrero. Su militancia representa apenas el 0,1% del padrón electoral.

Pero también tiene problemas en lugares como el Estado de México, la entidad más poblada del país con 13,2 millones de electores, donde sólo existen 32.000 panistas (0,25%). O Coahuila, una entidad que gobierna en alianza con el PRI, en la que sólo quedan 3.900 panistas (0,16% de los 2,4 millones de electores).

Dirigentes del PAN niegan que les preocupe perder el registro. Sin embargo, toda su campaña parece enfocarse en la verificación de militancia que hará el INE en septiembre de 2026 y en las elecciones intermedias de 2027, en las que se renovarán la Cámara de Diputados, 17 gubernaturas, 31 Congresos locales y miles de ayuntamientos.

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Sobre la firma

Ernesto Núñez
Es periodista en la redacción de EL PAÍS en Ciudad de México. Es licenciado en Comunicación por la UNAM y máster en periodismo de EL PAÍS-UAM. Antes trabajó en el diario Reforma y el portal Animal Político. Se especializa en política, elecciones y gobierno.
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