Las palabras de Lilly Téllez desatan el fuego cruzado entre Morena y el PAN a cuenta de la soberanía de México
Fernández Noroña fuerza un pronunciamiento del Senado contra cualquier injerencia militar extranjera, mientras el partido conservador rechaza haber apoyado una intervención de Estados Unidos


La política mexicana está tirante como un cable de alta tensión. Al habitual nerviosismo que provoca la difícil relación con Estados Unidos, esta semana se añade la declaración de culpabilidad del histórico capo de la droga Ismael El Mayo Zambada en una corte federal del país vecino, en la que reconocía haber sobornado a políticos para operar en el país. Quizá por eso las declaraciones de la senadora Lilly Téllez, que en otras circunstancias no habrían pasado de la provocación, han arrasado esta vez con cualquier intento de dirigir la conversación pública hacia otros derroteros. El contexto es todo y este no podría tensar más a nadie. En una entrevista para la cadena conservadora estadounidense Fox News, la política del PAN calificó a México de “narcoestado” y solicitó el “apoyo” de Estados Unidos en la lucha contra el tráfico de drogas, una intervención que ha sentado como una patada en el estómago dentro del oficialismo, y que en su propia bancada no tienen claro cómo gestionar, ajenos al revuelo que iba a causar.
La bola de nieve ha ido creciendo durante la semana hasta estallar este martes en el Senado, donde Téllez ocupa un escaño. El presidente de la Cámara, el morenista Gerardo Fernández Noroña, ha forzado la lectura de un pronunciamiento conjunto contra “toda intervención o injerencia militar de cualquier ejército extranjero“. ”Somos un país libre e independiente que se rige por los principios de soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos. Ese trato dispensamos a los pueblos del mundo, ese mismo trato esperamos”. ha leído. La declaración implicaba la unanimidad de la Mesa Directiva, donde también está el PAN, que ha accedido para evitar que la bola continúe engrosando, pero el propio grupo parlamentario ha emitido un comunicado en el que rechaza “las versiones que señalan que Acción Nacional ha solicitado la intervención de fuerzas extranjeras”. “El PAN se ha vuelto un partido miedoso, le da miedo que lo coloquen ahí. Parece un comunicado de deslinde, en vez de arroparla y dar la batalla”, dice Juan Ignacio Zavala, expanista y analista político.
La cuestión se ha enconado en si Téllez pidió o no pidió la injerencia de Estados Unidos en terreno nacional, un asunto peliagudo en México que había provocado el cierre de filas con el Gobierno, que ha defendido ante Donald Trump un trato de igual a igual, y no subordinado. Más allá de las palabras, la intervención de la senadora se ha leído como un respaldo al discurso con el que el mandatario estadounidense justifica su afán intervencionista en el país, una actitud que no le han perdonado en el partido de la presidenta, Claudia Sheinbaum, y que la oposición trata de reconducir como puede, habida cuenta de que el terreno es sensible y la visibilidad que les ha regalado puede convertirse en un caramelo envenenado. Nadie quiere que la población lo considere un “traidor a la patria”, como han calificado a Téllez desde la bancada morenista.
Además del comunicado emitido por el PAN este martes, las declaraciones del dirigente del partido, Jorge Romero, dejan entrever los riesgos que ya perciben en el respaldo total con el que inicialmente parecían haber abordado la cuestión. En un intento de mantener un imposible equilibrio, dada la fuerte embestida de Morena, el líder panista ha dicho refrendar el apoyo a Lilly Téllez por su libertad para expresar opiniones contrarias al oficialismo, pero evitando posicionarse a favor del propio contenido de la intervención de la senadora. “Ni en las peores semanas en donde oficialismo y oposición hemos tenido diferencias públicas, no hemos dejado claro que con la soberanía nacional no jugamos”, ha expresado en varias ocasiones en los últimos dos días. “Si decir que la hemos respaldado por su libertad de expresión es estar con ella, lo refrendamos absolutamente y a muerte”, ha completado.
En el Senado, la temperatura empezaba alta y no ha dejado de subir. Un embravecido Noroña ha espetado a la bancada del PAN: “Sean hombrecitos y asuman lo que dicen, porque se echan para atrás porque eso que dicen es traición a la patria. Si viviéramos en el siglo XIX serían pasados por las armas”. La propia Téllez, templada y como pez en el agua, ha reiterado lo que dijo en Fox News, ha denunciado que Sheinbaum promoviera su “linchamiento” y ha concluido celebrando que está haciendo “temblar a los tiranos de los morenarcos”.
El espectáculo ha servido a unos y a otros para su propio cometido. A Noroña, para desplazar el foco que el día anterior lo señalaba por la compra de una casa en Tepoztlán valorada en 12 millones de pesos. De nuevo la incómoda austeridad republicana. A Téllez, para alargar el minuto de gloria que le ha concedido su intervención en la cadena estadounidense, con la que busca propulsar su liderazgo camino a las próximas elecciones presidenciales.
El PAN, en la cuerda del equilibrista, se debate entre el atractivo espacio que Téllez ha abierto para la maltrecha oposición y la posibilidad de pasarse de largo y arriesgarse a que la población los considere, como busca el oficialismo, unos “vendepatrias” que prefieren congraciarse con Trump que con Claudia Sheinbaum. Entre unos y otros trataba este martes de meter baza Movimiento Ciudadano, que en voz de Pablo Vázquez denunciaba el “despotismo legislativo de la mayoría” en el Senado, que los llevaba a debatir sobre esta cuestión, y no sobre tantos otros problemas de fondo. Un intento loable de centrar el debate, pero esta semana, con los nervios en flor, solo caben las grandes palabras y las trifulcas mayores.
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