La oposición mexicana se abraza a las presiones de Trump para ganar fuerza frente a Sheinbaum
Las declaraciones del Mayo Zambada en Estados Unidos, en las que reconoce haber sobornado a políticos, alientan al PAN, que lo utiliza como dardo contra el partido de la presidenta


Ismael El Mayo Zambada declaraba en una corte federal de Estados Unidos, pero el temblor se producía al sur del río Bravo. En su aceptación de culpabilidad, el histórico narcotraficante mexicano reconocía públicamente lo que públicamente se sabía: que sobornó a policías, militares y políticos para “operar libremente” en el país, y la alusión a ese último grupo, el de los representantes electos, ha cruzado como un escalofrío por toda la clase política mexicana. La afirmación es breve y general, tanto como para que cualquiera pueda utilizarla como arma arrojadiza, aun a riesgo de que le vuelva como un bumerán. La oposición, mermada hasta la irrelevancia en el plano legislativo y ávida de cualquier bomba de oxígeno que la mantenga a flote, ha concluido que el riesgo merecía la pena y lo ha lanzado contra el Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum, que ha negado este martes sentirse inquieta por lo que El Mayo pueda revelar al Ejecutivo de Donald Trump.
“Ante la carencia de herramientas en las Cámaras, es el escenario ideal para la oposición”, apunta Mariela Díaz Sandoval, experta en partidos y violencia de la Universidad de Guerrero: “Está capitalizando ese sentimiento que siempre ha estado en ciertos sectores de la población que ven necesario que haya una intervención desde fuera para atender problemas añejos en México, como la corrupción y la seguridad”. Las declaraciones de la senadora panista Lilly Téllez, en plena cresta de la ola después de su intervención en la cadena conservadora Fox News, en la que solicitó el “apoyo” de Estados Unidos contra los cárteles en México, apuntalan esa visión. “La verdad es que si no lo agarra Estados Unidos [al Mayo], seguiría intocable bajo la protección de Morena”, ha dicho este martes, reforzando el discurso que ya esbozó en la televisión estadounidense, que le valió el calificativo de “vendepatrias” de parte del oficialismo.
No es la única en su partido. La diputada Noemí Luna también se ha servido de las palabras del antiguo líder del cártel de Sinaloa para darle un zarpazo al Gobierno de Sheinbaum. “¡Por supuesto que están nerviosos! Y por eso buscan distractores, pero ¡qué bueno que esté “cantando” el Mayo Zambada!”, ha expresado este martes. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, vendía la audiencia del capo como “una victoria histórica” para el país, que quería echarle las manos encima desde hacía años. Una victoria lo considera también la oposición mexicana que, en un intento de salir del letargo, se ha aupado al discurso con el que Donald Trump presiona a Sheinbaum para obtener resultados más contundentes en materia de seguridad a cambio de aliviar al país latino de medidas económicas más severas.
“La oposición no había sido capaz de generar un discurso alternativo [al del Gobierno] y, ahora, Estados Unidos, o al menos su presidente, le está permitiendo generar esa narrativa para posicionar algún liderazgo, como el caso de Lilly Téllez”, argumenta Javier Rosiles, politólogo de la UNAM. “No es que la oposición haya sido capaz de generar ese espacio, le ha llegado del exterior”, completa. De fondo, dice el analista, se vislumbran los comicios intermedios de 2027 y, un poco más allá, las presidenciales de 2030: entonces se pondrá a prueba el éxito de esta nueva estrategia.
Hasta ahora, la respuesta templada de Claudia Sheinbaum y su capacidad para lidiar con los amagos intervencionistas de Trump habían convertido la tensa relación bilateral en una fuente de crédito político para la presidenta, que ha manejado a su homólogo con suave mano firme. Ese territorio, hasta ahora exclusivo, pasa a convertirse en un terreno ambivalente en el que la oposición también excava en busca de las claves que le permitan recomponerse. “Es imposible que el Gobierno no salga debilitado de esta coyuntura”, indica Raúl Benítez Manaut, experto en política y seguridad norteamericana de la UNAM. “Estados Unidos tiene información, pero Sheinbaum no sabe qué tiene, nadie sabe qué está diciendo El Mayo. La capacidad de presión que puede hacer Estados Unidos es muy superior al Gobierno mexicano”, incide el investigador.
En realidad, todos avanzan a ciegas ante el escenario que han abierto los pactos de la Fiscalía estadounidense con los capos de la droga detenidos o enviados al país del norte, que han aceptado declararse culpables a cambio de sortear la solicitud de pena de muerte con la que amenazaba la dependencia pública. En el botín entregado a Trump entre febrero y agosto de este año hay más de 50 narcotraficantes, algunos de muy alto perfil, que pueden hacer caer con apenas unas palabras a muchos políticos al sur de la frontera.
Si el PAN ha aprovechado la ocasión, el partido oficialista tampoco ha evitado recordarle a la formación conservadora los vínculos con el narcotráfico del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna, condenado en Estados Unidos a 38 años de cárcel por delincuencia organizada. “Veamos las complicidades entre el crimen organizado y el Gobierno [de Felipe Calderón], por aquello de las hipocresías con las que salen ahora los panistas”, les ha arrojado la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, tomando el guante de la mandataria mexicana, que por la mañana recuperaba las palabras del director de la DEA en las que situaba al exfuncionario público al mismo nivel que al Mayo y al Chapo, otro histórico líder del tráfico de drogas en el país.
Las acusaciones abstractas se entrecruzan, cortesía de la generalidad de la frase del capo, que se estira como un chicle de un extremo a otro del espectro político. Otra cosa será, coinciden los expertos, cuando comience el goteo de nombres, si es que a alguno de los más de cincuenta detenidos les da por hablar. El escenario entonces será otro. Las actividades delictivas del Mayo se remontan a los años 80 y atraviesan Gobiernos de muy distinto color, ninguno goza de inmunidad, como ha advertido el diputado morenista Ricardo Monreal, que ya vislumbra las posibles consecuencias. “Hay una competencia entre los partidos por deslindarse de este personaje y endorsárselo al de enfrente, sin caer en la cuenta de la longevidad y transversalidad del Cártel de Sinaloa”, ha recordado este martes a compañeros y adversarios. El bumerán puede estar esperando a la vuelta de la esquina.
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