Ir al contenido
_
_
_
_

Binaifer Nowrojee: “Exigir respeto a los derechos humanos no es interferencia”

La presidenta de Open Society reacciona a las críticas de regímenes como los de Nayib Bukele y Daniel Ortega y conversa del trabajo de la organización en Latinoamérica

Binaifer Nowrojee en Ciudad de México, el 5 de agosto del 2025.
Carlos S. Maldonado

La abogada especializada en derechos humanos Binaifer Nowrojee tomó las riendas de Open Society Foundations en un año turbulento. La organización del multimillonario George Soros, una de las mayores filantrópicas del mundo, anunció en marzo de 2024 el cambio en su liderazgo y desde entonces el planeta ha dado un vuelco: Donald Trump regresó al poder en Estados Unidos, la ayuda al desarrollo se ha recortado de forma drástica, la guerra de Ucrania se ha alargado y la población de Gaza, arrinconada por la violencia israelí, se muere literalmente de hambre, mientras que Latinoamérica ve la consolidación de regímenes autoritarios. Nowrojee (nacida en Kenia en 1963 con orígenes de la India), quien esta semana visitó México y se entrevistó con autoridades de este país, admite en esta conversación el annus horribilis que le ha tocado, pero también reconoce los avances democráticos que ha habido en América Latina, reacciona a las críticas contra Open Society de parte de autócratas como Nayib Bukele y Daniel Ortega, critica la política migratoria de Trump y habla del trabajo de la organización en la región.

Pregunta. Ha sido un año muy complicado, porque muchos países, Estados Unidos entre ellos, han cortado el apoyo a programas de ayuda al desarrollo. ¿Cómo están enfrentando este reto?

Respuesta. Cuando USAID cerró, y varios beneficiarios quedaron en el olvido sin previo aviso, recibimos muchas solicitudes para cubrir este déficit, y Open Society no pudo hacerlo. Nuestro presupuesto no lo permite, pero también creo que debemos pensar más allá de simplemente cubrir ese déficit. ¿Qué oportunidades hay ahora que el modelo de ayuda, tal como lo conocíamos, ha desaparecido? ¿Cuáles son los obstáculos a nivel mundial que impiden a los gobiernos realizar esta labor sin obtener ayuda externa? Actualmente, 3.300 millones de personas viven en países donde el gobierno gasta más en el pago de su deuda que en educación y salud. Y no pueden salir de esta trampa. Por lo tanto, debemos empezar a pensar en nuevas formas que permitan que prevalezca nuestra humanidad, en lugar de un sistema de competencia.

Binaifer Nowrojee, en entrevista para El País, en Ciudad de México.

P. ¿Cómo están reenfocando su trabajo en América Latina?

R. Somos bastante optimistas en cuanto a la apertura democrática en América Latina. No es que no haya desafíos, pero lo que estamos viendo son áreas de esperanza realmente notables en diferentes ámbitos en Brasil, en Colombia y en México. Y también vemos que los países latinoamericanos comienzan a alzar la voz en temas relacionados con la deuda, la igualdad, la justicia fiscal y la justicia racial. Y vemos que los países latinoamericanos también impulsan la cooperación en lugar de la competencia. Aquellos donde hay un impulso democrático también ven solidaridad frente a la división. Me refiero a solo un ejemplo: Miro las políticas de migración en los Estados Unidos, donde los migrantes están siendo criminalizados y demonizados, y lo comparo con la forma en que México está tratando a su población migrante, donde hay apoyo a las personas que vienen de otros países, que pueden buscar aquí refugio.

P. En Latinoamérica también hay otros problemas que son un reto para Open Society. Hablo principalmente de Nicaragua y El Salvador. ¿Cómo están trabajando ahora allí?

R. Cuando trabajamos, analizamos la situación sobre el terreno y determinamos cómo hacerlo. En lugares muy cerrados, trabajamos para apoyar cualquier posibilidad de que la gente se pronuncie sobre temas de sociedad abierta. Hay personas realmente valientes, quienes están en primera línea en esas comunidades y países. Y esas son las voces que defienden los derechos humanos y que buscamos apoyar.

P. ¿Qué piensa de las críticas que han hecho presidentes como Daniel Ortega o Nayib Bukele al trabajo de Open Society? Incluso los han acusado de entrometerse en la política interna.

P. Los derechos humanos están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Y los países la han firmado. Por lo tanto, cuando exigimos a los gobiernos que la respeten, no se trata necesariamente de una interferencia. Les pedimos que cumplan los acuerdos que ellos mismos establecieron con los estándares de la ONU. Pero el trabajo en derechos humanos es un trabajo político. Se les pide a los gobiernos que dejen de violar los derechos humanos. Se les pide que cumplan sus acuerdos, que defiendan el respeto al Estado de derecho. Por eso, obviamente, a veces se considera un tema muy polémico. Se nos acusa de apoyar a la oposición política o de intentar derrocar a un gobierno, pero, en esencia, Open Society Foundation defiende una cosa: que toda persona, sin importar quién sea ni dónde se encuentre, es un ser humano y tiene garantizados ciertos derechos.

Binaifer Nowrojee, presidenta de Open Society.

P. Uno de los temas que ustedes han apoyado en estos países complicados políticamente es la libertad de expresión y el apoyo a la prensa independiente. Sin embargo, han hecho recortes. ¿Cómo está ese tema ahora?

R. La libertad de expresión es el principio fundamental de cualquier sociedad. Y no se trata tanto de recortar la ayuda exterior, sino de que la gente cree ese espacio. Y creo que lo que estamos viendo ahora, con el fin de esa ayuda y los gobiernos occidentales que optan por aumentar la asistencia militar o a sus propias poblaciones, es que debemos encontrar nuevas y diferentes formas de trabajar que apoyen la libertad de expresión. Y algunas de estas cosas no requieren dinero, sino valentía, conexión, solidaridad y apoyo de otras maneras. Y creo que ese es el reto para nosotros ahora, en este mundo cambiante: pensar cómo apoyar a quienes alzan la voz.

P. ¿Eso significa que mantendrán el apoyo a medios independientes de Nicaragua o El Salvador?

R. Parte de nuestro trabajo consiste en apoyar a pequeños medios de comunicación independientes, en impulsar estándares en torno a la libertad de expresión, pero creo que también hay que tener en cuenta cómo está cambiando el mundo. Los gobiernos han impuesto muchas restricciones a las organizaciones no gubernamentales y aún más restricciones a la financiación extranjera y a su capacidad de movilización. Por lo tanto, debemos pensar en diferentes maneras de organizar a las personas y cómo podemos apoyarlas. El trabajo de Open Society es un trabajo de solidaridad con otras personas con ideas afines, que comparten los mismos valores. Parte de esto se logra mediante la concesión de subvenciones, pero no solo eso; otra parte se logra mediante la promoción, la exposición de espacios donde se producen violaciones.

P. Pensábamos que las organizaciones de la sociedad civil eran valiosas para mantener las instituciones democráticas, pero parece que esta idea está cambiando. ¿Qué papel deben jugar ahora las organizaciones civiles?

R. Cuando se establecieron las bases de la sociedad abierta desde el principio, nuestra teoría del cambio consistía en que si apoyábamos a los grupos de la sociedad civil, el mundo estaría bien, porque estos grupos exigirían cuentas a sus gobiernos. Y creo que lo que ha quedado claro es que en este momento necesitamos que los gobiernos proporcionen servicios y subsidios y desempeñen un papel activo. Una de las cosas que ha hecho el sistema neoliberal es vaciar las instituciones gubernamentales, y los gobiernos ya no pueden realizar las tareas que se supone que deben hacer. En realidad, no tienen la capacidad, no tienen la imaginación, no tienen los recursos financieros. Es demasiado simplista decir que la sociedad civil puede salvar a los gobiernos de sí mismos, cuando estos deben ser parte integral de la sociedad civil, al igual que el sector privado. Sin embargo, necesitamos repensar la relación entre todas estas fuerzas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de EL PAÍS México. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica, temas de educación, cultura y medio ambiente.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_