¡Dejemos de ser cómplices del genocidio en Gaza!
La UE debe tomar ya la decisión de sancionar a Israel por sus múltiples violaciones en la Franja del derecho internacional


Si sobreviven a los ataques de Donald Trump, los tribunales internacionales no dictarán su veredicto definitivo hasta dentro de varios años. Pero para todos aquellos que tienen oídos para oír y ojos para ver, ya no hay lugar a dudas: lo que está cometiendo actualmente el Gobierno israelí en Gaza es un genocidio, al masacrar y matar de hambre a la población civil tras haber destruido sistemáticamente todas sus infraestructuras. Y son graves, masivas y repetidas violaciones del derecho internacional y del derecho internacional humanitario las que cometen cada día los colonos y el ejército israelí en Cisjordania y en Jerusalén Este.
Quienes no actúan para poner fin a este genocidio y a estas violaciones del derecho internacional, a pesar de tener la posibilidad de hacerlo, se convierten en cómplices. Este es, lamentablemente, el caso de los actuales dirigentes de la Unión Europea y de aquellos de sus Estados miembros que se niegan a sancionar a Israel a pesar de que la Unión Europea tiene la obligación jurídica de hacerlo.
Si la Unión Europea y sus Estados miembros decidieran hacer uso de ella, dispondrían de numerosos instrumentos para influir de manera significativa en la actitud del Gobierno israelí. La UE y sus Estados miembros son el principal socio comercial, inversor y de intercambio de personas de Israel. También son uno de sus principales proveedores de armas. Por último, el acuerdo de asociación entre la UE e Israel, establecido en 2000 a raíz de los acuerdos de Oslo, es el más favorable de todos los celebrados por la UE con terceros países. Además de la exención de derechos de aduana sobre sus exportaciones de bienes y servicios y de visados para sus ciudadanos, da acceso a Israel a varios programas europeos importantes, como Horizonte o Erasmus.
Sin embargo, este acuerdo está condicionado en su artículo segundo al respeto por parte de Israel del derecho internacional y de los derechos humanos fundamentales. Por lo tanto, suspenderlo o mantenerlo no es una decisión que la Unión Europea pueda tomar de forma discrecional. Después de que el Consejo de Asuntos Exteriores haya constatado que Israel no respeta estos derechos, los dirigentes de la Unión tienen ahora la obligación jurídica de suspender este acuerdo. De lo contrario, también violarán el Acuerdo de Asociación con este país.
Sin embargo, a pesar de todos mis esfuerzos en este sentido cuando era alto representante de la Unión y a pesar del dramático agravamiento de la situación humana en Gaza y de la multiplicación de las violaciones del derecho internacional en Cisjordania en los últimos meses, la Unión Europea y la mayoría de sus Estados miembros no han utilizado hasta ahora ninguno de los medios de presión sobre el Gobierno israelí que tienen a su disposición.
Por ello, ante la intransigencia del Gobierno de Benjamín Netanyahu, la UE no ha logrado, desde hace más de año y medio, hacer valer ni su compromiso con los derechos humanos fundamentales, ni su defensa del derecho internacional y del multilateralismo, ni su posición tradicional a favor de la solución de los dos Estados. Esta inacción ya ha perjudicado gravemente la posición geopolítica de la UE y de sus Estados miembros, no solo en el mundo musulmán, sino en todo el mundo. La diferencia manifiesta entre la firme reacción de las instancias europeas ante la agresión rusa contra Ucrania y su pasividad ante la guerra en Gaza ha sido ampliamente utilizada por la propaganda de Vladímir Putin contra la UE. Y con éxito, como se ha visto especialmente en el Sahel. Este doble rasero europeo también ha debilitado considerablemente el apoyo a Ucrania en muchos países en desarrollo.
Al persistir en no suspender el acuerdo de asociación, a pesar de que Israel lo ha violado claramente; en no bloquear las entregas de armas a este país, a pesar de los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Gaza; en no prohibir las importaciones procedentes de los asentamientos ilegales, a pesar de las decisiones en este sentido del Tribunal Internacional de Justicia; al no sancionar a los ministros y dirigentes políticos israelíes que profieren declaraciones genocidas; al no prohibir a Benjamín Netanyahu utilizar el espacio aéreo europeo, a pesar de la orden de detención dictada por el Tribunal Penal Internacional; al no apoyar a los jueces de dicho tribunal y a los responsables de las Naciones Unidas sancionados por Estados Unidos, la Unión Europea y sus Estados miembros se desacreditan ante los ojos del mundo y desacreditan el derecho internacional y el orden multilateral que se supone que deben defender. Mientras es atacada en el Este por Vladímir Putin y en el Oeste por Donald Trump, la Unión Europea agrava así su aislamiento al aislarse del resto del mundo.
Probablemente, los dirigentes de la Unión Europea y de sus Estados miembros tendrán que rendir cuentas en el futuro por su complicidad en los crímenes contra la humanidad cometidos por el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Y, con la perspectiva del tiempo, los europeos juzgarán sin duda con severidad su ceguera ante el genocidio que se está produciendo. Sin embargo, es urgente limitar los daños desde ahora mismo. La Unión Europea y sus Estados miembros deben decidirse por fin a sancionar sin más demora a Israel. Es el único lenguaje que puede llevar a los dirigentes israelíes a poner fin a sus crímenes contra la humanidad.
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