La radiografía del voto judicial muestra las fisuras de Morena
El obradorismo se confrontó en una lucha encarnizada de traiciones y alianzas, al tiempo que, en silencio, una parte de la ciudadanía votó por un poder judicial independiente


Hasta ahora, los análisis de la elección judicial se han centrado en asumir que Morena logró imponer una Suprema Corte a modo mediante la instrucción homogénea de votar por un listado predefinido de candidatos. Sin embargo, los datos muestran que algo mucho más complejo ocurrió en el territorio.
Utilizando un algoritmo de aprendizaje no supervisado para la partición de un conjunto de datos en grupos mutuamente excluyentes, identifiqué los patrones de votos que se observaron a nivel nacional en las 71.000 secciones electorales. Si Morena efectivamente dictó las mismas instrucciones en todo el territorio, se esperaría que mi algoritmo identificara un solo patrón de votación dominante. No fue así.
Por el contrario, mi algoritmo muestra la existencia de siete movilizaciones distintas. En el territorio, Morena no logró un voto homogéneo, sino que maquiló una serie de desobediencias estratégicas para movilizaciones dispares. Desde aquellas que trabajaron solo por colocar un subconjunto de ministros, hasta las que lo hicieron para instrumentar una presidencia distinta o en compañía de grupos opositores.
Tampoco es verdad que el votante haya sido obediente a los designios de Morena en todo el país. El 31% de las secciones fueron ganadas por un patrón de voto orgánico que sustituyó a las figuras más oscuras del listado oficial por candidatos que llamaron la atención del votante en redes sociales.
Así, la elección judicial fue quizá la radiografía más exquisita que existe hasta ahora del contorno que siguen las fisuras internas del obradrorismo y sus simpatizantes. Pero también de los nuevos alineamientos opositores que se están gestando de la mano de militantes del partido. Caballos de Troya.
El patrón de voto más organizado, al que llamaré oficial, incluía la movilización en favor de los nueve ministros oficialistas, asegurándose de que Hugo Aguilar y Lenia Batres fueran los punteros, como ocurrió.
Mi algoritmo lo identifica como el patrón más común de voto en el 30% de las secciones electorales del país. En Baja California Sur, Hidalgo, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa y Tlaxcala, el acordeón oficial resultó triunfador en la mayoría de las secciones. En el resto de los estados surgieron desobediencias importantes ante el patrón oficial.
Morena versus Morena
Quizá la movilización más notable fue el intento por favorecer la presidencia de Yasmín Esquivel en el sur del país. En Chiapas, Guerrero y Tabasco, los datos muestran que entre el 37% y el 30% de las secciones tuvieron un patrón de votación que dejó a Lenia Batres en cuarto lugar, favoreciendo un alineamiento que llamo Esquivel oficial, pues incluía a los nueve ministros del acordeón oficial, pero poniendo en los primeros lugares a Esquivel y a Hugo Aguilar.

Este patrón también cobró fuerza en el centro de Tamaulipas y las partes rurales de Campeche, Puebla y Yucatán.
Es interesante que en estas secciones Arístides Guerrero, mejor conocido como el “ministro chicharrón”, quedó en tercer lugar. Un resultado inesperado considerando que a nivel nacional quedó en penúltimo lugar de votos. Cabe destacar que en enero de este año, Arístides fue nombrado “representante del Gobierno de Chiapas” por el gobernador del Estado. No puede descartarse que el candidato haya trabado un acuerdo de movilización en la zona sur que, de algún modo, pudo incluir a Esquivel.
De hecho, la dupla Esquivel-Guerrero también obtuvo una cantidad anómala de apoyos en el altiplano potosino y en Tierra Caliente. Esto es, en el noroeste de San Luis Potosí y la colindancia entre Michoacán y Guerrero. En dichas zonas, otra candidata que también tuvo buena votación fue Ana María Ibarra, quien fuera socia del despacho de Arturo Zaldívar. En total, Esquivel, Guerrero e Ibarra se llevaron el 45% de los votos válidos en esas zonas.

Además de los patrones anteriores, se observó otro adicional, sobre todo en Durango y Veracruz, en donde los movilizadores aparentemente concentraron sus esfuerzos en posicionar solo a Hugo Aguilar y Lenia Batres, dejando el resto de los votos libres.
A este patrón lo llamo Oficial simplificado y su razón de existencia en sencilla: movilizar en favor de nueve personas es demasiado complejo. El partido simplemente no tiene el ancho de banda necesario para movilizar una elección local y judicial al mismo tiempo. En Veracruz y Durango al menos el 81% de las secciones vieron un patrón de voto simplificado.
Voto orgánico
El patrón de voto más interesante de la elección judicial fue completamente inesperado: un movimiento orgánico de votantes que decidieron favorecer a candidatos independientes con buena presencia en redes sociales. En el 31% de las secciones se observó un patrón de voto al que llamo orgánico y que favoreció a Isaac de Paz, Natalia Téllez y Federico Anaya.
Los primeros dos candidatos eran los mejores calificados de la herramienta de evaluación que yo misma diseñé y promoví en mis redes sociales. El tercero fue abogado del Centro de Derechos humanos Fray Bartolomé de las Casas en Chiapas y tuvo muy buena recepción entre votantes simpatizantes de las causas populares.
Además de estos tres, los votantes de este patrón también favorecieron a los candidatos oficiales más asociados con el obradorismo: Hugo Aguilar, Lenia Batres, María Estela Ríos –también conocida como la abogada de López Obrador– y Loretta Ortiz –quien hizo campaña identificándose como “fundadora de Morena”.
El patrón orgánico fue extremadamente exitoso en zonas urbanas. De acuerdo con los resultados de mi algoritmo, este patrón explica el voto en el 84% de las secciones de la Ciudad de México, el 62% de Morelos, el 59% del Estado de México, el 55% de Querétaro y el 53% de Jalisco. También arrasó en Mérida y Tijuana.

Quizá lo más importante de este patrón es que demuestra que, en áreas urbanas, el votante morenista no cree en votar por personas cuyo valor principal es el partidismo, aun si no parecen compartir un verdadero compromiso con la justicia social. Los perfiles del acordeón oficial que fueron castigados por el voto orgánico fueron Arístides Guerrero (el ministro chicharrón), Giovanni Figueroa (supuestamente cercano a Zaldívar), Irving Espinosa (consejero de Ernestina Godoy) y Sara Irene Herrerías (cercana a Gertz Manero).
Movimientos opositores
Aún más asombroso es que, a pesar de que los partidos opositores en público dijeron que no saldrían a votar, el algoritmo muestra al menos dos claros patrones de votación asociados con Estados gobernados por la oposición.
El primero, al que llamo imperfectamente Sánchez Cordero - Mosri”, ocurrió en los estados de Nuevo León, Querétaro y el sur de Coahuila, gobernados por Movimiento Ciudadano, el PAN y el PRI.
En estos Estados, una buena cantidad de los votos favorecieron a Paula García-Villegas Sánchez-Cordero (hija de la senadora morenista Olga Sánchez-Cordero), Sergio Molina (cuya esposa trabaja con Yasmín Esquivel) y a Zulema Mosri (cuyo esposo es Miguel Macedo de la Concha, procurador de Vicente Fox).
En las secciones donde se vivió esta movilización, el voto por Sánchez-Cordero, Mosri y Molina fue suficiente para que los tres ganaran posiciones en la Suprema Corte. Además, también se observó una preferencia por que Yasmín Esquivel fuera la presidenta de la Suprema Corte y una fuerte caída en el voto de Lenia Batres, quien tuvo casi los mismos votos que Paula Sánchez-Cordero.
Algunos análisis apuntaron a que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, había distribuido el acordeón oficial en apoyo a Sheinbaum. Sin embargo, los datos muestran que en el territorio sucedió algo distinto.

La segunda movilización asociada con Estados opositores, que llamo Sodi-Morales, ocurrió en el norte de Coahuila y Aguascalientes, Estados gobernados por el PRI y el PAN. Esta incluyó apoyos a algunas figuras del acordeón oficial, pero también de manera muy notable a Ricardo Sodi, Marisela Morales y Dora Martínez, alias “Dora la transformadora”.
Estos tres candidatos casi no tuvieron apoyo en el resto del país, pero en estas secciones acumularon el 12% del voto válido. Sodi es cercano al PRI del Estado de México e hijo menor de Manuel Sodi, un reconocido político que se casó con una reina de belleza de Aguascalientes. Morales fue procuradora de Felipe Calderón. Dora Martínez es directora de asuntos electorales de Televisa.
Además del apoyo a los tres candidatos anteriores, esta movilización se caracterizó por rechazar fuertemente a Lenia Batres y a Irving Espinosa, el asesor de Ernestina Godoy.
Nótese que el único Estado en donde observamos dos movilizaciones opositoras, además de la morenista, es Coahuila. Esto explica que haya sido el Estado con mayor participación, logrando que el 25% del censo electoral acudiera a las urnas.

Disputa por la presidencia
Hugo Aguilar ganó la presidencia no solo porque la movilización oficial lo tuvo en los primeros lugares, sino porque, al parecer, las secciones que favorecieron la presidencia de Esquivel también tenían interés por castigar a Batres. Ni Batres ni Esquivel tenían nada en contra de Aguilar. En cierta forma él ganó porque quedó en medio de ellas.
Todo lo anterior conjura la existencia de una pugna entre los futuros miembros de la Suprema Corte. Con una facción abanderada por Esquivel y otra, por Batres, siendo Aguilar el punto de mediación. Figuras como Guerrero y Figueroa muy probablemente gravitarán hacia el ala Esquivel. En cambio, Ríos seguramente estará del lado de Batres.
Hay algo más: la elección demostró que existe una oposición orgánica al morenismo conformada por personas que se identifican con la izquierda, pero no están de acuerdo con algunas de las decisiones más pragmáticas que Morena ha tomado. Esta oposición nacerá en las grandes ciudades y se volverá importante en futuras contiendas presidenciales. Habrá que darle seguimiento.
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