El exilio invisible de la MS-13 en México
En los últimos tres años han sido detenidos 42 integrantes de la pandilla salvadoreña en territorio mexicano, uno de los refugios ante el régimen de excepción de Bukele, y donde ya tenían vínculos antiguos con carteles como los Zetas o Sinaloa
Una tarde calurosa de mediados de marzo, Largo camina con una pequeña bolsa negra en las manos. Su figura, alta y delgada, se balancea con la alegría de un niño que lleva un juguete nuevo. Pero Largo no es un niño. Es un pandillero de 30 años de la Mara Salvatrucha 13. Y lo que trae en sus manos no es un juguete, sino agujas nuevas y tinta para tatuar. Largo está prófugo de la justicia en El Salvador y se esconde desde hace varios años en la ciudad de Tapachula, en el estado sureño de Chiapas, México. Ha dejado atrás su vida pandillera y ahora intenta pasar desapercibido como tatuador.
Largo ha encontrado en esta inhóspita ciudad fronteriza un lugar para sobrevivir, esconderse y rehacer su vida lejos de las cárceles salvadoreñas que reclaman su nombre. Al igual que él, cientos de pandilleros de la MS-13 y del Barrio 18 han llegado hasta acá en los últimos tres años, luego de que el Gobierno del presidente Nayib Bukele emprendiera la persecución contra las pandillas: el régimen de excepción.
Aunque la MS-13 y Barrio 18 tienen más de dos décadas con presencia en México, la represión de Bukele iniciada en 2022 provocó un éxodo hacia este país, así como hacia Honduras, Guatemala, Estados Unidos e incluso países de Europa. Los pandilleros usaron las mismas rutas ya establecidas por la diáspora salvadoreña que durante décadas huyó de ellos y aprovecharon los mismos caminos.

Por eso ahora Largo está feliz. Ha conseguido materia prima para ganarse la vida con un perfil bajo. Atrás quedaron los días en los que era un hombre poderoso que vivía de extorsionar a los pequeños comerciantes de su colonia en San Salvador. Aquí vive en un ecosistema criminal con animales muchísimo más grandes que su pandilla. Aquí gobiernan los cárteles de la droga. Específicamente el cártel de Sinaloa y cártel Jalisco Nueva Generación. Y Largo lo sabe.
—Con esto ya tengo para ganarme unos 500 pesos (unos 25 dólares) con un tatuaje. ¿No querés que te haga uno a vos? —pregunta Largo.
El régimen de excepción empezó el 27 de marzo de 2022, cuando Bukele llevaba ya casi tres años en el poder. Lo que se pensó como una medida excepcional, se ha renovado ya 36 veces y se ha establecido como una norma. La medida comenzó luego de una masacre que dejó 87 personas asesinadas en un fin de semana, tras la ruptura de las negociaciones secretas entre el gobierno y las pandillas que mantenían las cifras de homicidios en niveles históricamente bajos.
Desde entonces, Bukele ordenó sacar a la policía y al ejército a capturar a todo lo que oliera a pandillas. Y lo logró: hasta la fecha ha capturado a más de 85.000 personas, entre ellas miles de inocentes cuyo único delito era vivir en una comunidad bajo control criminal, según las denuncias de organizaciones civiles y la comunidad internacional.
“No te vayas a rajar”
Hace ocho meses, Largo no se dedicaba a tatuar. Trabajaba como mesero en un restaurante a la orilla del mar en Puerto Madero, una de las principales playas de Tapachula. Llegó a finales de 2022. Ahí atendía a los clientes con agilidad y, además del salario de 200 pesos diarios, se ganaba una que otra propina.
Tan buen mesero era que, dice, un cliente le ofreció un nuevo trabajo. Lo recuerda como un hombre gordo, de cabeza medio calva y acento ranchero. Le dijo que lo veía joven y con energía, y le ofreció cuidar su rancho a unos kilómetros de ahí. Durante dos meses, Largo lo mantuvo limpio y, cada vez que llegaba el patrón con sus amigos, se encargaba de que sus vasos estuvieran rebosantes y bien fríos.
Pero una noche vio llegar lanchas de las que unos hombres descargaban paquetes y los escondían en la casa de playa. El patrón se le acercó y le dijo: “Aquí ya sabes en lo que andamos, así que no te vayas a rajar”. De madrugada, Largo escapó del rancho y se fue a vivir al centro de la ciudad.
—El pedo es que si me meto con ellos, o me matan o me agarran. Y no quiero ninguna de esas dos. Si me agarran, me mandan para El Salvador, al CECOT (la megacarcel de Bukele). Y si me matan, pues, se acabó todo —dice.
La mayoría de pandilleros que huyeron de El Salvador, al igual que Largo, ahora viven en barrios marginales, sin papeles y escondiendo sus tatuajes. Largo se ha cubierto los suyos y dice que ha ayudado a otros a tapárselos con tatuajes artísticos.
—Antes andar las letras (MS) era un gran orgullo. Ahora lo mejor es tapárselas para no buscar pedo.
Pero no todos dan por terminada su vida criminal. Muchos se dedican al narcomenudeo o al sicariato al servicio de los cárteles. Ahora en México hay pandilleros, no pandillas. Pero no todo el tiempo fue así.

‘Programa México’
La presencia de la MS-13 en México no es nueva. Al menos desde principios de los 2000 ya se encontraban en la ruta migrante, principalmente en Tapachula. Durante varios años, controlaron un tramo de la ruta del tren conocido como La Bestia, sobre cuyo lomo viajan miles de migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos. Activistas, ciudadanos de Tapachula y pandilleros veteranos aseguran que la Mara extorsionaba a los migrantes cuando iban sobre el tren, y a quienes no pagaban los tiraban sobre las vías. Muchos de ellos fueron mutilados y otros murieron. Este poder duró al menos hasta 2005, cuando el huracán Stan destruyó parte de las vías del tren en la zona de Tapachula.
Sin embargo, durante la segunda década de este siglo, la MS-13 reforzó su presencia creando el llamado Programa México, un conjunto de células bajo un mismo control dentro de la pandilla. La creación de este programa no fue casualidad.
Según cuatro informes de inteligencia de la Policía Nacional Civil (PNC) en poder de El PAÍS, en 2013 la MS-13 decidió crear el programa como una suerte de cuartel para exiliar a varios de sus líderes ante la inminente ruptura de la tregua que sostenían con el gobierno del expresidente Mauricio Funes. Los informes detallan que, además de extender su poder fuera del territorio, la pandilla buscaba incrementar el tráfico de droga y armas estableciendo conexión con cárteles mexicanos como Los Zetas y el Cártel de Sinaloa.
Los mismos informes señalan que para entonces se envió a varios pandilleros a liderar el programa y se puso como cabeza a Francisco Javier Román Bardales, alias Veterano de Tribus, y como sus principales lugartenientes a Jorge Alexander de la Cruz, alias Cruguer de Peatonales, y a Marlon Antonio Menjívar Portillo, alias Mary Jane. Con el tiempo, la cúpula en México se fue extendiendo, al igual que su número de soldados.
Uno de los documentos confidenciales, elaborado por la División de Análisis y Producción de Inteligencia, de 2019, contiene una serie de eventos documentados sobre las actividades de la pandilla relacionadas con otras estructuras criminales en la región. Por ejemplo, entre junio de 2015 y mayo de 2018, la pandilla recibió entrenamiento militar y cursos de francotirador por parte de Kaibiles guatemaltecos vinculados al crimen, así como de exmilitares pertenecientes al cártel de Los Zetas. Además, destinaron 600.000 dólares para comprarles armas a estos últimos.
Una operación fiscal llamada Operación Jaque, ejecutada en 2016, también documenta al menos una reunión de líderes de la MS-13 del Programa México con representantes del Cártel de Sinaloa, entre ellos presuntamente Joaquín El Chapo Guzmán, ahora preso en Estados Unidos.
Otro informe del Centro Antipandillas Transnacional (CAT) señala que, para 2022, la MS-13 tenía presencia en siete estados de México: Chiapas, Tabasco, Veracruz, Tamaulipas, Estado de México, Guanajuato y San Luis Potosí. Las mismas autoridades detallan que la MS-13 decidió ocultarse en México porque el principal problema en este país son los cárteles, mientras que las pandillas son un mal menor.

En los últimos años, sin embargo, las autoridades mexicanas han incrementado las detenciones de pandilleros. Solo entre marzo de 2022 y marzo de 2025 han sido detenidos 42 pandilleros de la MS-13 en territorio mexicano, según un recuento hecho por EL PAÍS.
Entre los detenidos figuran pesos pesados, como Élmer Canales Rivera, alias El Crook de Hollywood. Crook era solicitado por Estados Unidos desde 2022, porque se suponía que debía estar pagando una condena en El Salvador. Sin embargo, fue detenido el 9 de noviembre de 2023, presuntamente en Tapachula. Una investigación periodística de El Faro señaló que el líder pandillero fue liberado por el Gobierno de Bukele como parte de un pacto previo a instaurar el régimen de excepción.
Otros líderes de la cúpula de la MS-13 detenidos recientemente en México son José Wilfredo Ayala, alias El Indio de Hollywood, también pedido en extradición por Estados Unidos y capturado el 19 de abril de 2023, y Francisco Javier Román Bardales, El Veterano, el líder del Programa México, capturado el pasado 17 de marzo de este año.
No hay una cifra exacta de cuántos pandilleros han ingresado a México desde que inició el régimen de excepción. A mediados de 2022 las autoridades de Tapachula solo alertaron de un incremento, sin dar más detalles. Mientras limpia su vieja máquina de tatuar, Largo recuerda los tiempos en que fue un poderoso pandillero.
—Antes, te digo, controlábamos todo el país. La gente nos tenía un gran pánico, ¿me entendés? Pero ahora, aquí, hay que saber vivir la vida. Toda eso ya quedó atrás. Ahora los policías municipales me extorsionan a mí. Pasé de ser el extorsionador, a ser el extorsionado.
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