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La recogida puerta a puerta se abre paso en el País Vasco

Pequeñas localidades guipuzcoanas ejecutan un modelo eficiente de gestión selectiva de residuos urbanos

Un vecino de Usurbil (Gipuzkoa) en frente al sistema de reciclaje puerta a puerta del pueblo en julio.

La recogida de residuos puerta a puerta, implantada en pequeños municipios del País Vasco, se ha revelado como un modelo eficiente para la gestión integral de los residuos urbanos. Pero no todos lo han acogido con la misma confianza y determinación. El sistema exige la implicación de los vecinos, una gran dosis de civismo y mucha disciplina. Las localidades guipuzcoanas de Usurbil (7.000 habitantes) y Pasaia (16.000) representan las dos caras de una misma moneda. La primera puso en marcha la recolección selectiva de basura en las viviendas hace más de tres lustros, bajo el gobierno de EH Bildu, y hoy presume de ser un ejemplo de éxito: las tasas de reciclaje superan el 80%. La segunda lo revirtió en 2015 tras un pacto entre PSE-EE y PNV y recuperó los contenedores tradicionales. Su cuota retrocedió del 70% al 47%.

Usurbil, pueblo costero a 10 kilómetros de San Sebastián, lleva a gala ser pionero dentro de la comunidad autónoma en la recogida domiciliaria organizada de la basura. Su fórmula es personalizada y para los vecinos no deja de ser engorroso: tienen que separar los residuos y depositarlos en los cubos correspondientes, colgados en los portales en días específicos. Cuentan con cinco bolsas: amarilla para el plástico, verde para el vidrio, azul para papel y cartón, marrón para el orgánico y verde para la fracción llamada “resto”.

La implantación de este sistema no fue fácil. Estuvo acompañada por una polémica de grandes dimensiones, y no solo entre los vecinos. La basura salpicó a la política y abrió una brecha entre EH Bildu y los demás partidos del País Vasco, en buena medida por la multas a las que se exponían aquellos ciudadanos que no reciclaran correctamente. Muchos se quejaban de ser “esclavos de la basura” y de estar “obsesionados” con la correcta separación de los residuos, ya que se enfrentaban a multas de entre 60 y 1.500 euros.

Ya fuera por claro convencimiento o por miedo a las sanciones, el resultado fue espectacular: en apenas cuatro meses, la tasa de reciclaje pasó del 28% al 82%. Con el paso del tiempo, Idoia San Salvador, dueña de un bar y nacida y criada en Usurbil, considera que sistemas como este son necesarios: “Yo creo que vale la pena tardar 20 segundos más en separar la basura si luego se logran los resultados que tenemos aquí. Solo tenemos un planeta, ¡hay que cuidarlo!“. El municipio se ha mantenido entre los más eficientes de Guipúzcoa en materia de gestión de residuos, con porcentajes de recogida selectiva que oscilan entre el 80% y el 84%, según datos de la Mancomunidad de San Marko, entidad responsable de gestionar los residuos de los municipios de la costa noreste de Guipúzcoa.

Otras localidades como Hernani, Oñate, Rentería o Lezo siguieron la estela de Usurbil. Pero el modelo generó también rechazo. Pasaia, en la costa oriental de Guipúzcoa, escogió un camino diferente. Aunque durante un tiempo aplicó el modelo puerta a puerta y llegó a alcanzar una tasa de reciclaje cercana al 70%, en 2015 el sistema fue eliminado tras años de protestas vecinales y cambios políticos. El informático Jon Aizpurua, vecino de Pasaia desde hace 22 años, relata su experiencia: “Con el puerta a puerta andaba todo el rato pendiente y con miedo de si me había equivocado de contenedor. No debería estar así por algo tan simple como tirar la basura”.

Los contenedores pertenecientes al sistema puerta a puerta en un portal de Usurbil (Gipuzkoa) en julio.

Pasaia optó entonces por utilizar el modelo del quinto contenedor, para el orgánico, que necesita de una tarjeta con chip para abrirlo y para identificar a aquellos que le den uso. Desde 2015, la cantidad de basura reciclada fue en descenso, y en 2023, cayó al 47%, es decir, más de un 20% en ocho años. La localidad se convirtió en uno de los municipios que menos reciclaban del territorio. Un estudio del Consorcio de Residuos GHK reveló además que el 74% de los residuos depositados en el contenedor gris, para el resto no reciclable, eran recuperables. Estaba repleto de materia orgánica, papel y envases, que deberían haber sido separados en origen.

Ante esta situación, el Ayuntamiento de Pasaia lanzó en enero de este año una campaña intensiva de concienciación ciudadana bajo el lema Reciclar para transformar. A través de visitas domiciliarias, puntos informativos móviles y materiales didácticos, buscó revertir la tendencia negativa. Los primeros resultados llegaron en primavera: entre enero y abril, la tasa de reciclaje creció del 48% al 51,4%. Aun así, Pasaia sigue lejos de los niveles alcanzados cuando aplicaba el sistema puerta a puerta.

Teo Alberro (EH Bildu), su alcalde desde 2023, explica que “el puerta a puerta es un sistema extremadamente eficiente” que “debería estar vigente en todos los municipios de Euskadi”. ¿Por qué no se vuelve a implementar? Alberro argumenta con gesto serio: “Podríamos recuperarlo, pero marear a los vecinos poniéndolo y quitándolo dependiendo del partido que gobierne solo va a enfadarlos y a hacer que desconfíen del sistema. Lo que queremos hacer ahora es conseguir el mejor uso posible del quinto contenedor, pero es más difícil”.

Un contenedor de basura orgánica con funcionamento a base de chip en Pasaia (Gipuzkoa) en julio.

Otro de los problemas de no tener un sistema de reciclaje eficiente son los costes asociados al tratamiento del la basura no separada, que han aumentado considerablemente: solo en 2024, este último municipio destinó 625.000 euros, un 12,5% de su gasto total de bienes y servicios, a gestionar residuos que podrían haber sido reciclado si en los hogares se hubieran clasificado correctamente. Tratar a la basura con un poco de atención afecta al medio ambiente y también a los bolsillos de los ciudadanos.

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