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Trump vuelve a atacar a los mandatarios europeos: “Son unos débiles”

El presidente de Estados Unidos arremete contra la política “autodestructiva” de inmigración en Europa durante una entrevista para ‘Politico’. También reclama a Zelenski que responda a su plan de paz en cuestión de “días”, según el Financial Times

Macarena Vidal Liy

Donald Trump ha vuelto a dejarlo claro: la Europa multicultural y de valores democráticos solo le provoca desdén, en el mejor de los casos. Para él, la variedad de voces no es algo positivo, sino un síntoma de “decadencia” y “debilidad” en un continente que se está “autodestruyendo” por su tolerancia hacia la inmigración. En momentos en los que se recrudecen las acometidas de Rusia en Ucrania y está por decidirse si finalmente se abre una nueva fase de negociación para poner fin a la guerra, el presidente estadounidense ha dejado claro que puede retirar el apoyo que le daba a Kiev. Y, en América Latina, avisa que podría ampliar sus operaciones antidroga a México y Colombia, mientras reitera sus amenazas de acciones en territorio de Venezuela.

En una entrevista de 45 minutos concedida a Politico, grabada el lunes y publicada este martes, el republicano deja clara su visión del mundo. Y que la agresiva Estrategia Nacional de Seguridad que su Administración publicó la semana pasada no es flor de un día, un accidente o un panfleto mal escrito del que se pueda hacer caso omiso. Aunque es dudoso que el presidente estadounidense haya participado directamente en su redacción, el documento de prioridades geopolíticas refleja la manera de pensar de Trump.

Esa Estrategia asegura que Europa afronta la destrucción de su civilización debido a una inmigración masiva que -en opinión de la Administración republicana- en dos o tres décadas habrá hecho que en algunos países del continente la población blanca autóctona pase a ser una minoría. También propone “cultivar la resistencia” y apoyar a líderes políticos de ideología afín a la trumpista, mientras se muestra mucho menos crítica hacia la Rusia de Vladimir Putin. Declara a América Latina como su gran prioridad y añade que su intención es ejercer su hegemonía en la región, mientras rebaja la rivalidad que había declarado en ediciones pasadas hacia China.

En sus declaraciones a Politico, en ocasiones poco hiladas, el presidente estadounidense reserva sus mayores críticas -como en la Estrategia de Seguridad Nacional- a Europa, hasta llegar al insulto. “Son débiles”, asegura Trump acerca de los líderes del continente. Algunos de ellos, según él, son “verdaderamente estúpidos”. “Quieren ser tan políticamente correctos”, asegura. “No saben qué hacer… Europa no sabe qué hacer”.

“No tengo una visión para Europa. Todo lo que quiero es ver una Europa fuerte”, sostiene. Y agrega: “Se supone que soy una persona muy inteligente, puedo… tengo ojos. Tengo oídos. Sé cosas. Sé muchísimas cosas. Veo lo que está ocurriendo. Recibo informes que ustedes nunca verán. Y creo que es horrible lo que está pasando en Europa”.

Sí resalta que continuará su política de apoyo a los políticos y partidos de su línea ideológica en Europa. “Apoyaría”, confirma. “Ya he apoyado a gente, aunque gente que no le gusta a muchos europeos. He apoyado a Viktor Orbán”, el autoritario primer ministro húngaro, del que declara admirar su política de cierre de fronteras.

Precisamente, apunta a la tolerancia y la política benévola hacia la inmigración como lo que considera la mayor equivocación en el continente: “Si sigue por ese camino, Europa no será… en mi opinión… muchos de esos países dejarán de ser viables. Su política migratoria es un desastre. Lo que están haciendo con la inmigración es un desastre. Nosotros teníamos un desastre en marcha, pero yo lo pude impedir”. El estadounidense pone como ejemplo del supuesto caos generado por la inmigración a dos de las grandes metrópolis europeas, París y Londres. En este último caso, se muestra particularmente desdeñoso hacia el alcalde musulmán de la capital británica, Sadiq Khan, hijo de inmigrantes paquistaníes y cuya victoria en las elecciones atribuye al alto número de inmigrantes. “Solo resulta elegido porque ha entrado tanta gente. Ahora votan por él”, sostiene.

Preguntado si esa supuesta trayectoria europea provocaría que el Viejo Continente dejara de ser aliado de Washington, Trump respondía: “Depende. Cambiarán su ideología, evidentemente, porque la gente que llega tiene una ideología completamente diferente. Pero les va a hacer mucho más débiles”.

Trump suele ufanarse de que ha detenido en seco la inmigración irregular hacia Estados Unidos con una serie de medidas de mano más que dura, que incluyen amplias redadas y deportaciones masivas. Su Administración también ha puesto en marcha una serie de pasos para reducir a mínimos la inmigración legal, mediante la cancelación de visados, anulación de programas de acogida y la imposición de costes exorbitantes para ciertos tipos de permiso de residencia, entre otras iniciativas.

En la entrevista, el mandatario también impone nueva presión sobre el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, para que acepte la propuesta de plan de paz estadounidense, redactada inicialmente con aportación rusa y modificada tras reuniones con representantes de Kiev. El líder del país ocupado ha insistido en que no aceptará ninguna cesión de territorio a Rusia, como prevé el plan en su primera versión, lo que pone en entredicho las posibilidades de que las negociaciones sigan adelante.

En sus declaraciones al medio citado, Trump vuelve a reclamar a Zelenski -al que llega a comparar con un personaje de circo- que acepte entregar territorio a Moscú, con el argumento de que Rusia “tiene la ventaja” y Kiev tiene que aceptarlo. Un comentario que no va a tranquilizar a los líderes europeos que temían que el estadounidense pudiera abandonar al país ocupado, al que Washington juró apoyar “todo el tiempo que haga falta” durante el mandato de Joe Biden.

Según el periódico Financial Times, que cita a altos cargos, el republicano ha dado a Zelenski un plazo de días para contestar a su propuesta de paz. Trump, apunta el medio, quiere que haya un acuerdo “para Navidad”.

Al tiempo que Trump grababa esas declaraciones, Zelenski se reunía en Londres con los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido y reiteraba que no cederá territorio. El presidente estadounidense arremete contra la capacidad de los dirigentes europeos para lograr progresos hacia la paz: “Hablan, pero no hacen, y la guerra sigue y sigue”.

Acerca de América Latina, el mandatario estadounidense mantiene sus amenazas de ataques contra territorio venezolano, y declina descartar el posible envío de tropas al país caribeño: “No quiero confirmarlo ni desmentirlo”, apunta, al declarar que no quiere revelar estrategia militar. Preguntado si recurriría a la fuerza contra objetivos en otros países donde están implantados los carteles de la droga, como México o Colombia, responde: “Lo haría”.

Sus comentarios llegaban horas antes de que su plana mayor de seguridad nacional -el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el secretario de Estado, Marco Rubio, y el jefe del Estado Mayor, el general Dan Caine- comparezcan en el Congreso para una sesión informativa a puerta cerrada para tratar con legisladores sobre la situación en torno a Venezuela. La sesión se produce en un momento en el que las tensiones en el Caribe se encuentran en lo más alto ante la posibilidad de que, como amenaza Trump, Estados Unidos pueda acabar atacando Venezuela. Washington sostiene que su fuerte presencia militar en el Caribe tiene como objetivo luchar contra los carteles de la droga, pero Caracas y numerosos expertos y legisladores consideran un secreto a voces que su verdadero fin es tratar de forzar la caída del presidente Nicolás Maduro y del régimen chavista.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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