Trump da a Zelenski una semana para responder sobre el plan de paz para Ucrania
El presidente de Estados Unidos considera que el jueves, el día de Acción de Gracias, sería un “momento apropiado” para que Kiev decida


Una semana. Es el plazo que contempla el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que su homólogo de Ucrania, Volodímir Zelenski, responda al plan de paz de 28 puntos pergeñado entre Washington y Moscú. En declaraciones a la cadena Fox Radio, el republicano ha declarado que el próximo jueves, día de Acción de Gracias en Estados Unidos, es un “momento apropiado” para que Kiev decida si acepta el trágala, que le obligaría a ceder territorio y dar luz verde a lo que hasta ahora han sido líneas rojas ucranias en la negociación.
Es la primera vez en que Trump se pronuncia en público sobre el plan que el secretario del Ejército estadounidense, Dan Driscoll, presentó a Zelenski durante una reunión en Kiev este jueves, y que prevé, entre otras cosas, una reducción de las fuerzas armadas ucranias y que el país ocupado ceda a Rusia el control de la provincia de Donetsk, de la que Moscú ocupa en la actualidad gran parte, pero no toda.
“Si las cosas funcionan bien, puedes prorrogar los plazos, pero creemos que el jueves es un momento apropiado”, ha declarado el presidente. Previamente, el periódico The Washington Post había publicado que si para esa fecha Ucrania no da su visto bueno, la Administración estadounidense está dispuesta a retirar su apoyo militar al país invadido.
El suministro de armamento estadounidense a Kiev se ha reducido enormemente tras el regreso a la Casa Blanca de Trump y ahora se limita al que los aliados europeos compran a Washington para enviar a Kiev. Pero Estados Unidos mantiene su colaboración de inteligencia, fundamental para que los mandos ucranios puedan planificar sus movimientos militares y defenderse de los ataques rusos. Estados Unidos ya suspendió brevemente la cooperación de inteligencia en marzo, tras la tristemente célebre bronca en público de Trump y su número dos, J.D. Vance, a Zelenski en el Despacho Oval, y los efectos de ese paso se hicieron notar de inmediato.
El presidente estadounidense tiene prisa, y no lo esconde, por poder proclamar el fin de la guerra. En las condiciones que sean, al parecer. Por un lado, que continúen los combates es un continuo recordatorio de que no ha conseguido cumplir una de sus promesas más hiperbólicas y más célebres de su campaña: que conseguiría terminarla en su primer día de regreso en la Casa Blanca.
Por otro, aspira a repetir lo que considera su gran triunfo en política internacional —el alto el fuego y el plan estadounidense de 20 puntos en Gaza—, para bruñir la imagen que busca proyectar en el mundo: la de gran pacificador de conflictos imposibles. El miércoles, en una comparecencia junto al príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman en un foro de inversión bilateral en Washington, Trump ya había anunciado su interés en intervenir para solucionar un nuevo conflicto, el de Sudán, a instancias del líder árabe.
El nuevo impulso para poner fin a la guerra en Ucrania coincide también con horas bajas de Trump en el terreno interno. Su popularidad se encuentra en su nivel más disminuido desde que regresó a la Casa Blanca, los ciudadanos se quejan de la mala marcha de la economía y la subida de precios y sus partidarios le reclaman que deje de prestar atención a lo que ocurre en el exterior para centrarse en resolver los problemas nacionales.
Preguntado si el plan es duro de aceptar para Ucrania, Trump ha replicado que “están perdiendo territorio ahora mismo”. También ha apuntado que la guerra está siendo “un baño de sangre” y el presidente ruso, Vladimir Putin, quiere ponerle fin. “No quiere más guerra. Ya ha recibido su castigo. Se suponía que los combates iban a ser cuestión de un día pero han acabado siendo cuatro años”.
A lo largo de ese periodo “hemos dado a Ucrania los mejores equipos militares del mundo, y le hemos dado muchísimo”, ha subrayado el presidente estadounidense.
Trump sí precisó que se mantienen las sanciones impuestas contra Rusia, especialmente las que pesan sobre su sector energético, el motor de la economía del país agresor. Este viernes han entrado en vigor las más recientes -las únicas aprobadas durante su mandato-, contra los gigantes del petróleo ruso Lukoil y Rosneft y sus subsidiarias. “Las sanciones van a continuar y son muy contundentes, porque toda la economía rusa se basa en el petróleo”, ha puntualizado.
En paralelo a las declaraciones de Trump, Vance conversaba por teléfono con Vance para tratar sobre la propuesta. “Nos podríamos encontrar ante una muy difícil decisión, o perder nuestra dignidad o perder a un aliado clave [Estados Unidos]. O 28 puntos difíciles o un invierno extremadamente complicado”, declaraba Zelenski en un discurso a la nación tras ese diálogo.
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