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Trump cambia el nombre del Pentágono por el de Departamento de Guerra

El nombre “señalará a nuestros adversarios nuestra disposición a combatir para proteger nuestros intereses”, justifica el Gobierno estadounidense

Imagen aérea del Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de EE UU en Arlington (Virginia), en las afueras de Washington
Macarena Vidal Liy

Eran los albores de la Guerra Fría y reverberaba aún el estallido de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. En 1949, el presidente Harry Truman cambió el nombre a la institución a cargo de las Fuerzas Armadas estadounidenses: el hasta entonces Departamento de Guerra pasaría a llamarse Departamento de Defensa. El cambio trataba de transmitir el mensaje de que Estados Unidos no era una potencia agresiva, en un mundo en convulsión. Este viernes, el presidente Donald Trump ha autorizado recuperar el apelativo antiguo. El Pentágono podrá volver a denominarse Departamento de Guerra.

El Departamento se ha puesto en marcha de inmediato para aplicar el cambio. Apenas el presidente firmaba la orden ejecutiva que recupera el nombre antiguo, la nueva denominación aparecía en la página de internet del Pentágono. En la sede militar en Arlington (Virginia), grupos de trabajadores procedían a cambiar los letreros en las paredes.

Con la orden ejecutiva que permite el cambio de nombre, Trump aspira a consolidar la imagen más agresiva y poderosa de las Fuerzas Armadas estadounidenses que trata de transmitir al resto del mundo. La que quiere enviar con gestos como el ataque del pasado miércoles en aguas internacionales contra una lancha venezolana, supuestamente cargada de droga, en el que murieron las 11 personas a bordo, en un paso de más que dudosa legalidad según los expertos. O con el ataque en junio pasado contra las instalaciones del programa nuclear en Irán, que Trump se vanagloria de haber destruido por completo pese a que diferentes evaluaciones solo apuntan a que los objetivos sufrieron daños importantes.

“Creo que es un nombre más apropiado, especialmente dada la situación en el mundo. Nosotros tenemos el Ejército más poderoso del mundo”, ha subrayado Trump en el momento de firmar la orden. Por su parte, el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, que acompañaba al presidente en la ceremonia, aseguró que no se trata de un mero cambio estético: “se trata de recuperar el espíritu guerrero”.

El jefe del Estado Mayor, el general Dan Caine, aportó que, con el nombre enmendado, “el Departamento de Guerra va a combatir de manera decisiva, no en conflictos eternos”.

Un documento distribuido previamente a la prensa estadounidense y que acompaña a la orden indica que “restablecer el nombre ‘Departamento de Guerra’ centrará el foco de este departamento en nuestros intereses nacionales y señalará a nuestros adversarios la disposición de Estados Unidos a combatir para proteger sus intereses”.

Todos los organismos del Gobierno tendrán que acatar y poner en marcha la modificación y referirse al Departamento de Guerra en sus comunicaciones internas y externas, según las instrucciones que recogerá la orden ejecutiva.

El texto, sin embargo, subraya que no se trata de un cambio absoluto. Una sustitución en toda la regla requeriría —como ocurrió en 1949— la aprobación del Congreso. Para esquivar ese requisito y poder poner en marcha la medida de inmediato, la denominación Departamento de Guerra será “secundaria”. Esto es, al menos de momento no reemplazará el nombre Departamento de Defensa, que seguirá en vigor. Pero el Pentágono podrá utilizarlo en sus membretes, carteles, documentos oficiales y títulos de su jerarquía. El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, podrá presentarse como secretario de Guerra en comunicaciones, visitas y cumbres oficiales si, como parece, así lo desea.

La orden ejecutiva sí prevé, según esos documentos adelantados, que el Pentágono plantee al Congreso la necesidad de aprobar legislación que haga el cambio de nombre absoluto y definitivo. Los legisladores republicanos ya se han apresurado a poner esos deseos en práctica. Dos senadores, Rick Scott, de Florida, y Mike Lee, de Utah, han presentado este mismo viernes el borrador de un proyecto de ley para introducir el cambio y hacerlo permanente.

Trump había insinuado sus planes de recuperar la antigua denominación desde hace semanas. En una intervención en el Despacho Oval, había declarado a los periodistas: “Ganamos la Primera Guerra Mundial, ganamos la Segunda. Entonces se llamaba Departamento de Guerra y para mí eso es lo que es de verdad. Defensa es una parte, pero tengo la sensación de que lo vamos a cambiar”. Y agregaba: “Defensa es demasiado defensivo... queremos ser defensivos, pero también queremos ser ofensivos. Esto parece mucho más apropiado”.

En una visita a una base militar en Georgia este jueves, Pete Hegseth insinuaba que el cambio de nombre estaba a punto de ocurrir, al bromear con los cadetes con la idea de que quizá el nombre de su cargo “sea diferente” a partir del viernes.

Hegseth es uno de los impulsores de los intentos de lograr una imagen más agresiva de su Departamento. Desde su incorporación al Pentágono, el antiguo presentador de la cadena Fox News, al que le gusta referirse a los militares como “guerreros”, ha eliminado todo indicio de las políticas de diversidad e inclusión que había abrazado Defensa en los últimos tiempos. Ha querido prohibir que los homosexuales y transexuales puedan formar parte de las Fuerzas Armadas.

También ha cesado a numerosos cargos, incluido el hasta entonces jefe del Estado Mayor, C.Q Brown, al opinar que habían sido nombrados no por méritos propios sino como parte de una política de promoción de las minorías que —cree— debilita la capacidad letal del ejército. En el pasado, Hegseth ha criticado igualmente que las mujeres puedan ocupar posiciones en primera línea de combate, algo que el Pentágono aprobó en 2015.

Estados Unidos ha tenido un departamento encabezado por un secretario de Guerra desde su independencia. El cambio decidido por Truman llegó después del final de la II Guerra Mundial, cuando decidió separar el Ejército de Tierra de la Fuerza Aérea y unirlo a la Marina, entonces una entidad militar aparte. El Departamento de Guerra pasó a llamarse Establecimiento Militar Nacional durante dos años antes del cambio a Departamento de Defensa.

El último cambio de nombre de un órgano dentro del Pentágono llegó en 2018, precisamente durante el primer mandato de Trump. Entonces, el secretario Jim Mattis decidió sustituir el del Mando del Pacífico por Mando del Indo-Pacífico, para reflejar la importancia de India y el océano Índico en la estrategia de defensa de Estados Unidos en Asia.

La orden ejecutiva suscita un interrogante no menor: sus costes. El presidente que llegó a la Casa Blanca con la promesa de eliminar los gastos superfluos del Gobierno y ahorrar a los contribuyentes centenares de miles de millones de dólares, si no billones, habrá aprobado una medida que requerirá un desembolso importante, dada la presencia de los emblemas del Pentágono en bases militares e instituciones estadounidenses por todo el mundo. La política de sustitución de los nombres de militares confederados en bases estadounidenses durante el mandato de Joe Biden costó más de 60 millones de dólares (51 millones de euros), según los datos oficiales.

Es un gasto que, previsiblemente, se ha doblado: tras su desembarco en el Pentágono, Hegseth ha ordenado devolver los nombres originales a la mayoría de esas bases.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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