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Trump ordena al Pentágono a prepararse para “sofocar disturbios civiles”

El presidente ha firmado una orden ejecutiva que amplía las labores de la Guardia Nacional y la obliga a contar con un “número razonable” de soldados que puedan movilizarse rápidamente

JD Vance, Donald Trump, Pete Hegseth y Kristi Noem en la firma de la orden ejecutiva, en Washington, este lunes.
Macarena Vidal Liy

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza con imponer su control sobre las ciudades de mayoría demócrata que considera territorio hostil. Después de haber dado ya ese paso en Washington, no parece una alerta retórica. Este lunes ha firmado una orden ejecutiva en la que da instrucciones al Pentágono para aumentar el papel militar en las tareas de seguridad ciudadana. El Departamento de Defensa tendrá que adiestrar en cada Estado a la Guardia Nacional para tareas como “sofocar disturbios civiles y garantizar la seguridad pública”.

Además, en cada Estado la Guardia Nacional tendrá que contar con un “número razonable” de soldados” que puedan movilizarse con celeridad y asistir en ese tipo de misiones. Este cuerpo tendrá que establecer un grupo de intervención rápida que pueda desplazarse velozmente a los distintos otros Estados, indica la orden, titulada “Medidas Adicionales para Atajar la Delincuencia en el Distrito de Columbia”.

En el caso de la capital, la Guardia Nacional deberá crear unidades dedicadas específicamente a “garantizar la seguridad y el orden públicos”. La Guardia Nacional es una fuerza militar formada en cada Estado por ciudadanos con empleos civiles y que cumplen funciones castrenses unos días al mes, aunque ese plazo puede ampliarse en caso de emergencia de algún tipo.

Guardia Nacional de Luisiana patrulla en Union Station, en Washington, el 25 de agosto.

Esta fuerza ya cuenta con un grupo de respuesta rápida que puede responder en emergencias donde sea necesario algún tipo de apoyo de seguridad. Ese dispositivo, que se activa por ejemplo en casos de catástrofes naturales, puede movilizar entre 75 y 125 soldados en ocho horas, y otros 375 en 24 horas. La legislación federal estadounidense establece que la Guardia Nacional puede activarse en casos de “crisis o desastres naturales, o en acontecimientos especiales cuando las capacidades locales, tribales y estatales están sobrepasadas, agotadas o no disponibles”.

El presidente también puede poner a la Guardia Nacional bajo su control directo, como hizo en Los Ángeles en junio, cuando movilizó a este cuerpo en California pese al rechazo del gobernador Gavin Newsom durante las protestas contra la política migratoria de Trump.

La ley Posse Comitatus, de 1878, prohíbe que las tropas estadounidenses desarrollen funciones de Policía en suelo nacional. Pero otra ley le permite desplegar a la Guardia Nacional en una serie de casos, incluida una rebelión contra el Gobierno federal.

Planes de contingencia

Medios estadounidenses han publicado que el Pentágono prepara ya planes de contingencia sobre cómo se desarrollaría un despliegue en Chicago, si finalmente Trump cumple su amenaza de desplegar a la Guardia Nacional en la Ciudad de los Vientos.

En declaraciones desde el Despacho Oval durante la ceremonia de firma de la orden, Trump ha apuntado que las tropas del país están listas para desplegarse en cualquier urbe “en menos de 24 horas”.

Estudiantes en Union Station, Washington, mientras soldados de la Guardia Nacional patrullan el lugar.

El presidente estadounidense ha venido amenazando a lo largo de las últimas dos semanas con imponer medidas similares a las de Washington en otras ciudades bajo control de la oposición demócrata, y con el mismo argumento que en la capital: que la delincuencia en ellas, según él, está fuera de control y equivale a una emergencia nacional. En días previos había mencionado específicamente a Chicago y Nueva York; este domingo extendía su propuesta a Baltimore, en Maryland, después de que el gobernador de ese Estado, Wes Moore, le invitara a recorrer las calles de ese puerto con él.

En sus declaraciones este lunes, el presidente no ha dejado claro si se plantea verdaderamente tomar algún tipo de medida contra Chicago. “Si vamos, la dejamos resuelta en una semana”, prometía, por un lado. Por otro, sostenía que solo intervendrá si se lo piden.

El mandatario ordenó hace dos semanas el despliegue de la Guardia Nacional en la capital estadounidense y poner a la policía local bajo control federal. En un primer momento, 800 soldados comenzaron a patrullar las calles —principalmente encargados de la vigilancia de monumentos, lugares turísticos y la red de metro—, aunque esa cantidad se ha casi triplicado, reforzada por contingentes llegados de seis Estados de mayoría republicana. Desde la noche del domingo, estos militares han empezado a portar armas, aunque inicialmente se había asegurado que irían desarmados.

Miembros de la Guardia Nacional patrullan en las cercanías del Capitolio de EE UU, en Washington DC

“Podemos ir a cualquier parte en menos de 24 horas”, ha respondido Trump a las preguntas de los periodistas acerca de si se plantea pedir al Pentágono que envíe un contingente a la metrópolis de los Grandes Lagos. Chicago, aseguró, “necesita ayuda. Podemos esperar. Puede que sí, o puede que no, quizá vayamos simplemente y lo hagamos, que probablemente es lo que tendríamos que hacer”, agregaba el mandatario.

En el acto de firma de este lunes, Trump también promulgó otra orden ejecutiva para prohibir la libertad bajo fianza gratuita, en la que el acusado no tiene que depositar ninguna cantidad de dinero como garantía de que no huirá antes de su juicio.

Varios Estados, y la ciudad de Washington, ofrecen esa modalidad. Los defensores de esa medida alegan que evita imponer una carga económica a personas que a menudo no tienen con qué pagarla. Sus críticos, entre ellos, altos cargos de la Casa Blanca, consideran que el que la libertad bajo fianza salga gratis elimina incentivos para que los acusados comparezcan en sus juicios y les anima a reincidir.

En sus declaraciones, el presidente estadounidense insistió en que la toma del control sobre la seguridad de la capital ha resuelto, en cuestión de días, el problema de la delincuencia, que consideraba completamente desbocado. Ha subrayado que desde su orden no se ha perpetrado ningún homicidio en Washington. Según aseguraba, es algo que “no había ocurrido en años” en un plazo tan extenso, dos semanas. Una declaración falsa: aunque el nivel de homicidios en la capital se encuentra por encima de la media nacional, en lo que va de año ha habido quincenas en las que no se han registrado muertes violentas.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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