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La semana en la que Volodímir Zelenski arriesgó su liderazgo

El presidente de Ucrania puso en entredicho reformas clave y recibió por primera vez en la guerra un varapalo de sus aliados europeos y, sobre todo, de la sociedad civil de su país

Un manifestante muestra el 23 de julio en Kiev una fotografía que compara a Volodímir Zelenski con el expresidente prorruso Viktor Yanukóvich.Foto: Scott Peterson/Getty Images (Getty Images) | Vídeo: EPV
Cristian Segura

“Ucrania no es Rusia”, coreaban los manifestantes que han protestado esta semana en las calles de Ucrania contra su presidente, Volodímir Zelenski. Ucrania no es Rusia porque tiene una sociedad civil conjurada desde 2014, desde la revolución proeuropea del Maidán, en defender la democracia y reformar un país con una corrupción sistémica a todos los niveles. Zelenski ha puesto en entredicho el legado del Maidán, explican a EL PAÍS algunos veteranos de aquel movimiento prodemocrático y a favor de Europa, con la ley que aprobó el martes su mayoría absoluta en el parlamento para anular la independencia de las agencias anticorrupción.

“Zelenski entró en tierras movedizas pero, por suerte para él, se dio cuenta del peligro y ha rectificado rápido”, explica Petro Burkovski, director de la Fundación para las Iniciativas Democráticas (DIF) y participante en el Maidán y en la primera revolución proeuropea, la de 2004. La rectificación de la que habla Burkovski es la nueva ley que registró el presidente el jueves en la Rada, el Parlamento, para restablecer la independencia de la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU, por sus siglas en inglés) y de la Fiscalía Anticorrupción (SAPO). Está previsto que esta norma se vote el 31 de julio.

“Lo que ha hecho el Gobierno es escupir a la cara de su propia ciudadanía y de sus aliados internacionales en el momento más difícil para el país”, ha escrito Nadia Volkova, fundadora de la ONG de abogados proderechos humanos ULAG. Volkova y su equipo participaron también en el Maidán y crearon por entonces ULAG, para impulsar las reformas democráticas iniciadas tras ser expulsado del poder el presidente prorruso Víktor Yanukóvich.

“Espero que los responsables de lo sucedido rindan cuentas. No han construido nada que valga la pena en todos estos años, pero continúan destruyendo mientras nosotros, el pueblo, lo permitimos”, subrayó Volkova.

Nunca antes, en los casi tres años y medio de invasión rusa, había tomado Zelenski una decisión que provocara esta reacción social. Solo el relevo en febrero de 2024 de Valeri Zaluzhni como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, había causado un revuelo de grandes proporciones. El general Zaluzhni es un héroe en Ucrania, solo él tiene en las encuestas una valoración popular igual o mejor que la del jefe de Estado. Ambos habían mantenido diferencias sobre la intromisión de la oficina del presidente en decisiones militares. Zaluzhni fue finalmente apartado del cargo y, a cambio, se le concedió un exilio dorado como embajador de Ucrania en Londres.

El legado del Maidán

Pero aquel enfrentamiento entre dos líderes de la resistencia ucrania contra Rusia no llevó a la población a la calle. Zelenski ha jugado ahora con fuego porque, pese a su control político y militar casi absoluto, se ha enfrentado a algo intocable para la nueva Ucrania, el legado del Maidán. En las protestas participaron sobre todo miles de jóvenes menores de 25 años. “Son los hijos, hermanos o nietos de los que estamos combatiendo en el frente”, añade Burkovski. “La democracia se defiende en esta plaza como la defienden nuestros soldados contra Rusia”, dijo el miércoles a este diario Daria Chekalova, activista que participaba en las protestas: “Si Zelenski no rectifica, puede tener su revolución”.

Zelenski vio las orejas al lobo, la movilización popular. El mandatario ha concedido que “probablemente faltó diálogo”. “La gente tiene derecho a expresar su opinión”, comentó el 24 de julio, “fue muy importante para mí que escuchásemos de forma adecuada lo que nos decían. La gente pedía cambios y así reaccionamos”.

“Los que se han manifestado son los hijos de los que hicimos las revoluciones europeas, y estos sienten ira contra Zelenski, porque esto no es un error, es una decisión más en una cadena de decisiones a conciencia”, añade el director de la DIF. Importantes medios de comunicación de en Ucrania como Pravda, Censor Net, Kyiv Independent o Strana han incidido en sus editoriales en esta idea: que más que un error aislado, se trata de una estrategia.

El preámbulo de esta semana de tensión sucedió el 11 de julio, cuando se abrió una causa penal contra Vitali Shabunin, conocido activista y fundador del Centro de Acción contra la Corrupción, una ONG que ha destacado por denunciar delitos en la administración. El domicilio de Shabunin fue registrado por los Servicios de Seguridad del ministerio del Interior. Shabunin fue puesto a disposición judicial acusado de tener un trato de favor en la unidad militar en la que sirve como soldado.

El proceso contra Shabunin fue recibido con una oleada de declaraciones en su favor y con una carta dirigida a la presidencia firmada por un centenar de organizaciones civiles por los derechos humanos bajo el lema: “Basta ya de utilizar el poder judicial para llevar a cabo represalias políticas”.

El siguiente capítulo de la escalada fue la negativa del Gobierno a aprobar el nombramiento de Oleksandr Tsivinski como director de la Oficina de Delitos Fiscales (BEB). Tsivinski fue elegido en un proceso independiente, tutelado por el Fondo Monetario Internacional. Varios medios de comunicación afirman que Zelenski no quiere ratificar su nombramiento porque Tsivinski es ajeno a su círculo de poder.

Reformas “sin resultados”

Yevropeiska Pravda publicó hace dos semanas un artículo en el que lamentaba que la Comisión Europea apostara “por una táctica de silencio” ante estos supuestos abusos. El diario volvió a incidir este sábado en que Bruselas ha evitado asumir la realidad, con un editorial bajo este título: “El silencio mata la democracia, los socios occidentales deben cambiar su estrategia respecto a Ucrania”.

La realidad, según este medio, es que se han frenado las reformas para avanzar hacia la UE. Tanto la Comisión Europea como la mayoría de Estados miembros de la UE, sin embargo, elogian a Ucrania por haber dado grandes pasos adelante en las reformas incluso estando en guerra, lo que ha permitido que en 2022 se abriera formalmente el proceso para formar parte de la UE.

El exdiputado y profesor de ciencia política Vadim Denisenko opina en una entrevista telefónica que tanto los aliados europeos de Ucrania como las instituciones ucranias “quieren mantener el statu quo” y no admitir que la corrupción no ha retrocedido. “El principal problema es que tanto los actores internos como externos no quieren abrir el debate sobre por qué las reformas no están dando resultados”, dice Denisenko. La nueva ley presentada por Zelenski, añade, “no soluciona nada, la estructura anticorrupción en Ucrania es ineficiente y la población desconfía”.

Primeras críticas internacionales

El lunes, 21 de julio, llegó la primera protesta internacional. Los Servicios de Seguridad (SSU) del Ministerio del Interior llevaron a cabo una redada contra 19 agentes de la NABU y la SAPO. El fiscal general los acusa de formar parte de una red de colaboración con Rusia. Los embajadores de los países del G-7 en Ucrania emitieron un comunicado en el que mostraban su “seria preocupación” por el riesgo de que se debilitara a estas instituciones. Estos diplomáticos transmitieron su preocupación tras reunirse con el director de la NABU, Semen Krivonos, que negó la veracidad de las acusaciones de injerencia rusa.

Zelenski argumentó que la infiltración rusa requería aprobar una nueva ley que pusiera la NABU y la SAPO bajo las órdenes del fiscal general, cargo que depende del Ejecutivo. Al día siguiente, martes, con tan solo 10 minutos de antelación, los diputados de la Rada se encontraron con que debían votar la hoy infausta ley 12414.

No solo la oposición denunció el procedimiento. Una de las organizaciones independientes en Ucrania más respetadas sobre la protección del Estado de derecho, OPORA, publicó un duro informe en el que concluía que Zelenski y la mayoría absoluta de su partido, Servidor del Pueblo, se saltaron prácticamente todas las normas de la Cámara para aprobar la ley en un santiamén.

A las pocas horas de aprobarse la ley, miles de personas salían a la calle a protestas en las principales ciudades del país mientras se acumulaban las críticas desde la Unión Europea.

Si bien pocos ponen en duda la amenaza de la infiltración de Rusia en los aparatos del Estado, pocos también dudan de que Zelenski tuvo otros motivos para actuar de esta forma. Para Solidaridad Europea, principal partido de la oposición, el presidente ha querido quebrar la independencia de uno de los pocos organismos que no controla. “Zelenski quiso todo el poder en sus manos y no un Gobierno de unidad nacional”, escribió el jueves en sus redes sociales Oleksi Goncharenko, portavoz de Solidaridad Europea, “y cuando las agencias anticorrupción se acercaron a su grupo más próximo, decidió acabar con ellas”,

Pravda reveló el viernes que inspectores de la NABU, junto a la policía alemana, registraron el 15 de julio una casa en Múnich propiedad de Rostislav Shurma, quien fuera el principal asesor del presidente para asuntos económicos. Este registro, según Pravda, podría estar vinculado con la investigación abierta por la Fiscalía Anticorrupción contra otro fiel del mandatario, Oleksi Chernishov, cesado este julio como ministro de la Unidad. Esta cartera fue creada hace solo siete meses para atender a los ucranios en el extranjero y ha dejado de existir.

Yaroslav Yurchishin, diputado del partido de la oposición Holos y presidente del comité parlamentario para la libertad de expresión, reveló también esta semana que la NABU está investigando a Timur Mindich, socio de Zelenski en su productora audiovisual Kvartal 95. Goncharenko, de Solidaridad Europea, añadió que la NABU podría haber grabado conversaciones de Mindich con Zelenski".

“No es solo la posibilidad de que Zelenski quiera proteger a su círculo o de que se hayan defraudado cientos de millones de dólares”, denuncia Burkovski, “lo peor es que cuando por fin los Estados Unidos de Donald Trump aceptan transferirnos armamento, les das la justificación perfecta a los que se oponen a ello, porque ahora pueden decir que en Ucrania no se controla la corrupción”. “Zelenski ha desestabilizado a la sociedad, ha debilitado al Gobierno y la comunidad internacional duda de nosotros; ni los rusos lo orquestarían mejor”, añade el director de la FIS.

“La confianza en las instituciones del Estado se está deteriorando”, alertó el viernes en sus redes sociales Olga Aivazovska, directora de OPORA. “La adrenalina que da la guerra para mantenernos unidos no durará para siempre, es importante que todos aprendamos la lección”, añadió. Svitlana Matvienko, directora de la Agencia para las Iniciativas Legislativas, otra conocida organización civil por la democracia, advirtió en un análisis de que hay “intentos de desmantelar de forma sistemática y deliberada” reformas conseguidas en Ucrania desde 2014. La buena noticia, según Matvienko, es que una nueva generación ha salido a la calle para defender la democracia.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa y en 2025, el premio internacional de periodismo Julio Anguita Parrado.
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