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Von der Leyen advierte a China de un “punto de inflexión” con la UE por el elevado desequilibrio comercial

El presidente Xi reclama mantener la “apertura” de mercados durante una cumbre con los Veintisiete que se salda con un texto conjunto contra el cambio climático

Von der leyen China
Guillermo Abril

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha advertido al presidente chino, Xi Jinping, de que las relaciones entre la UE y China “han alcanzado un punto de inflexión” ante el elevado desequilibrio comercial. “Reequilibrar nuestras relaciones bilaterales es esencial porque, para ser sostenibles, las relaciones deben ser mutuamente beneficiosas”, ha señalado la jefa del Ejecutivo comunitario durante uno de los encuentros de la cumbre UE-China, que se celebra este jueves en Pekín.

La visita de la alemana, que viaja junto al presidente del Consejo, António Costa, no ha dejado grandes anuncios, más allá de una declaración conjunta sobre clima. Era el guion previsto. La cumbre coincide con el simbólico aniversario de los 50 años de relaciones diplomáticas entre la UE y China, pero llega en un momento en que los lazos están muy tocados, a medida que crece la lista de agravios mutuos, sin que parezca que haya soluciones a la vista.

El hecho de hablar, han destacado los líderes europeos, ha sido importante. “El diálogo y la negociación están en nuestro ADN”, ha señalado Costa en una comparecencia tras la cumbre. Von der Leyen ha subrayado ante la prensa que ha sido una “oportunidad valiosa” de trabajar “hacia progresos concretos en áreas claves”. Ha hablado de avances tangibles en el acceso de las empresas europeas a las licitaciones públicas de China; de cómo Pekín ha comenzado a tomar cartas en el asunto de la sobrecapacidad productiva; y ha mencionado en varias ocasiones, como novedad, la “mejora” de un mecanismo de suministro de exportaciones, para ayudar a resolver problemas en el surtido de materias primas críticas, como las tierras raras.

El encuentro de alto nivel, celebrado en el Gran Salón del Pueblo, el edificio que alberga los grandes eventos en Pekín, en uno de los flancos de la plaza de Tiananmen, ha estado plagado de palabras bienintencionadas. Xi ha alabado los “fructíferos resultados” del medio siglo de relaciones, y ha animado a ambas partes a “respetarse mutuamente, buscar terrenos comunes dejando a un lado las diferencias, mantener la apertura y la cooperación, y procurar beneficios mutuos y ganancias compartidas”, según la lectura oficial del encuentro difundida por Pekín.

Desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, con su agenda impredecible sobre aranceles y sus zapatazos al vínculo transatlántico, China ha intensificado su cortejo de la UE, consciente de que hay una oportunidad para mejorar las relaciones. También busca mercados alternativos para sus productos ahora que Estados Unidos levanta una tapia proteccionista. Pero muchos en la UE observan que, más allá de las palabras, Pekín no ofrece soluciones reales cuando se le presenta la extensa lista de peticiones. Esto es justo lo que buscaban en la cita: exponer los problemas, mejorar el entendimiento, identificar soluciones.

“Necesitamos avances concretos”

Ante el dirigente chino, Costa ha asegurado que la UE “sigue comprometida con la profundización de [la] asociación bilateral”, y ha expuesto que se requieren algo más que palabras para que los vínculos mejoren: “Necesitamos avances concretos en cuestiones relacionadas con el comercio y la economía”.

Desde la UE se protesta porque el acceso de las empresas europeas al mercado chino sigue siendo difícil, y persisten las prácticas de dumping o abaratamiento irregular. Entre 2020 y 2024, la Comisión ha abierto 79 investigaciones por este motivo y de ellas 44 tenían a China en el punto de mira, el 55,7% del total. El déficit de balanza comercial superó en 2024 los 300.000 millones de euros.

Tras exponer la incertidumbre y volatilidad de la escena geopolítica, Costa le ha recordado el otro punto que Bruselas considera acuciante: “Pedimos a China que utilice su influencia sobre Rusia para que respete la Carta de las Naciones Unidas y ponga fin a esta guerra de agresión contra Ucrania”.

Von der Leyen también ha sido muy clara en este punto. Considera que China debe contribuir a que Rusia acepte un alto el fuego y se siente en la mesa de negociación: “La forma en que China siga interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante para nuestras relaciones en el futuro”, ha subrayado en la comparecencia.

En la nota emitida por Pekín no hay ninguna referencia a Ucrania o Rusia, ni alusiones directas a concesiones concretas en materia de comercio. Xi ha reclamado que los líderes de ambas partes demuestren “visión” ante “la acelerada transformación global no vista en 100 años y un mundo cambiante y turbulento” (su expresión críptica habitual para hablar de un mundo volátil) y ha recordado que ambas partes “abogan por el multilateralismo”, algo a lo que Costa también ha hecho referencia para pedir más compromiso a la hora de frenar la invasión rusa de Ucrania. “Cuanto más desafiante y compleja sea la situación internacional, más necesario será para China y la UE reforzar la comunicación, acrecentar la confianza mutua y profundizar la cooperación”, ha destacado Xi.

En los comunicados y comparecencias no se ha hecho mención alguna a los aranceles que la UE impuso a los coches eléctricos chinos, una de las grandes reivindicaciones de Pekín. Algunos medios chinos habían avanzado la posibilidad de que hubiera algún tipo de progreso en este campo. Nada, de momento. En general, se puede decir que las cosas, el día después de la cita, previsiblemente seguirán más o menos como hasta ahora.

El encuentro con Xi, celebrado por la mañana, era la entrevista importante de la jornada, en la que Bruselas esperaba desbrozar el camino con un diálogo de visión macroscópica. La parte europea le daba valor a este contacto cara a cara. Tocaba, por turno, que la cumbre se celebrara en Bruselas. Pero dado que China solo pretendía enviar a Europa al primer ministro, Li Qiang, se cambió de localización para poder cerrar un encuentro de altos vuelos con el máximo mandatario.

Von der Leyen ha recordado en la entrevista con Xi uno de los pocos puntos en los que China y la UE bailan acompasados: “Sobre el tema crucial del cambio climático y la protección del medio ambiente tenemos una agenda positiva”. Ha asegurado que ambos comparten un fuerte compromiso con el Acuerdo de París ―del que Trump anunció la retirada de Estados Unidos en enero, nada más asumir el cargo― como marco para combatir el calentamiento global. La dirigente europea ha expresado su confianza en el “éxito” de la próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, que se celebra en noviembre en Belém.

Ambas partes han hecho pública tras el encuentro una declaración conjunta sobre clima en la que se comprometen a defender la “centralidad” de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el citado Acuerdo de París; acuerdan convertir sus objetivos en “resultados tangibles”, y se proponen “acelerar el despliegue mundial de las energías renovables” y facilitar el acceso a tecnologías y productos “de calidad” y “asequibles”. “El verde es el color que define la cooperación entre China y la Unión Europea”, señala el documento.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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