El escándalo de Epstein abre una brecha entre los republicanos en el Congreso de Estados Unidos
El vice fiscal general se reúne con Ghislaine Maxwell, conseguidora del millonario pederasta encarcelada en Florida, a la que el Congreso ha citado a declarar el 11 de agosto


Hace casi tres semanas que el fantasma de Jeffrey Epstein persigue a Donald Trump como una aparición que no piensa dejarle en paz y que ahora ha abierto una grieta entre los republicanos en el Congreso. El escándalo por la decisión de su Administración de no difundir los materiales relativos al caso del financiero pedófilo, que murió en 2019 en una celda de Nueva York mientras estaba en custodia policial y esperaba que lo juzgaran por un delito de tráfico sexual de menores, hizo temblar primero al movimiento MAGA (Make America Great Again, Hagamos a Estados Unidos grande otra vez), algunos de cuyos más conspicuos conspiranoicos criticaron por primera vez a su líder; se concentró después en resucitar la relación entre Epstein y el presidente estadounidense, lo que provocó que este se lanzara a toda clase de maniobras de distracción; y, en su penúltima reencarnación, ha apuntado sus focos hacia Ghislaine Maxwell.
El vice fiscal general, Todd Blanche, se reunió este jueves con Maxwell. Fue novia de Epstein, y después, su mejor amiga. Lo ayudaba, según quedó probado en el juicio en 2021 en el que le cayeron 20 años de prisión, que cumple en una cárcel federal de Florida, por un delito de tráfico sexual de una menor, otro por transportar a una menor para que participara en una actividad sexual criminal y tres cargos por conspiración. Cumple su condena en una penitenciaría de la capital del Estado, Tallahassee, donde Blanche, que fue abogado de Trump en el caso Stormy Daniels, se vio con ella.
La reunión, de la que existen pocos precedentes, duró varias horas, y, según dijo el funcionario del Departamento de Justicia en un mensaje en X, está previsto que continúe este viernes. Maxwell ha apelado su sentencia y ha buscado a través de sus abogados una reducción de la pena o quién sabe si un perdón presidencial. Uno de ellos compareció tras el encuentro en Tallahassee ante los periodistas para contarles que su clienta había colaborado plenamente. “En ningún momento invocó su privilegio [de no declarar]. No se negó a responder. Encaró todas las preguntas con veracidad, honestidad y lo mejor que pudo”.
Las prisas de Blanche por contactar con una pieza fundamental del caso se deben a la fenomenal revuelta que no logra sofocar Trump en su propio partido. El Comité de la Cámara de Representantes sobre Supervisión y Rendición de Cuentas también se acordó el miércoles de Maxwell y la citó a declarar el 11 de agosto. A favor de esa iniciativa votaron tres representantes republicanos (Nancy Mace, de Carolina del Sur, Brian Jack, de Georgia, y Scott Perry, de Pensilvania), además de todos los demócratas del comité.
Tiene su explicación: desde hace un par de semanas, los teléfonos de las oficinas del Capitolio echan chispas con las llamadas de votantes indignados con la gestión de los papeles de Epstein por parte de la Administración de Trump. Un congresista aseguró este jueves que le preguntan “500 veces” más por ese asunto que por cualquier otro.
Maxwell creció en el Reino Unido, como miembro de la alta sociedad británica, antes de mudarse a Nueva York tras la muerte en extrañas circunstancias de su padre, el magnate británico de los medios Robert Maxwell. En los círculos exclusivos de Manhattan, Ghislaine cultivó una impresionante agenda, que incluía al príncipe Andrés de Inglaterra, o a Chelsea Clinton, única hija de Bill Clinton, a quien Maxwell presentó a Epstein.
Tras dejar la presidencia, Clinton viajó hasta en 26 ocasiones en los jets privados del millonario pederasta entre 2002 y 2003, según los registros de vuelo citados en el libro La araña: viaje al interior de la trama criminal de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell. El expresidente demócrata ha negado que tuviera una relación cercana con Epstein y ha asegurado que no sabía nada de sus crímenes.
En esa época, Epstein era aún amigo de Trump. Estos días ha resucitado un texto que el futuro presidente de Estados Unidos aportó supuestamente a petición de Maxwell a un libro para celebrar el 50º cumpleaños de Epstein. Así lo publicó The Wall Street Journal, y Trump dijo que ese texto, subido de tono, y el dibujo de una mujer desnuda que lo acompaña, son falsos. El presidente de Estados Unidos demandó al Journal por calumnia y libelo.
El miércoles por la noche, Brad Edwards, abogado de centenares de víctimas de Epstein, dijo en una entrevista con la cadena MSNBC que hay una copia de ese libro conmemorativo entre los papeles que quedaron a la muerte del financiero, y que sería sencillo que las autoridades federales pidieran a sus albaceas que lo entregaran para salir de dudas.
“300 gigabytes” sobre el caso
El Journal, y luego The New York Times, habían dado cuenta horas antes de una reunión en la Casa Blanca en la que la fiscal general, Pam Bondi, y Blanche habían comunicado a Trump que el nombre del presidente salía “múltiples” veces, como el de “muchas otras personas” en los papeles de Epstein que obran en poder el FBI, unos “300 gigabytes” de información que lleva “sobre la mesa” de la primera desde hace meses, mientras esta alimentaba la expectación de que iba a hacerla pública. No está claro en qué contexto sale citado el nombre de Trump, que fue amigo del millonario pederasta durante 15 años, pero rompieron hacia 2004, y el hecho de que aparezca en los papeles no basta para concluir que incurrió en ninguna conducta delictiva relacionada con Epstein.
En esa reunión, Bondi también le dijo al presidente de Estados Unidos, cuyo nombre ya había salido a relucir en desclasificaciones previas, su decisión de no hacer públicos los papeles de Epstein, porque contenían “pornografía infantil” e información personal de las víctimas. El 7 de julio, el Departamento de Justicia y el FBI emitieron un comunicado conjunto en el que desterraban la posibilidad de difundir una información que habían prometido durante meses.
Un grupo de seguidores del movimiento MAGA sospecha que el millonario tenía una lista con nombres de ricos y famosos que participaron de sus crímenes, y asegura que el Gobierno supuestamente ha ocultado la lista y que Epstein no se suicidó en su celda. El informe conjunto daba la razón al forense, que concluyó que el detenido se quitó la vida.
Este jueves, Trump se refirió a esa reunión con Bondi y Blanche ante los periodistas que esperaban a que abordara el helicóptero presidencial. Dijo que fue una “sesión informativa muy rápida”, y que no le dijeron que su nombre estuviera en los papeles. También, que esa lista la inventaron “[el expresidente Barack] Obama y el exdirector del FBI James] Comey”.
Antes de probar con la reunión con Maxwell, a ver si de esa manera pasa un chaparrón que no amaina en Washington por más días que pasen, Trump pidió a su fiscal general que solicitara la publicación de los documentos del gran jurado del juicio de Maxwell y de los dos de Epstein, el de 2019, que nunca llegó a celebrarse, y el de 2006 en Florida, que se saldó con una condena leve y un año entre rejas tras un acuerdo con la Fiscalía.
Este miércoles se supo que el juez de este último caso denegó esa petición porque, dijo, tiene “las manos atadas”. Los materiales del gran jurado, un grupo de ciudadanos que interviene al principio de la instrucción del caso para ver si este merece seguir adelante, son confidenciales por ley en Estados Unidos. Los otros dos magistrados no se han pronunciado.
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