Trump trata de desviar la atención del ‘caso Epstein’ acusando a Obama de traición
El republicano culpa a su predecesor demócrata de vincularlo con la trama rusa de injerencia en las elecciones de 2016

El presidente de EE UU, Donald Trump, ha desviado nuevamente la creciente atención de los medios sobre el caso Epstein, el magnate pederasta que se suicidó en una celda en 2019 y con el que mantuvo relación durante años, y lo ha hecho calificando a su predecesor, el demócrata Barack Obama, de traidor por presuntamente inculparlo en la trama rusa, por la que fue objeto de un impeachment durante su primer mandato. Según Trump, Obama fue el líder de “una conspiración” para vincularlo con maniobras del Kremlin. Para el demócrata, se trata de “extrañas acusaciones ridículas y un vano intento de distracción”.
Durante una comparecencia en la Casa Blanca con el presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., Trump fue preguntado este martes acerca de la lista de clientes de Epstein, con quien mantuvo buenas relaciones durante una quincena de años, y por el previsto interrogatorio del Departamento de Justicia a Ghislaine Maxwell, la conseguidora de menores para Epstein. “La cacería de brujas de la que se debería estar hablando es que pillaron desprevenido al presidente Obama”, declaró Trump en una larga digresión durante una comparecencia que teóricamente debería haberse limitado a informar sobre la reunión de los dos presidentes y la relación bilateral.
El caso Epstein no solo se ha convertido en una peligrosa bola de fuego para la Administración republicana, también en una vía de agua en el movimiento MAGA (siglas de Make America Great Again), que le aupó a la Casa Blanca y que sigue viendo una mano oculta en la muerte de Epstein. Aunque la Administración que dirige Trump ha tomado distancia de la conspiración que él mismo alentó, las bases MAGA no se creen que el magnate pederasta muriera por suicidio.
Trump se hizo eco del informe publicado el viernes pasado por la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien pidió procesar a varios funcionarios de la Administración de Obama (2009-2017) por presuntamente conspirar para deslegitimar la victoria de Trump en las elecciones de 2016, cuando llegó por primera vez a la Casa Blanca.
“Intentaron manipular las elecciones, los descubrieron y debería haber consecuencias muy severas por ello. Es hora de perseguir a los culpables. A Obama lo pillaron directamente. La gente dice: ‘Oh, ¿sabes? es un grupo de personas’. No es un grupo, es Obama. Sus órdenes están escritas. Los papeles están firmados”, ha asegurado Trump sobre documentación que la Administración demócrata habría consignado como “altamente clasificada”.
Después de que Gabbard enviara el viernes citaciones penales al Departamento de Justicia para ajustar cuentas con los supuestos traidores, Trump ha sugerido hoy que también Obama debería ser perseguido por la justicia. “Lo altamente clasificado se ha hecho público, y lo que hicieron en 2016 y luego también 2020 es muy criminal”, dijo volviendo al reiterado agravio —sin fundamento— de su derrota en las elecciones de 2020, cuando fue elegido Biden. Trump también arremetió contra Hillary Clinton, que fue secretaria de Estado con Obama, y el exdirector del FBI James Comey.
Trump ha adelantado que Gabbard podría desclasificar próximamente “miles de documentos adicionales” sobre la presunta “conspiración” de Obama. Las agencias de inteligencia de la Administración republicana acusan a funcionarios de la de Obama de filtrar declaraciones falsas a medios de comunicación, entre ellos The Washington Post, afirmando que Rusia intentó interferir a través de medios cibernéticos en el resultado de los comicios de 2016.
El mandatario ha insistido en sus señalamientos en varias publicaciones en su red Truth Social, donde la víspera había compartido un vídeo falso generado por inteligencia artificial en el que se ve a Obama siendo arrestado en el Despacho Oval.
La llamada trama rusa giró en torno a la hipotética connivencia, o cuando menos interés, del republicano en el supuesto intento de manipulación rusa de las elecciones de EE UU en 2016. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos y el FBI determinaron en enero de 2017 que el presidente ruso, Vladímir Putin, había orquestado una campaña de injerencia en los comicios con el objetivo de perjudicar a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton y favorecer la elección de Trump. Moscú siempre ha negado dicha acusación. Al surgir sospechas de colaboración entre algunos miembros del círculo de Trump y el Kremlin, el FBI y el Congreso pusieron en marcha una investigación, dirigida por el fiscal especial Robert Mueller, para esclarecer si existió algún tipo de vínculo o coordinación entre ambos lados. El resultado de las pesquisas exoneró a Trump de sospechas, aunque dejó abierta la posibilidad de que hubiera incurrido en obstrucción a la justicia.
Los republicanos esgrimen también el fantasma político de Biden para desviar la atención del caso Epstein. “Si los demócratas quieren hablar de transparencia, estoy dispuesto a rebobinar la cinta”, ha dicho este martes el presidente de la Cámara, Mike Johnson. “Hace 366 días, el presidente Joe Biden fue expulsado sin contemplaciones de la candidatura demócrata (…) Los mismos demócratas que nos mintieron durante años intentan ahora convencernos de que defienden la transparencia, [cuando] participaron en uno de los mayores escándalos políticos de toda la historia”, ha declarado Johnson, en alusión a la reiterada petición por parte de los demócratas de la publicación de los archivos de Epstein.
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