Ir al contenido
_
_
_
_

La UE afina una respuesta en defensa de sus intereses frente a la última andanada comercial de Trump

Von der Leyen y Merz abogan por esperar para tomar medidas drásticas mientras que Macron eleva el tono en el enfrentamiento con Washington

Prabowo Subianto, Ursula von der Leyen
Manuel V. Gómez

El tarifazo que Donald Trump lanzó por carta a la UE —y a México— el sábado pasado es la última evidencia de que la salida pactada a la guerra comercial con Estados Unidos, “beneficiosa para ambas partes” y que tanto anhela Bruselas va a ser muy difícil de conseguir. La Comisión Europea, al menos sobre el papel, mantiene su fe en la negociación para evitar “una disrupción“ en el comercio transatlántico. Pero en su retórica gana fuerza la respuesta, “la defensa de los intereses de los europeos”, “estar listos ante todos los escenarios”. Son ideas que van a estar muy presentes en la reunión de ministros de Exteriores y Comercio de la UE este lunes en Bruselas. Primero, el Ejecutivo de la Unión deberá aclarar hasta dónde ve posibilidades reales de acuerdo, pero la opción de cargar las armas para la guerra comercial ya no puede eludirse.

El sábado, cuando reaccionó al anuncio de Trump de que impondrá aranceles del 30% a las exportaciones de la UE a Estados Unidos, el presidente francés, Emmanuel Macron, fue muy explícito en sendos mensajes en la red social X, en francés y en inglés. Apoyó al Ejecutivo comunitario al tiempo que le presionó: “Corresponde más que nunca a la Comisión […] defender con firmeza los intereses europeos. Esto implica acelerar la preparación de contramedidas creíbles, movilizando todos los instrumentos a su disposición, incluidos los de lucha contra la coerción, si no se llega a un acuerdo antes del 1 de agosto”.

El 1 de agosto es la fecha a la que ahora hay que prestar atención, el nuevo plazo que unilateralmente ha decidido Trump y que Bruselas ha vuelto a aceptar en su afán negociador huyendo de las provocaciones, pese a que estas llegan ya en forma de carta al propio buzón de Berlaymont, el cuartel general de la Comisión en la capital de la UE. Su presidenta, Ursula von der Leyen, lo ha asumido implícitamente este domingo al demorar cualquier réplica hasta comienzos de agosto. Ella, por ahora, habla de “estar listos ante todos los escenarios” de forma genérica y mantiene la calma antes de hablar de la artillería pesada para la guerra comercial: “El instrumento [anticoerción] se creó para situaciones extraordinarias, no estamos ahí todavía”.

También el canciller alemán, Friedrich Merz, se sitúa en esta postura más contemporizadora. Aboga por la réplica si no hay más remedio, “pero no antes del 1 de agosto”, ha declarado este domingo en la televisión pública ARD. “Lo he hablado intensamente durante el fin de semana, tanto con Macron como con Ursula von der Leyen, el viernes, y con el presidente norteamericano [Donald Trump]. Queremos utilizar este tiempo ahora, las dos semanas y media que quedan”, informa Marc Bassets.

Creciente pesimismo

Fuentes diplomáticas apuntaban este domingo que más allá de todo el ruido que se oye estos días, y que ha subido de decibelios desde el sábado, la primera tarea de la Comisión este lunes en su reencuentro con los ministros será ver si hay opciones reales de acuerdo tras varios meses negociando. La especial intensidad de los contactos en las últimas semanas, con llamada entre Trump y Von der Leyen incluida, había llevado a Bruselas a pensar que podría haber un pacto estos días. Pero conforme fue avanzando la semana, el pesimismo fue ganando la partida. Se trataría, por tanto, de saber ahora si el Ejecutivo de la UE piensa que si el objetivo de la carta del sábado es añadir presión para lograr más cesiones o un obstáculo casi insalvable que aleja cualquier solución pacífica.

Por el anuncio de Von der Leyen, debe concluirse que ve opciones de pacto. Este martes iba a decaer la suspensión de imponer aranceles a un listado de productos estadounidenses por unos 20.000 millones de euros por la subida de los derechos aduaneros del 25% que Trump decretó en marzo al acero y al aluminio, que están ya vigentes. Se prolongará hasta comienzos del mes siguiente.

Ese asunto, sin duda, se tratará en el Consejo de Comercio de la UE. Como se vio el domingo por la tarde, en la reunión preparatoria de embajadores, ha habido apoyo a la Comisión para que mantenga la cabeza fría y pelee por el acuerdo hasta el final, apuntan fuentes conocedoras del encuentro. También señalan que se le anima a que intensifique el trabajo para tener listas las respuestas por si fracasan las negociaciones. Y en este estadio, el siguiente capítulo es el listado adicional de importaciones estadounidenses a sancionar: en principio, era de 90.000 millones de euros, aunque tras la consulta pública se ha reducido.

Faltaría ahora saber si, como ya pasó con la primera réplica, se aprobará en estas semanas que faltan hasta el 1 de agosto y así se dejaría preparada una respuesta arancelaria que acercarse a los 100.000 millones entre ambas medidas. Esa cantidad, en principio, estaría bastante por debajo de las importaciones estadounidenses procedentes de la UE, a las que Washington ya está imponiendo aranceles más altos —25% a coches y componentes automovilísticos, 50% al acero y al aluminio y un 10% general por los falsamente llamados “aranceles recíprocos”—.

Según los cálculos de la Comisión, todas esas medidas proteccionistas afectan a unos 360.000 millones de euros, el 70% de las exportaciones europeas a Estados Unidos. El argumento de Bruselas es que se busca más un “reequilibrio” con la respuesta que la simple “retorsión”, que consiste en una réplica exactamente igual. Además, tampoco sería posible, porque la UE solo importa mercancía estadounidense por valor de 350.000 millones de acuerdo con los números de 2024 y, encima, habría un gran riesgo de autolesionarse al castigar a productos que no pueden sustituirse fácilmente.

Ante esto se abre la opción a la que aludió Macron el sábado: el mecanismo anticoerción, que permitiría abrir el abanico de respuestas al comercio de servicios con más rapidez que las vías tradicionales. La duda es saber si todos los Estados miembros estarían dispuestos a llegar a ese extremo. Francia, seguro. Más incógnitas hay con Alemania.

Parte del guion del presidente francés lo respaldan expertos en negociaciones y comercio internacional, como Ignacio García-Bercero, investigador del centro de estudios bruselense Bruegel. Este antiguo negociador jefe de la Comisión con Estados Unidos durante el primer mandato de Trump incluso plantea más detalles después de conocer el contenido de la carta. Defiende que “la única respuesta” pasa “primero por aplicar unos aranceles del 30% a los dos paquetes de respuesta; segundo, por autorizar a aumentar el recargo arancelario hasta el 60% en caso de escalada desde Estados Unidos; y tercero, activar el mecanismo anticoerción para que la Comisión inicie las consultas para aplicar represalias sobre servicios y contratación pública”.

Ese escenario sería, sin duda, el de una guerra comercial todavía más abierta de la actual, en la que habría muchas probabilidades de que se sucedieran las réplicas y las contrarréplicas. Y ese es el escenario que Berlín busca evitar a toda costa. “Dejaría en un segundo plano gran parte de nuestros esfuerzos de política económica, porque lo eclipsaría todo y golpearía en el estómago a la industria exportadora alemana”, resumió Merz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_