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El sueño español de Richard Gere y Alejandra Silva llega (de momento) a su fin: la pareja vuelve a EE UU tras un año en Madrid

El actor ha explicado en el pasado su intención de vivir lejos de América y cerca de las raíces de la gallega durante varios años, pero al final se han convertido en meses. “Fue fabuloso”, los resume el intérprete

Richard Gere y Alejandra Silva vuelve a EEUU
El País

El último año ha estado plagado de noticias sobre la nueva vida de Richard Gere (Pensilvania, 76 años) y su mujer, Alejandra Silva (A Coruña, 46 años) en España, después de que la pareja se mudara a Madrid en noviembre de 2024. Noticias sobre lo mucho que le gusta la tortilla de patatas al actor o la personalidad disfrutona de los españoles, o sobre su enorme mansión en La Moraleja y el espectacular nidito de amor que han comprado en Oleiros (A Coruña), cerca de las raíces de Silva. “Ella fue muy generosa al darme seis años viviendo en mi mundo, así que creo que es justo que yo le dé al menos otros seis viviendo en el suyo”, dijo el intérprete de Pretty Woman en noviembre, al poco de mudarse. Sin embargo, según ha confesado Gere a la revista Hello!, el sueño español de la pareja no ha durado ni un año. “De hecho, ya estamos de vuelta aquí”, reconoció el pasado 16 de octubre, durante el estreno en Nueva York del documental sobre el Dalai Lama Sabiduría y felicidad, del que es productor ejecutivo.

El pasado mayo, Silva contó en una entrevista para El País Semanal que uno de los principales motivos de la pareja para instalarse en España era pasar desapercibidos. “Y creo que lo logramos, salvo que haya que asistir a alguna promoción o a algún acto público de las ONG con las que colaboramos, que es otro punto de gran interés común y uno de los principales motivos para mudarnos a España”, dijo la publicista gallega, casada con el actor desde 2018. Entre los dos tienen cuatro hijos, dos en común —Alexander, de seis años, y James, de cinco— y otros dos de anteriores matrimonios —Gere tuvo a su hijo Homer, de 25 años, con la actriz Carey Lowell, y Silva tuvo a su hijo Albert, de 13 años, con el empresario Govind Friedland—. Los tres más pequeños han vivido con ellos en Madrid. “Pasamos un año con nuestra familia en España. Y lo más importante que puedo decir es que [Alejandra] estaba muy feliz, por su familia, sus amigos, su cultura, su ciudad, su comida... todo, toda esa maravilla cultural. Así que fue fabuloso”, dijo ya refiriéndose a esa etapa en pasado.

En la entrevista con El País Semanal, Gere aseguraba que su idea era quedarse “por unos años” en Madrid: “Es una ciudad que ha cambiado mucho, con una energía muy especial, que ahora mismo sonríe. Aquí está ahora el colegio de nuestros hijos, sus amigos, las fundaciones con las que colaboramos, Hogar, Sí, Open Arms… Estamos los dos completamente volcados en ayudar a que no haya personas sin hogar en España”. Al final, en vez de “unos años” su vida madrileña se ha limitado a unos meses. Aun así, parece los han aprovechado: ambos han participado juntos en diferentes actos benéficos en Madrid y Barcelona, y Gere fue homenajeado con el Premio Goya Internacional en Granada. “América ya no nos inspira, es un lugar muy oscuro con un matón de presidente de Estados Unidos. No solo pasa allí, está ocurriendo en todas partes”, aseguró el pasado febrero durante el discurso de agradecimiento.

Ahora que están de vuelta en EE UU —aunque las dos mansiones que mantienen en Madrid y Oleiros les permiten, de momento, volver a España cuando quieran—, el matrimonio sigue centrado en la crianza de sus hijos, a los que tienen claro que quieren apartar del foco público. “Es una madre increíble. De hecho, he aprendido a ser un mejor padre observándola”, destacó Gere sobre su mujer durante el estreno del documental, cuya promoción, al menos por un tiempo, los mantendrá instalados en el país del actor.

Sabiduría y felicidad consiste en hora y media de metraje en el que el Dalai Lama habla directamente a la cámara sobre la paz interior, la felicidad y el potencial de un siglo XXI pacífico y feliz. Gere se interesó por el budismo tibetano en su juventud, pero se convirtió y comenzó a practicarlo de forma más profunda a los 27 años, en 1977, tras un viaje a Nepal y la India, donde conoció al decimocuarto Dalai Lama. Silva también practica el budismo desde que conoció a su marido y ahora están sumergiendo a sus hijos en la fe, según contó la gallega a Hello!: “Como ya ha dicho Richard, se requiere mucha paciencia. Introducir a los niños al budismo y su significado también es importante”.

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