Ir al contenido
_
_
_
_

¿Soy bueno en la cama? La importancia de la autopercepción en la sexualidad

La autoestima sexual, la valoración que hacemos de nosotros mismos como sujetos eróticos, es fundamental en las relaciones, en cómo vivimos y disfrutamos del placer y hasta en la elección de la pareja

Sexualidad
Rita Abundancia

Como dijo la escritora estadounidense de literatura romántica Christine Feehan, “es difícil sentir deseo cuando uno se siente indeseable”. El autoconcepto que cada uno tiene como sujeto sexual, muy relacionado con respuestas a preguntas como ¿me gusta mi cuerpo?, ¿me considero atractivo?, ¿pienso que soy un buen amante?, ¿disfruto de mis relaciones? o ¿soy capaz de provocar deseo en los demás?, es sumamente importante. La opinión que alguien se forja de su persona en materia sexual es decisiva en sus relaciones con otros, en sus vivencias y en su propio placer. “La autoestima baja es como conducir por la vida con el freno de mano puesto”, dijo el cirujano plástico estadounidense Maxwell Maltz, autor de un método para mejorar la autopercepción descrito en su libro Psico-Cibernética (1960).

En materia de sexo, el tema de la autoestima se complica porque las comparaciones, en tiempo real, son difíciles. Generalmente, no vemos cómo otros se comportan en la cama, solo escuchamos los relatos, más o menos verídicos, de sus hazañas. Está también la pornografía, ese género cinematográfico de ciencia ficción que muchos confunden con películas basadas en hechos reales, y damos crédito a las valoraciones que otros hacen de nuestras performances sexuales. Valoraciones que, a menudo, son producto del entusiasmo, el enamoramiento, el despecho, la diplomacia, el desinterés, la inexperiencia y tantos otros pecados veniales. Podría decirse que la sexualidad fue como una primera red social, en la que todos pretenden lucir con su mejor perfil y solo en los momentos estelares. Sin embargo, los que no sucumban a este juego y no tengan tantos seguidores, corren el riesgo de pensar que viven vidas insignificantes y caer en la trampa de la baja autoestima.

“La mayoría de las personas valoran su sexualidad como deficitaria”, apunta Francisca Molero, ginecóloga, sexóloga, directora del Instituto Iberoamericano de Sexología, sexóloga clínica y terapeuta del Centro Máxima, en Barcelona. “Estoy hablando de personas sin disfunciones de ningún tipo, pero que perciben que les falta algo, tienen la sensación de que su erótica no es tan plena como debería o podría llegar a ser. Las relaciones sexuales compartidas han ido disminuyendo, en comparación con generaciones anteriores; y, sin embargo, las solitarias han aumentado y esto crea también un cierto sentimiento de culpa porque no se dedica tiempo a eso que produce placer”, señala.

La mayoría valora su sexualidad como deficitaria; personas sin disfunciones de ningún tipo, pero que perciben que les falta algo, tienen la sensación de que su erótica no es tan plena como debería o podría llegar a ser, según la ginecóloga Francisca Molero.

Esta idea de fondo es muy limitante para la sexualidad, como lo sería para cualquier otra faceta de la vida el pensar que uno va a medio gas y no rinde todo lo que debería. “Hay pocas personas que vivan su dimensión erótica de manera sana y natural”, cuenta Raúl González, sexólogo, psicopedagogo y terapeuta de pareja del gabinete A la Par, en Madrid. “La mayor parte de la gente se debate entre la idea de que no da la talla y, por lo tanto, ni lo intenta; mientras otros se autoimponen maratones o competiciones en los que se trata de ver quién ha tenido más relaciones o ha puesto más en práctica determinadas performances el fin de semana pasado. La autoestima en materia sexual es importante. Una cierta seguridad en uno mismo propicia que las cosas salgan mejor. Es como andar en bicicleta, si estás aprendiendo y vas con miedo es más fácil caerse”, sostiene el sexólogo.

Se tiende a pensar que la opinión sobre uno mismo como sujeto sexual empieza con las primeras experiencias eróticas, pero, en realidad, ha empezado mucho antes. La educación sexual recibida o la no recibida siempre nos habla de sexo, ya sea por activa o por pasiva. La relación que mantienen nuestros padres y el modelo de pareja que, consciente o inconscientemente, muestran; la relación con el propio cuerpo, las primeras experiencias, lo que cuentan los amigos, la pornografía… Todo construye un universo en el que cada uno se sitúa con mayor o menor acierto, dependiendo de si cumple los cánones y expectativas exigidos en cada momento.

Para Bárbara Montes, especialista en sexología clínica y terapia de pareja, además de directora de marketing y comunicación de la tienda erótica online Diversual, hay otros factores de los que se habla menos. Por ejemplo, “el mandato del placer”. Es decir, lo que la sociedad dice que debería gustarnos. “Hay una presión silenciosa, en el caso de las mujeres, de que hay que disfrutar del sexo, estar empoderadas, tener muchos orgasmos, romper tabúes y, últimamente, dominar el squirtig. Mientras, los hombres deben durar más, estar siempre dispuestos y satisfacer a la pareja. Así, en lugar de habitar el deseo, lo estamos interpretando y creo que merecemos una sexualidad que no sea una performance, sino una experiencia viva. En todo este panorama, la comunicación es lo primero que se pierde porque tampoco hay mucho que comunicar cuando uno se limita a interpretar un guion”, opina.

La relación con el propio cuerpo es otro de los ejes principales de nuestra valoración como sujetos sexuales, y aquí entran en juego todos los cánones de belleza imperantes para ellos y ellas. Molero cree que este es un aspecto decisivo porque el cuerpo es la herramienta con la que interactuamos en una relación sexual. “No solo hay que hablar de conceptos estéticos, sino de información, de conocimiento de cómo funciona. Pocas personas han invertido tiempo para conocer los mecanismos de respuesta del placer, porque en el fondo somos animales de costumbres y, si algo funciona, tendemos a adoptarlo sin más”, asegura. “Y no hay que olvidar otra variante de peso: el valor que cada persona le da a la sexualidad. Para unos será una forma de placer, mientras que para otros representará mucho más. En este proceso de cambio cultural ya hay muchas personas que están entrando en un modelo de desarrollo personal distinto al que hemos conocido hasta ahora. Cuidan más su alimentación, hacen ejercicio, meditación, intentan controlar el estrés e incluyen también la sexualidad. Quieren conocer más sobre este tema y potenciar su vida sexual”, añade.

La relación con el propio cuerpo es otro de los ejes principales de nuestra valoración como sujetos sexuales, y aquí entran ya en juego todos los cánones de belleza imperantes para ellos y ellas.

Si la autoestima sexual depende de nuestro propio veredicto, es importante evitar la crítica destructiva, aceptar la constructiva y estar dispuesto a aprender y mejorar en cualquier faceta relativa a nuestra erótica. Un aspecto a tener en cuenta es, según apunta González, no hacer demasiado caso a los resultados de relaciones esporádicas. “El sexo ocasional es maravilloso y puede ser muy placentero, pero los amantes de un día no son los mejores jueces para calificar nuestro desempeño entre las sábanas. Y esto es muy común entre algunos jóvenes, embarcados en situationships en un momento decisivo para forjar su autopercepción como seres sexuados. Me refiero a que en un rollo de una noche casi nunca se dan las situaciones óptimas para sentirse a gusto y en confianza para soltar a nuestro verdadero yo. Por otro lado, hay siempre muchas expectativas en torno al ligue ocasional que, sumado al alcohol y a otros factores, hacen que todo funcione peor de lo que se espera”, explica.

Montes considera que hay que recuperar el propio deseo y distinguir entre lo que has aprendido a desear, lo que te han dicho que tienes que desear y lo que realmente deseas. “Aquí entra en juego un concepto que llamo el ‘consentimiento interno’, la capacidad de escucharse a uno mismo y saber decir no cuando algo no nos gusta, en vez de decir sí para evitar conflictos o satisfacer a la pareja. Es importante conocerse y descubrir los propios gustos, y para esto propongo un ejercicio que consiste en elaborar una lista de prácticas e ir probando, para bajar a tierra y reconectar con el cuerpo. Los resultados pueden ser sorprendentes, ya que ocurre como con la ropa; cosas que a priori creemos que nos van a sentar mal, luego se ajustan como un guante”, afirma.

Los amantes de un día no son los mejores jueces para calificar nuestro desempeño entre las sábanas.

Para valorarse en la justa medida, hay que conocerse. De ahí que la estrategia más inteligente no sea emular a Nacho Vidal, sino convertirnos en nuestra propia estrella. “El sentirse bien y mejorar está al alcance de todos”, sostiene Molero, “y lo primero es disponer de información de calidad, conocer el propio cuerpo y sus mecanismos de placer, dedicarle tiempo, aprender a sentir y abrirnos al disfrute y al placer. Cuando uno se pone manos a la obra y se ocupa, aunque todavía no haya alcanzado resultados, automáticamente desaparece esa sensación de impotencia, de inferioridad, porque estamos ya trabajando en ello”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Rita Abundancia
Periodista, sexóloga y autora de la web RitaReport.net.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_