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La contaminación por ‘ozono malo’ en Barajas alcanza niveles máximos, pero los vecinos no se enteran

Ecologistas en Acción denuncia que el Ayuntamiento de la capital no tiene canales eficientes para informar a la población, aun cuando estos episodios pueden interferir en su vida diaria

Una pareja toma el sol en el parque Juan Carlos I de Madrid, en una imagen de archivo.
Daniela Gutiérrez

El distrito de Barajas de Madrid está en la periferia de la ciudad y, aun así, es uno en los que la contaminación por ozono troposférico (O₃), también llamado ozono malo, tiene mayor incidencia. Esta paradoja ocurre a menudo, explica Juan García, portavoz de Ecologistas en Acción, porque las brisas transportan los contaminantes hacia zonas donde hay menos emisiones. Por esta razón, las estaciones ubicadas en Barajas Pueblo y en el parque Juan Carlos I, una de las zonas verdes más grandes de la ciudad, han superado en dos jornadas de lo que va del mes de julio, el día 16 y el 21, los umbrales por los que debería informarse a la población.

Durante junio, hubo cuatro días en los que también se alcanzaron esos niveles. Los ecologistas llevan años denunciando al consistorio no solo por la contaminación, sino también que los sistemas de aviso no sean suficientemente eficientes como para que los afectados por la contaminación conozcan estos picos, que podrían afectar su salud y sus actividades cotidianas.

El ozono troposférico es un contaminante “peculiar”, considerado secundario porque no se emite directamente a la atmósfera por ningún foco específico. “Se produce a partir de la suma de varios derivados de la quema de combustibles fósiles y la incidencia de los rayos solares”, explica García. Por ello, desde abril hasta septiembre la acción de los rayos dispara este tipo de contaminación en zonas donde hay mayor actividad humana, o que están cerca de ellas.

En el informe Calidad del Aire en el Estado Español 2024, presentado recientemente por Ecologistas en Acción, la ciudad de Madrid suspendió en materia de contaminación por ozono troposférico. Mientras la tendencia nacional es la reducción de este contaminante, la cantidad de ozono registrado en la capital en 2024 duplicó los máximos legales de los últimos años. La legislación española y europea contempla un máximo de 120 μg/m3, que no debe superarse más de 25 días al año, y para la OMS la cifra límite es aún más baja, 100 μg/m3 durante no más de tres días al año. En Madrid, el umbral a partir del cual las autoridades deben al menos informar a la población es de 180 μg/m3.

“Nunca había escuchado nada de la contaminación atmosférica por ozono”, asegura Rosa Hidalgo, una vecina de Barajas y miembro de la Asociación Vecinal de ese distrito. “Tampoco he notado nada diferente los últimos días”, agrega. Detectar altos niveles de ozono malo en el ambiente es prácticamente imposible para el ojo humano, porque no es una contaminación que “se vea”. “Es un contaminante invisible, pero está comprobado que existe”, subraya García.

Para informar de los contaminantes, el Ayuntamiento tiene habilitada una página en la que actualiza en tiempo real los valores que aportan sus 24 estaciones, entre las que están la de Barajas Pueblo y la del parque Juan Carlos I. También cuenta con una aplicación, llamada Aire Madrid, a través de la cual se pueden consultar los datos. El problema, dice el ecologista, es que esos canales no son los suficientemente populares como para que toda la población esté informada. “Nosotros [los miembros de Ecologistas en Acción] nos enteramos porque los conocemos y vamos directamente a consultarlos”, dice García sobre estos canales, a los que califica como “absolutamente inútiles”.

El Ayuntamiento explica a EL PAÍS que cuenta con varias vías a través de las cuales informa a los ciudadanos cuando ocurre un episodio de este tipo. “Se envían correos electrónicos, SMS a población afectada, se publica en la página web del Ayuntamiento, se incluye en paneles informativos de la EMT, en la aplicación Aire Madrid, la cuenta de Twitter [ahora X] @airedemadrid y se comunica a 300 informadores clave (sanitarios, centros deportivos, asociaciones de mayores, etc.)”, enumera un portavoz de la Concejalía de Medio Ambiente de Madrid.

Este lunes 21 de julio, la citada cuenta de la red social X anunció que se habían superado los umbrales establecidos para el ozono troposférico. Sin embargo, Rosa asegura que no recibió ningún mensaje de texto o correo electrónico con esta información. De hecho, agrega que ni ella ni ningún otro miembro de la asociación recibieron aviso alguno los cuatro días de junio (17, 26, 27 y 28) en que Barajas Pueblo o el parque Juan Carlos I también superaron el límite de los 180 μg/m3.

Estas dos estaciones, si bien han sido las de mayor incidencia en junio y lo que va de julio, no son las únicas que han registrado picos de contaminación. El día 16 de julio, la estación de El Pardo también superó los 180 μg/m3. En junio ocurrió en la del Barrio del Pilar (días 9 y 26), de Casa de Campo (día 9), de El Pardo nuevamente (9), de Ensanche de Vallecas (26, 27 y 28), de Retiro y Arturo Soria (26) y de Tres Olivos (26 y 28).

“Cada día se ha activado el procedimiento de información y alerta a la población que tenemos establecido en el Ayuntamiento para minimizar la exposición de la población y llegar al mayor número de personas potencialmente vulnerables”, insiste el portavoz del consistorio.

En zonas con altos niveles de ozono troposférico se deberían limitar las actividades al aire libre, como el deporte o las que se realizan en entornos escolares, dice García. Las personas con problemas respiratorios, como las asmáticas, podrían sufrir crisis cuando existe este tipo de contaminación, aunque no sea fácilmente detectable.

Según el portavoz de Medio Ambiente, las acciones del consistorio para tratar de disminuir la contaminación por ozono “se establecen a través de medidas enfocadas en la reducción de las emisiones, fundamentalmente debidas al tráfico motorizado, fuente tanto del dióxido de nitrógeno como de los compuestos orgánicos volátiles, los dos precursores de ozono troposférico y, por tanto, están recogidas en las medidas contempladas en la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360″.

García no se engaña y aclara que sabe que es “muy difícil” eliminar la contaminación por ozono de un plumazo, pero dice que, al menos, hay que prevenir a la población. Según él, si la ciudadanía conoce este problema, puede resguardarse, y también contribuir a que baje, por ejemplo, usando el transporte público. El ecologista recuerda que “la gente no se muere de golpe por la contaminación”, pero va sufriendo síntomas a lo largo de su día a día que terminan afectándolos a largo plazo.

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