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Los independentistas de Alcorcón: quieren marcharse de su propia ciudad porque los tratan como si fueran “de otro planeta”

Los vecinos de la urbanización Campodón, junto a Villaviciosa, denuncian el “abandono” por parte de su Ayuntamiento y comienzan una cruzada para poder cambiarse de municipio

Independentistas Alcorcon
David Expósito

La urbanización Campodón quiere abandonar su ciudad. Alcorcón ya no les representa. Villaviciosa de Odón, piensan los vecinos de Campodón, es el municipio que mejor podría defender sus intereses. Si el roce hace el cariño, los habitantes de Campodón quieren más a Villaviciosa porque, entre otras cosas, están pegados a ella, calle con calle. Alcorcón, al suroeste de Madrid, aunque sea el término municipal en el que están empadronados, les queda a varios kilómetros.

“Esta distancia ha hecho que el Ayuntamiento, gobierno tras gobierno, nos trate como si fuéramos personas extrañas, de otro planeta, que le dan igual. Pero no, también somos sus vecinos, pagamos impuestos como el resto y merecemos la misma consideración”, explica Merche Alberquilla, de 58 años, una de las portavoces de la Asociación de Vecinos por la Mejora de Campodón.

El colectivo, que ha emprendido una cruzada sin precedentes para independizarse de Alcorcón, asegura defender el “bien común” y el sentir de gran parte de un vecindario, que se considera “abandonado” por la administración local desde hace 30 años. El método elegido para que la proclama triunfe es sencillo: el boca a boca. Periódicamente, se celebran asambleas que acogen cada vez más adeptos, pero mientras tanto los impulsores van puerta por puerta en busca de fieles a su causa, entregando panfletos y explicando lo felices que serían todos si su municipio fuera Villaviciosa.

―¡Hola vecino!, ¿Te unes para marcharnos de Alcorcón? Que parece que nos tienen castigados―, le dice Merche a Felixindo, de 84 años, un hombre gallego que encontró en Campodón “su casa de campo”.

―No es un castigo, es un olvido. Treinta años de dejación. Yo ya he firmado―, responde él.

Uno de los vivos ejemplos de que al paso del tiempo no se le ha puesto ningún remedio son las aceras. Campodón es un complejo urbanístico compuesto en su mayor parte por grandes viviendas unifamiliares o urbanizaciones de chalés adosados a los que se mudaron familias de clase media alta a partir de los años ochenta.

El aspecto señorial de estas casas con jardines contrasta con lo que tienen delante de sus puertas. En muchas zonas, el Ayuntamiento de Alcorcón nunca hizo ademán de acondicionar el suelo y el vecino que ha querido tener acera ha tenido que hacer la guerra por su cuenta y colocar la suya propia. Por eso, en las calles de Campodón la uniformidad brilla por su ausencia, algunas baldosas son cuadradas y grises, otras rectangulares y blancas. Buena parte, eso sí, tienen algo en común: están destrozadas y casi nadie anda por ellas. Los viandantes pasean por la calzada, esquivando coches aparcados y otros en circulación.

―¡Mira, mira! ¡Mira a esos mayores del geriátrico andando por la carretera! ¿Tú te crees que eso es normal?―, señala Merche al ver una pareja de ancianos residentes en el Centro Geriátrico Campodón. El parque que tienen enfrente de su edificio es una oda al matorral y la maleza donde nadie, salvo un hombre con andador llamado Luis, de 85 años, se atreve a estar.


Luis, el único de los mayores que sale al parque de enfrente del geriátrico.

La urbanización Campodón, que tiene 1.024 personas censadas, es una curiosa zona residencial construida a partir de los años sesenta, que se encuentra dividida entre los municipios de Alcorcón y Villaviciosa de Odón. Un tercio ―donde está el bloque independentista― pertenece a la primera localidad, de la que se encuentra a cinco kilómetros, mientras que el resto forma parte de la segunda.

Para cualquiera que desconozca los límites de los términos municipales, Campodón está incrustado geográfica y urbanísticamente a todos los efectos en Villaviciosa de Odón. Pero no. La diferencia es tan sutil como una calle, la avenida del Castillo, concretamente. De hecho, gran parte de los vecinos alcorconeros no sabe que su ciudad llega hasta tan lejos ―más allá de las circunvalaciones A-5 o M-505―.

La asociación de vecinos de Campodón ha elaborado una lista con la distancia que los separa de ciertos servicios públicos en un municipio y en otro para demostrar que lo suyo “no es un capricho”. Por ejemplo, el colegio público más cercano de Alcorcón está a siete kilómetros; en Villaviciosa, a 2,6. El Ayuntamiento de Alcorcón está a 6,3 kilómetros; el de Villaviciosa, a tres. El punto limpio de Alcorcón está a 8,3 kilómetros; el de Villaviciosa, a 3,5.

Comparativa de distancias respecto a los servicios públicos de Alcorcón y los de Villaviciosa en la urbanización Campodón.

“Esta distancia física nos ha condenado. Los distintos gobiernos en Alcorcón, ya sean del PSOE o del PP, han tenido a Campodón abandonado. Es una zona que no es visible para la mayoría de sus vecinos, que jamás vienen aquí y no saben lo que pasa. Lo sé porque antes vivía en Alcorcón”, comenta Mario Fernández, de 44 años, otro de los líderes del movimiento vecinal.

“Hemos dicho basta, ya no buscamos que nos hagan caso, queremos irnos. Nosotros aportamos a Alcorcón lo mismo que los vecinos de las Retamas o Parque Lisboa. Ellos ven a dónde va su dinero, ven sus calles limpias, ven cubos de basura. La urbanización no dispone de un número suficiente de contenedores y papeleras acorde a su densidad poblacional. Hay gente, personas mayores, que los tiene a dos kilómetros de su casa”, se indigna. “Lo que recaudan de nosotros en impuestos respecto a lo que invierten... es un negocio redondo”, señala.

Económicamente, según sus cálculos, podrían ahorrarse “hasta 700 euros por hogar al año”. “En Villaviciosa el IBI [Impuesto de Bienes e Inmuebles] es un 25% más bajo y la tasa de basuras se reduce al 50%”, aseguran.

Una imagen cedida por los vecinos de la basura acumulada en la urbanización Campodón.

El Ayuntamiento de Alcorcón (PSOE) afirma “ser consciente de las deficiencias que sufre” el barrio: “Si bien debemos afirmar de forma contundente que, aquellas que son responsabilidad y competencia del consistorio, son atendidas permanentemente”. Hasta el momento, aseguran no haber tenido “comunicación oficial ni petición concreta” en relación con la recogida de firmas para marcharse de la ciudad. Así mismo, prometen colaborar “en lo necesario en cualquier proceso que deseen iniciar, en función de los procedimientos normativos y legislativos vigentes”.

Respecto al estado de las aceras y espacios públicos, el Ayuntamiento también se defiende: “Hay que recordar que desde 2019 el consistorio ha realizado importantes inversiones que se prueban con hechos como la creación de zonas verdes, infantiles o espacios deportivos. Además, este Ayuntamiento ha sido responsable de las principales y únicas mejoras realizadas en este barrio durante el pasado y presente mandato, tras años de abandono por parte de los Gobiernos del PP”.

Pero los vecinos insisten en sus quejas. El IBI, señalan, “se aplica en función de los principios de justicia social y equidad”, aporta más quien más metros cuadrados posee, quien más reserva de espacio solicita y, en un futuro próximo, quien más residuos genere por metro cuadrado.

Es curioso cómo a día de hoy, el gran solar vacío ubicado en la intersección de la calle Prado y la avenida de la Caza sigue figurando en muchos mapas como si allí se hubiera construido el gran Centro Cívico Campodón que prometió hace 15 años el controvertido alcalde socialista Enrique Cascallana y que iba a ser un revulsivo en la oferta sociocultural y deportiva de Campodón ―otra de las demandas―.

El Ayuntamiento de Alcorcón iba a destinar cuatro millones de euros para ello, gracias, en parte, a fondos europeos. No hay ni rastro de aquella promesa y, sin embargo, sí son visibles a diario una cantidad ingente de desperdicios orgánicos que se acumulan en plena calle provocando problemas de insalubridad.

“No recogen la basura como es debido. Tú vas a Alcorcón y no ves bolsas acumuladas. ¿Por qué aquí sí? Se nos ha advertido de que no podemos irnos a los cubos de la calle de enfrente porque son de Villaviciosa de Odón, que nos pueden multar", explica Fernández.


El solar donde se proyectó la construcción del centro cultural.

Antigua instalación de cubos de basura que han sido retirados.

Jurídicamente, la asociación se ampara en el artículo 14 de la Ley 2/2003 de Administración Local de Madrid, que contempla la posibilidad de que un núcleo de población territorialmente diferenciado pueda segregarse de un municipio para incorporarse a otro colindante, siempre que se confundan físicamente y se garantice así una mejor prestación de servicios.

Según ellos, “con el voto a favor de un tercio de los vecinos en la zona a segregar”, ya se podrían marchar. ”Ya no nos fiamos. Da igual que nos pongan dos cubos o un rascacielos, nosotros vamos a ir a la Comunidad de Madrid, que es quien tiene la competencia. No es una pataleta, es una cuestión de servicios mínimos”, dice Eduardo, de 61 años.

Tal vez el caso más llamativo sea el del transporte público. Alcorcón pertenece a la zona B1 y, sin embargo, los autobuses exigen tener un bono B2 porque, ellos sí, consideran que Campodón sí es Villaviciosa de Odón. “Es distópico. Ridículo. A mí me han echado varias veces del autobús por no venir con un B2 a mi casa, que está en Alcorcón. Si pago como si viviera en Villaviciosa, ¡quiero vivir en Villaviciosa!“, zanja Mario. Los independentistas de Alcorcón empiezan a alzar la voz.


Varios usuarios de la línea 510 de Campodón que está en zona B2 pese a que la urbanización está en Alcorcón.

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Sobre la firma

David Expósito
En EL PAÍS desde 2018. Su trabajo está centrado en la crónica y el reportaje local para la sección de Madrid, donde ejerce como fotógrafo y redactor. Anteriormente, también ha sido editor gráfico en la sección de Fotografía y en Suplementos. Es coautor del libro 'Utopías urbanísticas. 44 paseos por las colonias de Madrid'.
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