Tres planes para sobrevivir a julio sin salir de Madrid con sombra, ritmo y buen comer
Noches del Botánico, The Social Hub y Pink’s: tres lugares para esquivar el calor


El verano en Madrid no avisa, se instala; julio no pregunta, impone. El asfalto hierve, el tiempo pierde sus cuatro esquinas y hasta las sombras buscan cobijo. Y sin embargo, entre esa ola de calor que parece eterna, la ciudad se sigue moviendo. Un concierto entre árboles, una piscina con altura o una hamburguesa en el banco de un parque bastan para romper la rutina estival.
Madrid te enreda recomienda tres maneras de no rendirse a la pereza. No hace falta maleta ni GPS: música entre vegetación en las Noches del Botánico, un cóctel con vistas en The Social Hub y un pícnic improvisado y con sabor en Pink’s. Porque, aunque todos los años se puedan hacer más o menos las mismas cosas, la compañía lo cambia todo. Por eso, también vale repetir cada verano los lugares donde hemos sido felices. Solo hay que decidir, por una vez, no quedarnos con las ganas, como cantó el colombiano Andrés Cepeda hace poco en un concierto en el Botánico.
Música bajo los árboles
Madrid en julio se toma con hielo y con música. Mejor todavía si es bajo los árboles del Real Jardín Botánico Alfonso XIII, copa en mano y con esa sensación de estar en el lugar donde la ciudad, por fin, respira. En la zona hay de media cuatro grados menos de temperatura, y esto se nota. Noches del Botánico no es solo un festival: es una declaración de intenciones, un oasis sonoro y visual que desde 2016 transforma las noches de la capital en pequeñas fiestas ilustradas.

Conviene recordar que las Noches del Botánico no se viven solo desde la silla o la pista. A las 19.00 abren las puertas y empieza el ritual: pasear entre árboles centenarios, picar algo en los puestos gastronómicos, elegir vino en la vinoteca, tumbarse en una hamaca, mirar y dejarse mirar. Porque sí, aquí la experiencia es total y el código de vestimenta es veraniego pero formal. Sin duda, un lugar idílico para disfrutar de una de las mejores experiencias que ofrece Madrid en verano.
La edición de este año, la novena, suma 51 conciertos entre el 4 de junio y el 31 de julio, con más de 75 artistas que mezclan generaciones, géneros y geografías: Andrés Cepeda, Van Morrison, Chaka Khan, Max Richter, María Peláe, Seu Jorge, Óscar de León, Rozalén o Mikel Erentxun con su aniversario Duncan Dhu. Y dos incorporaciones que elevan la temperatura en el mejor sentido: Brandi Carlile, el 12 de julio, en su primer concierto en España, y Empire of The Sun, el 24, con su universo electrónico entre luces, capas y sintetizadores. “Aquí creamos noches inolvidables”, aseguran los responsables de la organización.
Un cóctel con vistas al Palacio Real
The Social Hub es uno de esos lugares que cuesta definir. ¿Hotel? ¿Coworking? ¿Azotea con piscina? Un poco de todo. Desde que aterrizó frente al Palacio Real, se ha convertido en un nudo urbano donde se mezclan vecinos, viajeros, estudiantes y profesionales en busca de sombra, wifi y algo frío que llevarse al cuerpo.
Su azotea, abierta todos los días de 12:00 a 00:00, ofrece piscina, vistas panorámicas y ese tipo de ambiente que hace que el verano madrileño se sienta un poco menos extremo. Jueves, viernes y fines de semana suelen ser los días más animados, con sesiones de DJ y planes que se alargan sin mucha prisa.
Este mes han lanzado una carta de verano con platos de inspiración local y guiños globales. El ticket medio oscila entre los 25 y 35 euros si uno se sienta a cenar, aunque también se puede subir simplemente a tomar algo, ver caer el sol y respirar.
Una hamburguesa, un parque y el plan perfecto
Hay días de julio en los que el aire pesa y el cuerpo pide algo simple. Algo que se coma con las manos, que no requiera cubiertos ni explicaciones. Para esos días, hay lugares como Pink’s, una hamburguesería que ha optado por la vía contraria a la saturación: una sola hamburguesa, 200 al día, y cuando se acaban, se acabó. “No hace falta hacer de todo para hacerlo bien”, dicen sus fundadores.

Abrieron en 2022 en un local mínimo en Chueca. Sin reservas, sin distracciones. “Quien llega, come”, resumen. Y parece que la idea ha calado: hoy tienen 14 locales en distintas zonas de Madrid, pero mantienen la misma lógica operativa, de precisión casi quirúrgica.
Lo interesante del plan no está solo en lo que se come, sino en cómo y dónde. Llevarte la bolsa a una plaza o un parque, sentarte bajo un árbol, dejar el móvil a un lado. “Pink’s no es solo lo que comes, es cómo te lo tomas”. El lujo está en el tiempo que se estira, no en el envoltorio. Hace unas semanas, abrieron un nuevo local en Rozas de Puerto Real. El ticket medio ronda los 10 euros.
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