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Olas de calor

Un día de ola de calor en Madrid es un día de más violencia y de 910 llamadas más a Emergencias

Los estudios demuestran cómo en el verano de la Comunidad madrileña no solo hay más asesinatos machistas, también hay más peleas que son más agresivas

Una persona en el Cerro del Tío Pío, conocido como Parque de las Siete Tetas, a 20 de junio de 2025, en Madrid (España). Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
Jacobo García

El teléfono 112 no deja de sonar. Siempre es una línea que echa humo, pero en julio 910 personas más llamarán cada día al teléfono de Emergencias de la Comunidad de Madrid. Lo mismo sucede con el 092 de la Policía Municipal o el 016 para casos de violencia machista. En verano, el 091 de la Policía Nacional también recibe 240 llamadas más cada día desde Madrid.

Los anuncios en televisión en invierno están protagonizados por parejas y familias armoniosas y en verano por amigos y alegría, aunque los datos digan lo contrario: a partir de la semana que viene entramos en el periodo más violento y agresivo en la ciudad. Más insultos, más peleas y más asesinatos de mujeres… Los expertos y los estudios coinciden en que cada vez que la temperatura sube un grado, se siente en casa y en la calle. Cinco asesinatos machistas en las últimas 48 horas confirman que este verano no será distinto y que junio es ya el mes más mortífero del año para las mujeres.

La relación entre el calor y violencia machista es un fenómeno tan antiguo como los termómetros. El año pasado en España, durante el verano (junio, julio, agosto) se contabilizaron 20 de los 48 asesinatos machistas. Es decir, el 42% de los feminicidios de todo el año concentrados en tres meses, según el Ministerio de Igualdad. La misma dinámica se repitió en 2023. Entre junio y septiembre se produjeron más de la mitad de los asesinatos de mujeres. Las llamadas al 016 en Madrid, el teléfono dedicado a la información por violencia de género, aumentan casi un 10% en verano, según datos de la Delegación del Gobierno.

Hasta el momento, el estudio más completo que se ha publicado sobre la relación entre calor y agresividad en España, lo realizó en 2018 un equipo de investigadores del Instituto Carlos III que analizó 23 asesinatos machistas ocurridos en Madrid entre mayo y septiembre. Sus conclusiones, publicadas en la revista Science of the Total Environment, fueron que, por cada grado que aumenta la temperatura por encima de los 34 °C, sube casi un 30% el riesgo de agresión machista. Cuando se trata de una ola de calor, ese riesgo aumenta progresivamente cada día. El primer día aumentan las llamadas al 016. El tercero las denuncias en comisaría y el quinto el número de asesinatos machistas. Al final de una ola de calor, el riesgo de que la violencia contra una mujer termine en asesinato suben a un 40%.

Altas temperaturas en la Plaza Mayor de Madrid, este jueves.

Según Julio Díaz, profesor investigador del Instituto Carlos III y uno de los autores del estudio, “No nos volvemos violentos de un día para otro. El calor no es el causante, sino que agrava una patología existente”, explica. “A estos datos hay que incorporar muchas otras variables como la humedad o el nivel de renta. No es lo mismo pasar el verano en una casa con piscina y zonas verdes a hacerlo en una habitación compartida”.

Paralelamente, los datos de llamadas, comisarías y hospitales confirman que el aumento de la violencia veraniega no se limita al hogar. En los próximos tres meses habrá más discusiones en el tráfico, más tensión en el metro y más broncas callejeras que no solo serán más frecuentes, sino más violentas que el resto del año.

En Madrid, durante el verano, Samur aumenta casi un 15% el número de salidas. El verano pasado, Samur atendió a 100 personas por peleas callejeras, pero a diferencia de otra época del año, subieron los traslados a los hospitales porque las peleas son más agresivas y hay más heridas más navajas y más traumatismos graves. En Madrid, en julio y agosto, el teléfono 092 de la Policía Municipal refuerza su plantilla al otro lado de la línea y el 091 de la Policía Nacional, recibe 240 llamadas más cada día desde Madrid, un 10% más que otros meses. Los informes del Ministerio del Interior confirman que en verano hay más detenciones por lesiones que en otro momento del año terminarían en delitos leves por alteración del orden.

Altas temperaturas en el centro de Madrid, este jueves.

El hecho objetivo es que en verano convivimos más. Conciertos, fiestas populares o la playa son lugares de encuentro que multiplican la posibilidad de encontronazos, pero, además, también dormimos peor y eso nos pone de peor humor, dicen los expertos. Hasta los perros se vuelven más agresivos con el calor.

Estudios como el del Instituto Carlos III permiten tomar medidas frente a olas cada vez más frecuentes y prolongadas. “En unos casos permite adelantase enviando señales a los encargados de monitorear el Sistema VioGén para el seguimiento de mujeres amenazadas y en otros casos a los hospitales”, explica Díaz. “Se sabe, por ejemplo, que en verano aumentan los ingresos por problemas renales, neurológicos y respiratorios y hay menos por problemas circulatorios, lo que permite a los hospitales hacer más eficaces los recursos y las plantillas”.

Varios estudios realizados en Estados Unidos confirman que lo que en invierno es una discusión de tráfico, en los meses de calor termina a puñetazos y en Inglaterra contabilizaron incluso el aumento en los toques de claxon. En España, un dato que maneja la DGT para los coches es que conducir con más de 35 °C dentro del coche tiene efectos similares a llevar 0,5 g/l de alcohol en sangre, lo que aumenta un 20 % la tasa de errores y eleva el tiempo de reacción.

La explicación física para este incremento de la agresividad es que cuando sube la temperatura ambiente, el cuerpo humano pone en marcha un sistema de alerta. El hipotálamo, encargado de regular funciones básicas como la temperatura corporal, el sueño y el hambre, se activa para mantener el equilibrio térmico. Pero mantener ese equilibrio cuesta caro: el flujo sanguíneo se redistribuye hacia la piel, disminuyendo el riego a órganos internos, incluidos el cerebro y la corteza prefrontal, área clave para el control de impulsos y la toma de decisiones racionales. Ese desequilibrio tiene consecuencias. Con menos oxígeno y glucosa disponibles, el cerebro opera bajo condiciones subóptimas. Estudios en neurociencia han demostrado que las capacidades de autocontrol y regulación emocional se ven mermadas. Las conexiones neuronales se hacen más lentas, y las respuestas emocionales —especialmente las de ira— se intensifican.

Teniendo en cuenta que, al menos, quedan dos olas de calor más por llegar y que el año pasado hubo en Madrid entre 22 y 25 días con temperaturas por encima de los 34 grados, todo indica que los días más intensos están por llegar.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.
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