Se cae un falso techo en el Zendal sin causar daños personales: “Estamos vivos de milagro”
El desprendimiento se produjo a las 21.10 del miércoles junto a la centralita del Summa 112, donde había decenas de trabajadores

La caída de un falso techo en el centro sanitario Isabel Zendal estuvo a punto de causar una tragedia este miércoles. El accidente se produjo en torno a las 21.10 en el porche por el que pasan los trabajadores del Summa 112 para entrar a la centralita, que se ubica en un edificio de oficinas junto a los pabellones de atención médica. Un estruendo hizo vibrar las ventanas en la sala donde decenas de teleoperadores y sanitarios atendías llamadas. Entre otros, dos teleoperadores, una limpiadora y el conductor de un bus que entró al baño “se salvaron por cuestión de segundos”, según una empleada, Vicky Damario, quien volvía a su asiento tras fumar un cigarro y pasó 20 segundos antes por la zona del desplome. La Consejería de Sanidad informa de que los paneles eran de pladur y habían sido colocados para cubrir el hormigón. Los peritos estudiaban este jueves la causa.
El incidente ha desatado las críticas contra la presidenta Isabel Díaz Ayuso, que ha convertido al Zendal en estandarte de su gestión sanitaria. El Zendal, que fue inaugurado por Ayuso “en un tiempo récord de tan solo cien días” para responder a la pandemia de coronavirus, es visto por la izquierda como una costosa operación de propaganda. En febrero de 2023, la plantilla de la centralita del Summa 112 se trasladó a disgusto a este complejo, en medio de críticas a la Comunidad de Madrid por la falta de uso de las instalaciones tras la crisis vírica.
“El Ayusismo y su hospital fantasma que se cae a cachos. ¿Es por estas cosas por las que no dejan a la oposición visitarlo?“, ha tuiteado el PSOE este jueves tras el incidente, junto a un vídeo de los momentos posteriores al derrumbe.
Ayer se desplomó parte del techo del Zendal.
— PSOE Madrid (@psoe_m) July 3, 2025
El Ayusismo y su hospital fantasma que se cae a cachos.
¿Es por estas cosas por las que no dejan a la oposición visitarlo? 🤔 pic.twitter.com/v0WqX64wsB
“Misil”
Este jueves antes de las 15.00, las trabajadoras del turno de tarde regresaban a la sala con el susto en el cuerpo. La noche anterior no se produjo desalojo y ellas debieron continuar atendiendo las llamadas de infartos, caídas y otras emergencias.

Acostumbradas a responder a las desgracias, a las teleoperadoras no se les pasaba por alto que se habían librado de una “en casa”. Damario volvía a la centralita después de fumar un cigarro durante un descanso. En el vestíbulo del edificio había otras personas que entraban o salían, entre ellas el chófer de un autobús lanzadera que conecta el Zendal con Ifema. Como la parada del centro sanitario es la primera de la ruta, los chóferes suelen aprovechar para consumir en las máquinas de vending o entrar al aseo. Damario cuenta que el conductor estaba a punto de salir por la puerta cuando ocurrió el desplome.
“Creí que habían tirado un misil”, dice ella, que es delegada sindical. “Me di la vuelta y vi que el techo se había venido abajo. Nos dimos cuenta de lo que había pasado y de que estábamos vivos de milagro. El conductor fue el más afectado. Se quedó blanco como un papel. Creo que vio pasar su vida por delante”.
Damario dice que en el momento del desprendimiento había un fuerte viento en la zona. Mientras fumaba, le llamó la atención que los tres mástiles con banderas a la entrada del complejo, de la Unión Europea, España y la Comunidad, “se balanceaban con fuerza”. Recordó que hace unos meses se cayó uno de los mástiles y pensó: “Se va a caer otra vez”.
“Pudo haber sido una tragedia”, decía esta trabajadora veterana. Otras tres compañeras le dan la razón a las puertas del centro, minutos antes de volver al trabajo. “Estamos aún muertas de miedo”, decía otra empleada, Alaba Maquieira.
Al llegar este jueves, las teleoperadoras usaron otra entrada. En la principal, la del desplome, se encontraron a unos operarios que estaban recubriendo de nuevo el techo con unos paneles de otro color. Casi habían terminado su trabajo. En menos de 24 horas no iba a quedar ni rastro del accidente.


La plantilla se había quejado antes de otros defectos en la infraestructura. Hablan de goteras en el garaje y de que una vez se cayó una de las lamas del techo en ese espacio, sin causar daños personales. Además, aseguran que sufren plagas de insectos como cucarachas, hormigas y mosquitos.
“Esto es una vergüenza”, dice el secretario del comité de empresa, Vladimir Valentín, sobre las condiciones de trabajo. Agrega que llevan tiempo pidiendo que se cumpla la normativa de riesgos laborales. “No nos entregan el plan de evacuación del edificio y no se han hecho simulacros”. La plantilla depende de Ilunion, empresa contratada por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Ilunion no ha contestado a una solicitud de este periódico para conocer su versión.
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