Próximo episodio del ‘caso residencias’: ¿qué se decidió en la reunión de la cúpula de Ayuso?

El libro que Alberto Reyero dedicó a las muertes indignas en las residencias contenía un capítulo llamado La reunión. Trataba sobre un encuentro “secreto” celebrado el miércoles 11 de marzo de 2020 en la sede de la Comunidad de Madrid al que no fue invitado, a pesar de que sospecha que se tomaron decisiones relevantes para las residencias de mayores, el ámbito de su competencia como consejero de Políticas Sociales. Al día siguiente, jueves 12, el entonces consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, anunció en rueda de prensa que los mayores de residencias serían tratados in situ, y el viernes 13, un cargo sanitario citó a un grupo de geriatras para elaborar los famosos protocolos que restringieron la hospitalización de esos enfermos.

Esa reunión apenas ha sido noticia en cinco años de investigación judicial, política y periodística, salvo cuando la reveló uno de sus participantes, Antonio Burgueño, en una entrevista con EL PAÍS en junio de 2020 y luego en el interrogatorio al que se sometió en la Asamblea de Madrid, en febrero de 2021. Pero este martes, Burgueño ha puesto aquel encuentro en el primer plano.

Este hombre encorvado, de aspecto frágil y 83 años, una edad que ronda la de los miles de fallecidos, contó a una jueza de Leganés que en aquel encuentro con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y tres lugartenientes asumió el “mando único sanitario”.

Antes de que Burgueño tuviera tiempo para desvelar más entresijos, la fiscal pidió la venia para que la jueza suspendiera la sesión, anticipando que lo que estaba revelando el testigo podía suponer su imputación y, en ese caso, necesitaría abogado. La magistrada aceptó el aplazamiento y el relato quedó a medias.

Habrá que esperar a que Burgueño complete su narración en los juzgados porque no ha querido atender ni a los medios que le esperaban en Leganés ni tampoco antes a reiterados intentos de EL PAÍS. Pero lo cierto es que él ya ha dado antes bastantes detalles. Según el ex asesor de la presidenta regional, Ayuso lo llamó a las 17.00 del martes 10 y lo citó para el día siguiente en la sede de su Ejecutivo, en la Puerta del Sol. Le esperaban la presidenta, su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y los consejeros de Sanidad y Hacienda, Enrique Ruiz Escudero y Javier Fernández Lasquetty.

Burgueño había sido director de Hospitales en Madrid entre 2008 y 2014, durante los gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González. Tenía a su favor que conocía muy bien a Lasquetty, consejero de Sanidad en aquel periodo. Tras salir del Gobierno madrileño, Burgueño había montado una consultora de gestión sanitaria, Planning Business Big SL.

La reunión no aparece en la agenda de Ayuso en el Portal de Transparencia. El único acto publicado de aquel día es el homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M, que se celebró a las 9.00 en una Puerta del Sol semivacía por el miedo al virus.

Una vez reunidos, Burgueño habló durante una hora y cuarto sobre las líneas maestras de la respuesta a la pandemia en Madrid. Años antes, había sido médico en el Ejército del Aire y conservaba una visión y un lenguaje militar. Les dijo: “Tienen ustedes necesidad de un plan de guerra”. Y Miguel Ángel Rodríguez, alias MÁR, proclamó:

−Ya tenemos un general.

Le nombraron “mando único sanitario” y él se retiró con el compromiso de entregar al día siguiente un documento con medidas. El plan, que elaboró con ayuda de su equipo en la consultora, contenía 270 puntos. De ellos, “unos 10 o 15″ correspondían a las residencias. Una medida era la medicalización, una idea que él rescató de su época como director de Hospitales.

Según ha contado, durante sus viajes por Europa había notado que los médicos de Atención Primaria en Francia, Bélgica o Alemania hacían visitas a las residencias, algo que no pasaba en España. Esto, explicó, siempre le había “obsesionado”, aunque nunca lo llevó a cabo.

Su plan proponía que “equipos de hospitalización domiciliaria”, formados por un médico y una enfermera de Atención Primaria, estuvieran disponibles por teléfono para ir a las residencias y vigilar, entre otras cosas, que los residentes mantenían “un flujo de oxígeno constante”.

“Creo que dije que se necesitaba un ejército de no menos de 250 médicos”, relató Burgueño un año después en la Asamblea. Para transportarlos propuso contratos con Uber y Cabify. También previó llevar a los enfermos de residencias a hospitales de media y larga estancia, como el Carlos III (norte de la capital) o La Fuenfría (en la sierra).

“Buenas ideas”

El jueves 12, Ayuso tuvo una jornada intensa en Sol. Presentó el “plan integral” en tres reuniones, la primera con los gerentes de los hospitales públicos, la segunda con los jefes de los privados, y la tercera con los sindicatos, según detalla una nota de prensa de aquel día, que incluye fotos de Burgueño junto con Escudero, Ayuso y la viceconsejera de Sanidad, Ana Dávila, quien hoy continúa en el Ejecutivo como consejera de Asuntos Sociales.

Por la tarde, Escudero presentó a la prensa su Plan de acción contra el coronavirus, que calificó de “histórico”, pero no especificó que consistiera en 270 medidas. La información proporcionada a los periodistas destacaba solo siete puntos, entre ellos que “las residencias se van a medicalizar y los mayores contagiados serán atendidos allí mismo”.

Aquel mismo jueves ya se vio que algo no iba bien. A los representantes sindicales les descolocó el nombramiento del antiguo director de Hospitales, de infausto recuerdo por sus planes privatizadores, que fueron contestados en su día con mareas blancas en las calles. Ayuso les dijo:

—¿Y si tiene buenas ideas?

Más de 7.000 personas apoyaron que se reconsiderase su fichaje. En Twitter, un jefe de servicio en el Hospital La Paz recordó que “esta crisis necesita consenso y unidad”.

Pronto, Burgueño notó que lo ignoraban y que hacía “de comparsa”. Su nombramiento nunca se formalizó. El lunes 16, asistió a la reunión diaria del gabinete de crisis y decidió que sería la última para él.

Ha contado que nunca le informaron sobre cuánto de su plan fue adaptado. Él estima que un 70%. El caso es que los sanitarios de Atención Primaria nunca fueron a las residencias, como él había planeado. La medicalización, dijo, no se llevó a cabo: “Para mí eso es un fracaso”.

En su libro, Reyero pone énfasis en la opacidad que rodea a “la reunión”. “¿Por qué la mantuvieron en secreto ante el vicepresidente del Gobierno [Ignacio Aguado, también de Ciudadanos] y ante mí? ¿Por qué no contaron con la persona que tenía más información sobre las residencias —yo— para elaborar las medidas pertinentes? ¿Por qué, en cambio, sí estaba presente el consejero de Hacienda? ¿Hubo más reuniones similares? Y, sobre todo, ¿dónde se encuentra ese plan con 270 medidas de lucha contra la pandemia?“.

Ayuso apenas ha hablado sobre las imputaciones recientes de exresponsables de su Gobierno en el caso residencias. Algo que sí ha querido destacar es que Burgueño “asesoró durante pocos días de manera voluntaria” y que es incorrecto “tratarle como un alto cargo” para hacerla parecer culpable.

Él está imputado en un procedimiento en la plaza de Castilla. La jueza de Leganés aún no ha decidido si hará lo mismo, según fuentes judiciales. Las familias denunciantes esperan que dé ese paso y que investigue también a Ayuso y sus consejeros.

El abogado de las familias, Carlos Castillo, ha adelantado que pedirá el plan de 270 puntos, aunque en marzo de 2021 la Consejería de Sanidad respondió a una solicitud de transparencia de EL PAÍS lo siguiente: “No se dispone en esta consejería de documento alguno con el título o características por Vd. indicado”. Burgueño tampoco ha querido revelarlo. En esa misma época, le dio la siguiente excusa a este diario: “Es como un libro que, después de escribirlo, ya no quieres volver a abrir”.

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