Frenesí en el día grande de Buñol: la Tomatina reúne 22.000 personas y 120.000 kilos de tomates
Las banderas de Palestina y las consignas contra la invasión de Gaza por Israel adquieren especial protagonismo en la 78 edición de esta peculiar fiesta internacional

El último miércoles de cada agosto, el municipio de Buñol se llena de ingleses, indios, japoneses o australianos. Este año, esa localidad industrial de 9.765 habitantes celebra la edición 78 de la Tomatina y para la fiesta se reúnen 22.000 personas, el aforo máximo previsto, para lanzarse 120.000 kilogramos de tomate. “Un pueblecito de diez mil habitantes de la provincia de Valencia en el epicentro mundial”, señala su concejal de Fiestas y Tomatina, Sergio Galarza. “Este día todo el mundo mira a Buñol”.
En la fiesta de este miércoles se han lanzado 120 toneladas de tomates procedentes de una empresa de Extremadura, que desde el martes se cargaron en camiones para ser utilizados como munición en esta peculiar fiesta de repercusión internacional. Los tomates empleados son tipo pera y no son aptos para el consumo humano. Se cultivan exclusivamente para la Tomatina, explicó el primer teniente alcalde y concejal Galarza, quien supervisó los trabajos de carga de los camiones.

La batalla a tomatazos ha arrancado sobre las 12.00, cuando los seis camiones tipo volquete se han abierto paso entre la multitud apiñada y los voluntarios y peñas del pueblo han comenzado a lanzar desde los vehículos los tomates al público. En algunos puntos el camión ha descargado en el suelo una gran cantidad de esta fruta para que los asistentes las usen directamente.
En esta edición, una de las curiosidades ha sido es la rapidez con la que un joven indio ha bajado el jamón que corona el “Palo Jabón”, una cucaña engrasada que marca el inicio de esta fiesta retando a los más ágiles a subirla. Tras trepar el palo y escalar sobre otros participantes, el ganador ha conseguido la victoria pocos minutos después de las 10.00 horas, saldando así la deuda de la pasada edición, en la que nadie consiguió bajar el jamón.
Muchos de los asistentes a la Tomatina son precisamente extranjeros, provenientes en especial de Australia y de la India, el país más poblado del mundo. Allí se ha hecho muy popular esta fiesta gracias la película Zindagi na milegi dobara (Sólo se vive una vez), de 2011, que narra el viaje a España de tres amigos para asistir a este curioso evento. El público japonés, otro de los que popularmente asiste, sin embargo, ha bajado este año, según el concejal.
La Tomatina, como ya ha ocurrido con otras celebraciones en España, no ha estado al margen de las protestas contra la operación militar que lleva a cabo Israel en la Franja de Gaza. A lo largo del recorrido de la fiesta cuelgan de los balcones banderas de Palestina y pancartas con proclamas contra el genocidio. Al arranque de la fiesta, antes de la llegada del primer camión, un grupo de participantes ya sostenía en la plaza del Pueblo una de estas banderas de gran tamaño.

Esta ha sido la primera Tomatina tras la dana del pasado 29 de octubre, que dejó 228 muertos y devastó buena parte de la provincia de Valencia. Por esta razón, la fiesta se ha llamado Tomaterapia, un intento de recuperarse tras la riada que afectó, entre otros municipios, a Buñol. El concejal Galarza ha señalado que, “después de lo sufrido”, los valencianos renacen y están preparados “para lo que venga”.
Al Ayuntamiento de Buñol le preocupaba que tras la Tomatina hubiera gente que acudiera al río, que todavía tiene una zona con vertidos de la dana y, por eso, han colocado carteles en los que no se recomienda el baño. Galarza ha recordado que el consistorio habilita duchas para poder quitarse los restos de los tomates.
A las 12.30 horas, en la mitad de esta fiesta, el público ya era una masa uniforme teñida de rojo. Los participantes, muchos con gafas de buceo, mantenían el equilibrio sobre un suelo cubierto con los restos de la fruta. Y así ha continuado hasta que ha explotado la carcasa, el petardo que indica el inicio y el final del acto.
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