Ir al contenido
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Es la segregación urbana, estúpido

Es en los barrios pobres donde se produce el choque entre viejos y nuevos vulnerables

“La ordenación física, los conflictos y la manera en que vivimos las ciudades se explican en gran medida por la desigualdad y las pugnas que esta suscita”, escribía Oriol Nel·lo en un artículo publicado en la revista Barcelona Metròpolis en abril de 2024. Si alguien ha estudiado bien esta dinámica es él, que fue secretario de Planificación Territorial de la Generalitat de Catalunya entre 2003 y 2011. Es el periodo en el que se ideó y aplicó el Plan de Barrios, destinado a revertir los desastres de una segregación urbana que venía de lejos, pero que escaló a mediados de los setenta con una especialización social del territorio que todavía perdura. De esa segregación es fruto lo ocurrido en el barrio de Sant Roc de Badalona con el desalojo del antiguo instituto B9.

Cuarenta años de políticas democráticas han traído muchas mejoras, pero no han sido capaces de revertir la dinámica que cronifica y perpetúa la pobreza en esos barrios segregados. Esa dinámica consiste en que, cuando gracias al ascensor social educativo o laboral, algunos de sus habitantes mejoran sus ingresos, se van del barrio en busca de un entorno social mejor, y su lugar es ocupado por nuevos contingentes de pobres, muchos de ellos de inmigración reciente. Las gentes pasan, la pobreza permanece.

Así es como se perpetúa la segregación residencial y este es el mayor fracaso del modelo de planeamiento urbano aplicado hasta ahora. La colonización del mercado inmobiliario por el capital financiero depredador no ha hecho sino agravar esa dinámica. Que vuelvan las barracas y haya tiendas de campaña bajo los puentes de las autopistas solo puede ser visto como el síntoma de un fenómeno más general y preocupante.

No se ha conseguido revertir la especialización del territorio en función de la renta que se instauró en la ordenación urbanística, en gran parte reactiva y caótica, en la expansión de los años setenta. Lo demuestra el hecho de que barrios como el de Sant Roc de Badalona, o La Mina de Sant Adrià, como tantos otros repartidos por toda el área metropolitana, sigan siendo pozos de pobreza a pesar de que a menos de un kilómetro hayan crecido barrios de rutilante riqueza, como los del Fórum. Como recuerda Nel·lo, la segregación urbana vive de un doble movimiento: el confinamiento de los pobres y la secesión de los ricos.

Es en los barrios pobres donde se produce el choque entre viejos y nuevos vulnerables, entre aquellos que tienen el techo precario y los que no tienen ninguno. Pero es la propia segregación la que les atrapa en la espiral de la pobreza. Si en esas condiciones aparecen políticos irresponsables dispuestos a enfrentar a los pobres con los más pobres, a los inmigrantes de ayer con los nuevos inmigrantes, en una lucha despiadada por unos recursos que siempre son escasos, tendremos como resultado lo que ha ocurrido en Sant Roc. Ver al alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, azuzar el enfrentamiento y empatizar con quienes, desde la marginalidad, se manifiestan para evitar que una parroquia acoja a los que acaban de llegar es lo más grave que ha ocurrido en política en los últimos años. Un desagradable episodio de xenofobia, racismo y aporofobia de instigación institucional. Pero la maniobra política ha sido tan obscena y descarada, tan evidente su propósito, que debería volverse contra quien la ha instigado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

_

Últimas noticias

Lo más visto

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_