La crisis de los cribados contagia al Parlamento andaluz
El presidente de la Cámara mete en brete a su grupo al frenar y luego autorizar una votación para modificar el orden del día

En seis años y nueve meses de legislatura, el PP de Juan Manuel Moreno ha tenido el acierto de no resbalar con ninguna piel de plátano. Tiene un excelente equipo de comunicación, un grupo parlamentario que funciona como un reloj y un equipo dirigente en el partido —con el secretario general, Antonio Repullo, al frente— oteando y olfateando el amplio territorio de Andalucía, para anticipar problemas, como bien aprendieron de sus antecesores socialistas. Pero la crisis desatada con los fallos en el programa de cáncer de mama les ha provocado un serio traspié y están trabucándose.
Esta confusión se ha trasladado al Parlamento andaluz donde el PP tiene mayoría absoluta. Es decir, es una Cámara donde no hay imprevistos, ni sorpresas, ni emboscadas exitosas. Todo sale como tiene que salir, aburridamente. Menos hoy. Tres grupos parlamentarios (PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía) habían pedido la inclusión en el orden del día del pleno de este miércoles de un nuevo punto para celebrar un debate general sobre los fallos en los cribados.
Llevan más de dos años pidiéndolo en relación con las listas de espera, pero al presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, no le da la gana incluirlo porque dice que “no ha lugar”. Los grupos le reprochan desde hace meses su falta de imparcialidad.
Aguirre ha metido en un serio brete a su grupo parlamentario y ha tenido que suspender el pleno en dos ocasiones —primero cinco minutos y después diez— mientras la consejera de Fomento esperaba en el atril para defender la ley de vivienda, el proyecto estrella del Gobierno, y en la tribuna de invitados aguardaban representantes del sector de la construcción. Había enfado en el grupo popular con el presidente de la Cámara.
La portavoz de Por Andalucía, Inma Nieto, ha pedido in voce (de viva voz) que se vote la inclusión del debate general sobre los cribados como marca el Reglamento, pero Aguirre ha dicho que no, que el orden del día lo decide él, olvidando que horas antes la Mesa que él preside la había admitido. A partir de ahí se han sucedido una serie de intervenciones espontáneas de los distintos portavoces de los grupos. Algún letrado de la Mesa o algún compañero ha debido advertirle que debía someterse a votación y del “no ha lugar” el presidente de la Cámara ha pasado al siguiente segundo a abrir una votación sobre la posible modificación del orden del día. “Bien, vale, vale. ¿Votos a favor?”.
Desde el PP han saltado como resorte. “Nos tendría que haber avisado cinco minutos antes de que se iba a votar, porque nos falta gente”. El portavoz popular, Toni Martín, ha pedido un receso de cinco minutos. Y Aguirre ha pasado del “no ha lugar”, al “¿votos a favor?” y a pedir una pausa. Desde la bancada del PSOE se ha escuchado algún reproche por su decisión en la que él se ha reafirmado: “Sí, señor, porque me da la gana”.
De haberse votado a esa hora, el PP la habría perdido porque le faltaban diputados. Y Vox, que cada vez pisa más el acelerador en dirección a Moreno, estaba dispuesto a apoyar la iniciativa de los tres grupos de la izquierda. Ha habido un momento de descomposición en el grupo popular, mientras que desde la oposición le han afeado el parón: “¿Esto es para que vengan los diputados del PP de comer? ¿A ver si acaban los gin-tonics los del PP y podemos empezar el pleno? Están en El Ventorro, en El Ventorro”, se le ha oído a la portavoz adjunta socialista, Ángeles Férriz, en referencia al restaurante donde permaneció varias horas el presidente valenciano, Carlos Mazón, el día de la dana. Mientras, Martín aconsejaba a un diputado del PSOE a comportarse “con un poquito de dignidad” y Aguirre se empoderaba todo el rato: “El presidente ordena el pleno. El orden del día lo marca el presidente y punto”. Y José Ignacio García (Adelante) e Inma Nieto (Por Andalucía) instaba al cumplimiento del Reglamento.
También ha habido un momento llamativo, cuando Juan Antonio Delgado, diputado raso de Por Andalucía que aspira a ser candidato de Podemos, ha intentado tener su cuota de protagonismo. “Se está saltando el Reglamento” ha dicho. Así ha estado el pleno durante casi media hora hasta que Aguirre ha hecho otro receso de 10 minutos. “Los portavoces, a la sacristía”, ha ordenado.
El hermoso salón de plenos del Parlamento andaluz es una antigua iglesia del siglo XVI y la sacristía está justo detrás del lugar que ocupan los miembros de la Mesa, donde estaba el altar. Ahí se han arreglado muchos entuertos políticos. También hoy. Aguirre se ha reunido primero con los letrados, que habían sido avisados por el socialista Josele Aguilar de que iba a impugnar el pleno, y una vez celebrada la reunión con la Mesa y los portavoces, Aguirre ha reconocido lo que estaba negando: la petición de debate había sido admitida a trámite, la solicitud se puede hacer in voce “perfectamente” y la votación se hará al final del pleno. Y, por supuesto, que “el presidente ordena el pleno”.
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