La alerta de Feijóo sobre el “terrorismo incendiario” choca con las estadísticas
El presidente del PP insiste en que el 80% de los fuegos son “intencionados”, pero las cifras oficiales lo contradicen


Con gesto serio, acorde a la gravedad de los incendios, Alberto Núñez Feijóo hizo el miércoles pasado un llamamiento desde Chandrexa de Queixa, en Ourense:
— En el caso de advertir alguna moto o algún coche que se adentra en los bosques, o en los montes —dijo dirigiéndose a la ciudadanía—, que tomen la matrícula y esos movimientos sospechosos los pongan en conocimiento de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
El presidente del PP aquilató su mensaje con una cifra redonda. Tras contar que hay zonas de Galicia que “arden de forma continuada y constante”, dio escala nacional a su conclusión: “Hay una actividad de terrorismo incendiario en España. La conocemos. Sabemos que el 80% de los incendios son intencionados”.
“Intencionados”, fue lo que dijo. No “de origen humano” o “provocados”, donde cabe la acción deliberada pero también la negligencia. Dijo “intencionados”, vinculándolos al “terrorismo incendiario”.
Feijóo: "Hay una actividad de terrorismo incendiario en España. El 80% de los incendios son intencionados y necesitamos la colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para detectar a esos incendiarios y detenerlos, también la de los ciudadanos"
— RTVE Noticias (@rtvenoticias) August 13, 2025
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Repitió la cifra el viernes desde Palacios del Sil (León). Después de hacerse eco de varias detenciones por los fuegos, afirmó: “Estoy convencido de que en el entorno del 80% de los fuegos que se producen en España son intencionados”. Así lo cree porque, según explicó, “hay incendios que se producen a altas horas de la madrugada de forma continuada […], motos y vehículos que entran y salen de los montes”. Y volvió a pedir a la gente que informe de cualquier “sospecha”.
Así que el 80% de los incendios serían “intencionados”, según Feijóo, que ubica este dato dentro de una alerta sobre “terrorismo incendiario”, cometido al menos en parte por sospechosos conductores nocturnos ante los que la ciudadanía debe estar ojo avizor. ¿Es esa la imagen general real del fenómeno del fuego forestal en España? Las estadísticas oficiales contradicen tanto el dato concreto como el diagnóstico general.
“No hay ningún dato que avale que la mayoría de los incendios en España sean intencionados, con voluntad deliberada de causar un fuego, mucho menos que sean producto de un terrorismo incendiario”, señala Ferran Dalmau, ingeniero forestal y director de la consultora medioambiental Medi XXI, que recuerda que esta extendida creencia se mantiene pese a que perdió parte de su sentido con la Ley de Montes de 2003, que reduce el incentivo incendiario al prohibir el cambio de uso forestal del suelo durante 30 años tras un fuego.
Del 80% al 7,64%
Varias fuentes ofrecen estadísticas sobre fuegos. Lo hace el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), cuyas tablas muestran que hasta el 10 de agosto el total de siniestros de 2025 supera los 5.000 y la superficie afectada se acerca a las 139.000 hectáreas, un dato inusualmente alto dentro de la serie antes incluso de meter las cifras de la semana pasada. No obstante, para acercarse al número de incendios según sus causas, un portavoz del Miteco remite a Interior. “Nosotros trabajamos con datos de Interior”, señala.
El último anuario de Interior recoge que en 2023 la Guardia Civil tuvo “conocimiento” de 2.944 incendios y conatos. De ellos, solo 225 fueron presuntamente “intencionados”. Eso supone un 7,64%, muy lejos del 80%. La mayoría partieron de un origen que no fue esclarecido (1.977) y el resto se repartieron entre los ocasionados por negligencias (281), causas naturales (241) y accidentes (220).
De los 225 incendios intencionados, solo 17 se debieron a “incendiarios”, es decir, un 0,57% del total de los conocidos por la Guardia Civil. Otros fuegos intencionados obedecieron a “intereses” y “conflictos ganaderos” (55), a la acción de “pirómanos” (15) —la diferencia entre el incendiario y el pirómano, según los expertos, es que el primero actúa siguiendo un plan en busca de un beneficio o resarcimiento y el segundo sufre un trastorno mental—, a “ahuyentar animales” (13), a “vandalismo” (12), a “intereses” y “conflictos agrícolas” (10) y a “venganza” y “odio” (6), entre otros. La mayor cantidad (92) se engloba en un genérico “otros”.
Lo que queda excluido de los fuegos intencionados son las quemas agrícolas, que Interior enmarca unas ocasiones dentro de los fuegos accidentales y otras dentro de los que son fruto de negligencias. Lo mismo ocurre con los que tienen su origen en hogueras, barbacoas, cigarros, chispazos en el tendido eléctrico... En cuanto a los de origen natural, más del 85% son por rayos.
En cuanto a la crisis de incendios de este verano, el Ministerio del Interior explica a través de un portavoz que “todavía no hay estadísticas sobre el origen” de los fuegos. Los datos se limitan a los detenidos e investigados por las fuerzas policiales entre el 1 de junio y el 18 de agosto, que son 32 y 93, respectivamente. Sobre el origen de los fuegos, nada oficial.
Tampoco sostienen el discurso de Feijóo las cifras de la Fiscalía General del Estado, que contabiliza los fuegos investigados por su posible trascendencia penal. Es decir, los “intencionados”, también llamados “dolosos”, y una parte de los que son producto de “negligencias”. Pero, ¿qué entiende la Fiscalía por incendio “intencionado”? Según la última memoria, es aquel provocado por “acciones cuyo fin es la generación de un incendio forestal”. Una fuente judicial con experiencia en la lucha antiincendios precisa que ese apartado incluye desde el incendiario y el pirómano hasta quien quiere provocar un incendio para fastidiar a una finca vecina o porque está descontento con una redistribución del terreno, entre otros motivos. Lo que todos los casos investigados como intencionados tienen en común —resume— es que su voluntad es que haya un incendio, aunque su dimensión final se le escape de las manos. Quedan fuera, al igual que en la memoria de Interior, los originados en quemas agrícolas, añade la citada fuente, que afirma que la delimitación exacta de las causas de un incendio es difícil y solo puede establecerse del todo, y no siempre, con un fallo judicial.
Partiendo de estas dificultades, la Fiscalía General del Estado ofrece sus datos. Entre 2019 y 2024, el porcentaje de conatos e incendios presuntamente intencionados, dentro de los investigados como posibles delitos, ha alcanzado un máximo del 26,05% en 2019 y un mínimo del 19% en 2023. En 2024, último año contabilizado, se quedó en el 24,18%. Es decir, incluso contando solo los incendios con posible trascendencia penal —o sea, dejando fuera los de origen natural, los causados por negligencias y accidentes sin relevancia penal, las reproducciones de incendios anteriores o los de causa desconocida—, el porcentaje de intencionados queda lejos del 80%.
Tampoco concuerda con lo afirmado por Feijóo el informe Los incendios forestales en España. Decenio 2006-2015, del Ministerio de Agricultura. Según este estudio, con datos ya antiguos, entre 2006 y 2015 hubo 131.113 incendios y conatos, de los que 69.097 fueron contabilizados como “intencionados”, un 52,7%. Sigue lejos del 80% que dice Feijóo, pero menos: a 27,3 puntos. Ahora bien, esos casi 70.000 incendios incluyen los que tuvieron su origen en fuegos originados por campesinos para eliminar matorral y residuos agrícolas (19.641) y por pastores y ganaderos para regenerar el pasto (15.563). Uno y otro tipo suman más de la mitad de los que el informe llama “intencionados”.
El ya citado investigador con trayectoria en la lucha contra el fuego explica que la diferencia existente entre los “intencionados” según el informe ministerial, por un lado, y según la Fiscalía y la Guardia Civil, por otro, se debe a que el lenguaje administrativo es muy diferente del penal, más estricto a la hora de calificar algo como “intencionado” o “doloso”. En cualquier caso, ni los datos recientes del Ministerio Público y de la Guardia Civil, ni los datos antiguos del informe Los incendios forestales en España dan la razón a Feijóo sobre el porcentaje de incendios intencionados, menos aún si estos deben encajar en lo que podría entenderse por “terrorismo incendiario”, expresión en la que el líder del PP enmarca el fenómeno.
La base que usa el PP
EL PAÍS preguntó al PP por la fuente en que se apoya Feijóo cuando sostiene: “Hay una actividad de terrorismo incendiario en España [...]. Sabemos que el 80% de los incendios son intencionados”. Su equipo se remitió a tres informaciones periodísticas:
1) El 80% de los incendios forestales están provocados por el hombre y el 30% son descuidos (ABC, 16 de junio de 2016). El artículo no dice que el 80% de los incendios sean intencionados, sino que tienen “al ser humano y su actividad como origen”. Lo que sí afirma es que “más de la mitad de los siniestros”, no el 80%, “se consideran intencionados”, pero no se aclara de dónde sale el dato ni qué se entiende por intencionado.
2) El 90% de los incendios forestales están provocados por la mano del hombre (CMM Noticias, 8 de agosto de 2025). La información sostiene que nueve de cada diez incendios son “consecuencia de la acción humana”. Pero los intencionados son muchos menos. El propio artículo los cifra en un 22%, citando un informe sobre 2024 de la Junta de Castilla-La Mancha.
3) Más del 80% de los incendios que se producen en España son provocados (Cadena SER, 11 de agosto de 2025). La información se apoya en unas declaraciones de Marta Corella, vicedecana del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, que afirma que “el 80%” o “el 85%” de los incendios forestales “corresponde a causas humanas, bien intencionadas o bien por una negligencia”. Corella no desglosa según tipos dentro de los que tienen origen humano. Tanto la Fiscalía como Interior concluyen que los intencionados son menores en proporción.

Este lunes, en una rueda de prensa en la sede nacional del PP, Ester Muñoz, portavoz del partido en el Congreso, afirmó que la lucha contra el fuego, aunque se invierta en prevención, es “difícil” cuando hay “gente pirómana prendiendo mecha a todo nuestro territorio”, lo que abunda en la tesis de Feijóo de una extendida actividad deliberadamente orientada a incendiar. Cuando le preguntaron por el detalle de sus afirmaciones, Muñoz no repitió el dato de Feijóo, sino que afirmó que “el 90%” de los incendios son “por la mano del hombre, no por el cambio climático”. Este periódico preguntó al PP si su posición es que el 80% de los incendios son “intencionados”, o que el 90% son “provocados” por la acción humana, lo que podría incluir intencionados, fruto de negligencias y accidentales. No hubo respuesta.
Un largo empeño
La alusión al “terrorismo incendiario” no es nueva en Feijóo, que la usaba siendo presidente gallego. Si en la oposición en Galicia apuntó contra al bipartito del PSdeG y el BNG por las víctimas de una racha de fuegos —“con nosotros no moría gente en los incendios, y con ellos cuatro personas”—, una vez alcanzado el poder su énfasis se situó en la supuesta preponderancia de los siniestros intencionados, discurso que llegó a acompañar de una propuesta de reforma del Código Penal para considerarlos actos terroristas. Él se presentaba como valedor de la Galicia “firme” contra el “terrorismo incendiario”, como dijo en 2017.
Su discurso se topó con el que entonces era fiscal delegado de Medio Ambiente en Galicia, Álvaro García Ortiz, hoy fiscal general del Estado. “Lo hemos dicho desde el principio, no tenemos evidencias de la existencia de ninguna trama”, declaró sobre los incendios en Galicia García Ortiz en 2018, tras la publicación de un informe que contradecía la tesis oficial de una orquestación criminal y que fue interpretado como un revés a Xunta.
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