La ronda de contactos del PP rebaja la presión para que Feijóo presente una moción de censura
Ayuso muestra distancias con los contactos con Junts, un asunto que será motivo de debate en el cónclave


Alberto Núñez Feijóo lleva semanas sufriendo la presión de una parte de la derecha, también en su propio partido, además de la extrema derecha, para que presente una moción de censura contra Pedro Sánchez. El líder del PP no la ve porque no dan los números, y lo ha reiterado una y otra vez, en las muchas ocasiones que se lo han preguntado en los últimos tiempos. Pero en vísperas de su congreso, que arranca en Madrid este viernes, y después de una imagen de enorme carga política, la del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, entrando en la cárcel acusado de corrupción, el líder popular se ha visto obligado a moverse. A hacer, al menos, un amago. Así se interpreta en el PP su iniciativa encargando a Miguel Tellado una ronda de contactos con los aliados del PSOE. Como un intento de “gestionar la presión” y de “colocar a los socios al lado de la corrupción”, pero sin visos de ir en serio. El gesto, que se frustró a las pocas horas, agitó además las aguas internas. Isabel Díaz Ayuso lanzó una advertencia al líder del PP y revitalizó el debate sobre los pactos con Junts, una discusión que sigue abierta de cara al congreso del PP.
Feijóo es perfectamente consciente de todos los riesgos que tiene para él intentar una moción de censura contra Sánchez y por eso dio luz verde a un movimiento muy controlado. Encargó a Tellado, su mano derecha y llamado a asumir más galones en el congreso del PP, que hiciera una ronda de llamadas telefónicas a los portavoces de los grupos parlamentarios que apoyaron la investidura del líder del PSOE para comprobar “si su apoyo al PSOE sigue intacto”. Pero sin pronunciar ni siquiera la expresión moción de censura, ni ofrecer un plan. Tellado sostuvo después que el PP no llamaba a ofrecer nada, sino solo “a escuchar”.
De esa forma, Feijóo evita aterrizar la moción de censura, un territorio plagado de minas para el líder del PP. Primero, porque la aritmética parlamentaria es tozuda y para desalojar a Sánchez se requiere el concurso casi inviable de los independentistas catalanes y vascos y de Vox. En cuanto el PP lanzó la propuesta, la extrema derecha se apresuró a dejar claro que solo apoyaría una iniciativa “sin cesiones a los separatistas”. Los ultras y los independentistas son como el agua y el aceite, como bien sabe el PP, que ya exploró sin éxito esa mayoría en la investidura fallida de Feijóo, en septiembre de 2023.
Pero, además, porque la moción sitúa al PP ante sus contradicciones en la relación con Junts. Se comprobó en cuanto los independentistas exigieron a Feijóo una reunión con su presidente, Carles Puigdemont, en su residencia en Waterloo (Bélgica), una condición imposible de asumir para el PP. Tellado rechazó ese escenario ante la insistencia de los periodistas. “No vamos a hacer lo que a otros hemos criticado. No somos como el PSOE”, zanjó.
Los contactos con Junts son arenas movedizas para el PP e Isabel Díaz Ayuso quiso fijar su posición. La líder madrileña advirtió de que no debe dar “pasos en falso” que puedan “reforzar” a Sánchez. Sus reticencias son tanto por ese motivo como porque intentar una moción implica relacionarse con el partido de Puigdemont, precisan fuentes de su entorno. Hace unos meses, Ayuso dejó claro que para ella Junts “no es de fiar” y que “con los que desprecian a España”, ella “no iría a ningún lado”.
Las alianzas con Junts, a debate
El debate sobre los pactos con Junts está abierto en el PP y tendrá que sustanciarse en el congreso de este fin de semana, porque el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, registró una enmienda a la ponencia política para vetar los acuerdos con los partidos que pretendan “subvertir el orden constitucional”, en alusión a los independentistas catalanes. Génova transmitió a Fernández su intención de pactar para que la enmienda no llegara viva al cónclave, pero fuentes conocedoras de las conversaciones indican que todavía no hay acuerdo. No es el mejor momento.
El gesto de Feijóo con la ronda de consultas es, por tanto, solo eso: un guiño hacia los que le piden que se mueva, pero sin interés real en que se traduzca en una iniciativa que entre por el registro del Congreso. “Feijóo no está hoy más cerca de presentar la moción que ayer. Es simplemente movimiento para trasladar la presión a los socios y poder decir que los socios lo sostienen”, interpreta un dirigente territorial. “Tiene que gestionar la ansiedad pública por echar a Sánchez”, analiza un veterano. “Y colocar a los socios al lado de la corrupción”.
Tellado admitió que el objetivo era “poner ante el espejo” a los aliados del PSOE, dijo en una comparecencia plagada de reproches a los socios con los que pretendía pactar. El PNV, que le tiene ganas desde el choque por el palacete de París, dejó claro su enfado y alejó cualquier entendimiento con el PP. La imagen del ex número tres del PSOE entrando en prisión no ha conseguido mover tanto las aguas. Como resume un barón popular, la historia de la moción de censura de Feijóo “es el día de la marmota”.
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