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Jinetes acosan y hieren a vacas mansas pese a ser ilegal en Castilla y León, Extremadura y Andalucía

Estas tres autonomías permiten que las federaciones hípicas organicen campeonatos donde se maltratan a estas reses

Dos jinetes derriban a una vaca en un campeonato de Faenas y Doma de Campo celebrado en Palomares del Río (Sevilla) en 2020.
Javier Martín-Arroyo

Cientos de jinetes acosan y hieren a vacas mansas en competiciones de caballistas al galope cada año en Andalucía, Extremadura y Castilla y León, pese a que la ley lo impide. El maltrato de estas reses está prohibido por la ley estatal 32/2007 para el cuidado de los animales, que aclara que solo están exentas del maltrato las vacas y toros bravos de lidia. Los organizadores de estas competiciones, anunciadas de manera pública y a las que acuden miles de espectadores, incluido niños, admiten que utilizan vacas mansas en las persecuciones.

Mientras, los tres gobiernos autonómicos miran para otro lado y defienden que las leyes contra el maltrato animal, incluidas las regionales, se cumplen. El Seprona de la Guardia Civil asegura que revisa si estos torneos cumplen con la ley, pero no aclara si comprueba que haya vacas mansas atacadas y volteadas por los jinetes, armados con garrochas (varas con puntas de acero).

En estos eventos, los jinetes persiguen a las vacas en un prolongado acoso a la máxima velocidad posible durante unos 500 metros de carrera, hasta que clavan sus varas con puyas y provocan el vuelo y la caída de los animales, que terminan malheridos o muertos. Cuanto más espectacular y violento es el desplome, más puntos logran los caballistas.

“Utilizamos 43 vacas mansas cruzadas y 43 bravas y nadie ha puesto pegas. Como es un deporte, tiene sus guías”, alega Juan Jesús Gamaza, ganador del campeonato interregional de 2024 y encargado del corredero El Albardén, situado a las afueras de Jerez de la Frontera.

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Publicada por Onetorotv en Domingo, 26 de mayo de 2024

Los gobiernos autonómicos se escudan para autorizar estos torneos en que las federaciones hípicas regionales permiten el maltrato a las reses porque estas son siempre bravas. Sin embargo, la realidad es otra. El avance de programa de la competición celebrada el pasado 5 de abril en la finca El Freixo de Olivenza (Badajoz), detalla: “El desempate de los primeros clasificados se realizará con vaca mansa”.

El presidente de la Federación Hípica Extremeña, Juan Manuel de la Iglesia, minimiza este hecho: “Los avances de programa de cualquier competición a veces, aunque se supervisen, pueden tener erratas no subsanadas o errores semánticos”. La mayoría de carteles que anuncian estos eventos muestran vacas mansas, según confirman varios veterinarios.

Un caballista intenta derribar una vaca, en una competición de Palomares del Río (Sevilla), en 2020. / M. RUEDA

La Federación Hípica Española eliminó como deporte en 2010 estas competiciones, llamadas entonces acoso y derribo, por “su poco arraigo” y sus “incidencias en la salud del animal”. Y hace tres años, la Federación Hípica de Castilla-La Mancha dejó de organizar estos eventos por el desinterés de sus federados. En paralelo, las federaciones hípicas regionales le cambiaron el nombre para llamarla Faenas y Doma de Campo, y eliminaron toda mención a las reses mansas en el reglamento intercomunitario, tras una demanda judicial de la asociación Abogacía Andaluza por la Defensa Animal.

El uso mayoritario de ganado manso se explica debido a su mayor disponibilidad y facilidad en el manejo por parte de los jinetes, tal y como explica un informe de la asociación Avatma, formada por 600 veterinarios abolicionistas de la tauromaquia y del maltrato animal, contraria a estas competiciones.

El ganadero Juan Luis Fraile, que organiza una competición anual en su finca de Robliza de Cojos (Salamanca) con un centenar de jinetes y más de 2.000 espectadores, ratifica el uso de reses mansas. “En mi campeonato de categoría C solo tenemos terneros mansos de unos 250 kilos, no como las categorías A y B, que son mitad y mitad [mansas y bravas]. Llevamos 15 años organizando este deporte y la afición está en auge, cada vez viene más gente. Si fuera ilegal no lo permitiría el Gobierno, y además, nunca me han llegado animalistas ni el Seprona. Siempre hay algún accidente con patas rotas, pero aunque algunas [vacas] mueren, no es lo más normal”, alega.

El torero Julián López El Juli, Premio Nacional de Tauromaquia 2023, ha ganado el concurso interregional de Faenas y Doma de Campo en 2023 y 2025. Este diario lo ha contactado, pero no ha obtenido respuesta. “Es un deporte muy caro, como el golf, para gente pudiente”, ilustra Fraile.

Un veterinario que exige anonimato por miedo a represalias de los garrochistas, censura: “Se utilizan muchísimo más las reses mansas, cruces de retinta, limusina o charolés, que las bravas, que son más caras. El desempate en las competiciones siempre se realiza con mansas y en sus fincas, los jinetes torturan terneros y vacas de actitud cárnica, no bravas. No son animales de lidia, sino animales de producción, ni tampoco es una competición deportiva reglada”. “La gente está horrorizada, pero la mayoría no se entera de esto porque se hace en fincas privadas. Si el Seprona pidiera a los organizadores los documentos de identificación bovina de las reses, vería que son mansas y debería parar el evento por contravenir la ley”, reclama el profesional.

Una portavoz de la Guardia Civil aduce que en sus visitas el Seprona siempre verifica “tanto el cumplimiento de la normativa, como de los requisitos y condiciones contenidos en las autorizaciones preceptivas”. El instituto armado no ha impuesto sanciones a estos torneos por incumplimientos de las normas. Aunque todas las reses fueran bravas, tampoco se podrían celebrar estas competiciones según las normas vigentes, ya que no están acogidas por la ley de espectáculos taurinos.

Ambiente de la competición en Palomares del Río (Sevilla) de 2020. / M. RUEDA

Mientras, los tres gobiernos autonómicos, gobernados por el PP, hacen malabares para evitar prohibir estas competiciones. La Junta andaluza, cuyo Departamento de Sanidad Animal advirtió de que contravenían su ley 11/2003 de protección animal, elude responder sobre la omisión de la ley. “Si la administración deportiva andaluza recibe denuncias formales por incumplimiento de las normas de las competiciones, esta refuerza las actividades inspectoras para comprobar cuál es el ganado que se utiliza”, alega un portavoz de la Consejería de Educación y Deporte.

Preguntada por si esas inspecciones han sancionado a los organizadores de torneos, la Junta rechaza responder. La Fiscalía investigó esta disciplina y determinó que incumplía la norma. La Junta extremeña, que no la reconoce como modalidad deportiva, pero la ampara, también echa balones fuera: “Este tipo de eventos se han desarrollado en contextos donde han adquirido determinadas manifestaciones de carácter cultural, social y arraigo al territorio”.

Preguntada la Consejería extremeña de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes, ha rehusado aclarar si inspecciona si las reses son bravas. Por último, el Ejecutivo castellanoleonés se limita a subrayar que “es una actividad federada y reglamentada y el Gobierno de Castilla y León cumple todas las leyes”.

Una vaca, a punto de ser derribada por una pareja de garrochistas, en Palomares del Río (Sevilla), en 2020. / M. RUEDA

La asociación Abogacía Andaluza por la Defensa Animal, que mantiene vivo un asunto contencioso-administrativo contra la Junta por esta actividad, recuerda: “El 90% de los españoles no tiene ni idea de que hay una práctica que maltrata animales y cuanto más los maltratan, más puntos le dan [a los garrochistas]”. “Es importante el debate público porque la presión social es la que cambia las cosas”, lanza su presidenta, Lola García.

Las federaciones hípicas andaluza y extremeña defienden que el maltrato a las reses en los campeonatos respeta las leyes vigentes, pero en cada torneo, los organizadores deben disponer de un tractor con pala para recoger los cadáveres o los animales con fracturas. Al respecto, la juez de doma clásica Celia Oribe matiza: “Es una disciplina que no existe para la Federación Hípica Española y nunca se puede proclamar un campeón de España, como se hace”.

Otra veterinaria consultada critica: “En los vídeos [difundidos en redes sociales] se ve claramente cómo las vacas van en su galope manso. Es un acto cruel de abuso realizado frente a niños con animales destinados al consumo de carne”. La veterinaria continúa: “Las vacas se ponen de pie y las vuelven a derribar, así tres veces. Este maltrato animal es ilegal, embrutece y envilece a un país. Las administraciones tapan y no quieren mojarse para prohibirlas. Es todo muy vergonzoso”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.
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