Ir al contenido
_
_
_
_

El vestido más bonito de la historia del tenis: cómo Chris Evert revolucionó la moda deportiva llevando el encaje a la pista

Con solo 16 años y en su primer grande, la tenista estadounidense que acabaría convirtiéndose en leyenda emocionó al mundo del deporte con su talento precoz y un estilismo revolucionario: un minivestido de encaje, que más de medio siglo después se ha vuelto a hacer viral

vestido Chris Evert
Carlos Megía

Chris Evert solo tenía 16 años la primera vez que pisó la pista, por entonces de hierba, del US Open. Era septiembre de 1971 y aquella niña prodigio, natural de Florida, consiguió una invitación para batirse por primera vez contra profesionales después de arrasar en las categorías junior. Llevaba una racha de 45 partidos seguidos ganados, pero como su especialidad era la tierra batida, nadie pensaba que la precoz tenista pudiera tener demasiado futuro. Pero ganó, ganó y ganó. Levantando varias bolas de partido y contra algunas de las más veteranas, como Mary-Ann Eisel o Françoise Dürr, ambas entre las cinco mejores del ranking en aquel año. Desató un fenómeno cultural y generacional que convirtió las gradas del Forest Hills Stadium, situado en el neoyorquino barrio de Queens, en lo más parecido a una tribuna futbolera: abucheos a sus rivales, latas de cerveza volando por el cielo y niños gritando cada punto.

Chris Evert durante un partido del U. S. Open 1971 con otra versión del vestido.

“Cenicienta en zapatillas” la calificó la prensa de la época. Y el hechizo, como buena Cenicienta, se esfumó en semifinales contra la más grande, Billie Jean King, que unos meses antes había liderado la emancipación del tenis femenino. “Espero que lo disfrute porque su vida ya ha cambiado. Ya no tiene privacidad. Ahora pertenece al público”, le advertía King, conocedora de lo que significaba aquella fama sobrevenida. Pero Evert respondió a las expectativas. Ganó 18 grandes, forjó junto a Martina Navratilova la gran rivalidad que cambió para siempre el deporte femenino hasta finales de los 80 y se erigió en un icono mediático a la altura de cualquier estrella de Hollywood. Una ascendencia mediática que comenzó con 16 años, en la hierba de aquel torneo y luciendo, quizá, el vestido más icónico de la historia de su deporte.

Chris Evert combinó el vestido de encaje con un lazo blanco en una coleta baja.

“Era mi vestido de encaje favorito. La ropa de tenis en aquella época era preciosa”. Así reaccionaba la propia Evert en la red social X (antes Twitter) a la viralización del look que lució en su debut en un grande más de 50 años después. Cientos de miles de ‘Me gustas’ alaban cada poco en redes sociales aquel minivestido de encaje blanco que marcó un antes y un después en la moda deportiva, capturando el espíritu de la época con un diseño femenino, delicado, pero audaz, diferente a lo que solía verse en la pista. Era una pieza sin mangas y la típica falda evasé de proporciones mini que suelen utilizar las tenistas, pero podría ser un vestido para el día a día estival comercializado hoy por cualquier diseñador o cadena de moda pronta, más propio de un armario de domingo que de la taquilla de un vestuario. Lo más especial es cómo lo combinó: coleta baja con lazo blanco a juego y zapatillas del mismo tono. El resultado, si le sumamos unos centímetros de longitud a la falda, bien podría ser una segunda opción nupcial para esas novias delicadas que buscan también la comodidad para vestir durante la fiesta posterior al enlace.

“El vestido de encaje es espectacular. Además de ser una de las grandes del tenis, Chris Evert une moda y deporte de una manera perfecta”, confiesa a S Moda Ana Verdasco, hermana del tenista profesional Fernando Verdasco. Estilista de celebrities como las hermanas Pombo o Lidia Torrent, Verdasco defiende que, medio siglo después, el look de la de Florida continúa fascinando. “Es un deporte que necesita de mucho aguante y de muchas horas en pista, quizá el encaje no sea lo más cómodo para un tenista, pero sí que se puede conseguir un diseño que a les permita jugar y que visualmente sea tendencia”, corrobora, alabando el matrimonio duradero entre las pasarelas y las pistas de tenis. “Para mí ir a Wimbledon, por ejemplo, es como ir a un desfile. Desde pequeña me ha gustado fijarme en los detalles del público que asistía y no solo en los competidores, porque todo el mundo se arregla mucho y es una gran manera de expresión. Las grandes marcas de lujo están volviendo a apostar por tenistas como embajadores. Es fácil unificarlo porque es un deporte fino y elegante”. Los ejemplos entre las estrellas en activo abundan: Carlos Alcaraz y Naomi Osaka con Louis Vuitton, Jannik Sinner con Prada, Emma Raducanu con Dior o Lorenzo Musetti con Bottega Veneta, anunciado hace solo unos días, así lo refrendan.

Aunque no existe confirmación oficial, varios expertos acreditan el vestido de encaje al diseñador Ted Tinling, un pionero olvidado de la moda deportiva que ayudó a liberar los cuerpos de las atletas y a deshacerse de las convenciones machistas, imponiendo su estilo y la certeza de que el vestuario de una jugadora debía reflejar su personalidad y su forma de jugar. Además de convertir a King o Navratilova en iconos de estilo, Evert era su debilidad personal: “Tan femenina como el encaje, tan suave como el satén y tan resistente como las perlas. He visto a todas las campeonas del tenis durante 60 años, y no tengo absolutamente ninguna duda de que Chris fue la más elegante de todas”, aseguró el creador.

 Chris Evert jugando contra Billie Jean King la semifinal del US Open 1971.

La estadounidense trascendió más allá de su deporte. Alzada como prototípica “novia de América”, fue imagen de firmas como Rolex y popularizó las hoy omnipresentes pulseras de tenis. Evert cambió las muñequeras deportivas por pulseras finas de diamantes que brillaban al sol mientras desplegaba su potente revés a dos manos, deteniendo incluso un partido en el US Open del 78 para buscar su brazalete extraviado. “Está bastante fascinada por la gente de la moda, las actrices y la vida del mundo del espectáculo. Pero si alguna vez se parara a pensar que es más famosa que toda esa gente puede que se desmayara”, afirmó su amiga, la también tenista Kristien Shaw-Kemmer, en Sports Illustrated en 1976.

Chris Evert, con el que probablemente sea el 'look' de tenis más elegante de la historia.

Paloma del Río, leyenda del periodismo y voz icónica del deporte minoritario, sostiene que “Evert rompió con la moda que hacía lucir a las mujeres camiseta o polo blancos y falda con ese vestido de encaje, flexible y resistente, que le permitió hacer su tenis”. Aunque también asegura que la tenista “estaba más centrada en jugar bien que en el vestido”, Del Río reivindica el papel de las tenistas como detonantes de grandes cambios no solo a nivel deportivo, sino también social. “Billie Jean King, Martina Navratilova, Serena Williams, Chris Evert... son nombres revolucionarios en muchos aspectos. King y Navratilova fueron las dos primeras tenistas que hablaron claramente de su homosexualidad. Lo hicieron, incluso, antes que muchos hombres y ambas siguieron siendo una fuente de inspiración, no solo por su juego, sino por lo claro que tenían todo, especialmente, el lugar que las mujeres deberían ocupar en el mundo del deporte. Luego Navratilova y Evert nos dieron grandes duelos tenísticos a lo largo de varios años y era difícil decantarse por ninguna de las dos porque, ganara quien ganara, el espectáculo que ofrecían era extraordinario. Serena Williams recogió el testigo reivindicativo de todas ellas añadiendo, además, que era negra. El mundo del deporte femenino le debe mucho a todas ellas por el papel que han jugado en la defensa de igualdad de oportunidades para las mujeres deportistas en general y en particular, en el tenis. Son un espejo en el que mirarnos”.

En los últimos años, tenistas como Venus Williams (Roland Garros 2010), Maria Sharapova (US Open 2017), Camilla Giorgi (Wimbledon 2015) o Serena Williams, que conmocionó al mundo del deporte con el vestido negro de tul diseñado por Virgil Abloh para el US Open de 2018, también han lucido diseños que apostaban por el encaje. La última, en la actual edición de Wimbledon, ha sido la estadounidense Coco Gauff, vistiendo un diseño tipo corsé de New Balance con diferentes bordados cosidos sobre un mono que rendían homenaje a las técnicas características de la milla dorada de la sastrería londinense, Savile Row. Un estilismo que no le dio suerte a la actual número dos del ranking WTA, que cayó derrotada en primera ronda ante la ucraniana Yastremska.

Coco Gauff en Wimbledon con 'look' de New Balance.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Megía
Especialista en cultura, estilo de vida y 'celebrities', colabora en diferentes secciones de EL PAÍS desde 2015, además de publicar en cabeceras como 'Harper’s Bazaar' o 'InStyle'. Creador de ‘Un Podcast de Moda’, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual y Máster en Guion por la Universidad Carlos III.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_