El atraco a un repartidor en Málaga que provocó la caída de dos organizaciones criminales
La Policía Nacional desmantela una banda que enviaba marihuana a Europa oculta en electrodomésticos y otra dedicada a robar droga a otros narcotraficantes


Todo arrancó con un secuestro. El empleado de una empresa de paquetería circulaba con su furgoneta por Cártama (Málaga, 28.934 habitantes) cuando unos desconocidos le obligaron a parar a punta de pistola. Lo llevaron a una zona apartada de la localidad y, allí, registraron su mercancía. Sorprendido, el hombre vio que no se llevaban prácticamente nada. Solo habían sacado unos paquetes del interior de unos congeladores que tenían destino a Alemania y, con ellos bajo el brazo, huyeron. En su declaración contó que llevaban gorras y que uno de ellos, de edad avanzada, portaba una peluca de un rubio brillante. “Era un claro vuelco de droga”, cuenta uno de los agentes de la Policía Nacional que ha dirigido la compleja investigación que, a partir de ese suceso, ha permitido desmantelar a dos organizaciones de narcotraficantes afincadas en Málaga y detener a sus diez miembros, de los que siete permanecen en prisión. También se han intervenido 1.700 plantas de marihuana, 600 kilogramos de cogollos, 11 drones de vigilancia y tres armas, una de ellas de guerra.
El trabajo de la Operación Wilson, desarrollada por la Sección de Crimen Organizado de la UDYCO en la Costa del Sol, y cuyos detalles se han dado a conocer este viernes, se desarrolló durante algo más de un año y lo hizo a través de dos vías paralelas. La primera se centró en conocer quién había asaltado al repartidor. No fue fácil, pero la reconstrucción del recorrido realizado por la furgoneta utilizada por los narcos antes y después del secuestro fue clave. Primero, los agentes averiguaron que el vehículo era robado y tenía las matrículas dobladas. Después, lograron identificar a su conductor. Fue toda una sorpresa: era un histórico narcotraficante francés que lleva desde los años noventa asentado en la Costa del Sol. A sus 72 años constan de él numerosos antecedentes y varias detenciones, la mayoría por robar drogas a otras organizaciones criminales y por su relación con las armas de guerra.
Se cree que ejercía de cabecilla porque poseía la información de dónde podría haber escondites de droga que atacar. Y que había reclutado a otros hombres, más jóvenes, para los robos, en los que él siempre iba al volante. Los agentes fueron logrando poco a poco conocer los nombres de quienes le rodeaban. Entre ellos había un piloto de helicópteros detenido en 2018 por transportar droga en este tipo de aeronaves y que, se cree, lo ha vuelto a hacer de manera reciente. También había un especialista en drones, que contaba con cámaras para pilotar los dispositivos como si viajara en ellos. Todos seguían al líder, al que fuentes policiales consideran “muy echado para adelante” y que en el mundillo criminal consideran “de gatillo fácil”.
Ellos, junto a otros compinches, realizaron en los siguientes meses distintas intentonas para materializar vuelcos en Marbella y su entorno. Hasta que a finales de septiembre del año pasado, cuando los delincuentes tenían todo previsto para asaltar una guardería con 3.000 kilos de hachís en localidad de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), los policías les sorprendieron en plena calle. En Benalmádena, donde residían, pararon su coche y en él se hallaron una escopeta y un arma automática con silenciador, considerada de guerra. También había placas falsas de policía, lanzadestellos (luces intermitentes que se usan en los vehículos policiales), pasamontañas, esposas o GPS. “Se hacían pasar por policías para sus robos”, explica un agente. “Era un ‘kit de vuelcos’ completo”, señala otro investigador. También encontraron la peluca rubia y máscaras como las utilizadas por el colectivo Anonymous.
A partir de todo el material intervenido, la operación continuó con una nueva fase en la que, ya en noviembre, se realizaron cuatro detenciones más y otros cinco registros más en Fuengirola, Mijas y la ciudad de Málaga. En total se han incautado de 400 cartuchos —70 de ellos de guerra— y un rifle, además de 11 drones —se cree que para vigilar los lugares a los que asaltar— elaborados de manera artesanal con una impresora 3D para evitar números de serie o posibles incautaciones policiales. También placas de matrículas falsas y 35.000 euros en efectivo. Los siete detenidos fueron enviados a prisión por el juez, aunque tres de ellos ya están en libertad bajo fianza.
Termos eléctricos repletos de marihuana
La segunda vía de investigación estuvo centrada en averiguar quién había enviado aquellos congeladores repletos de lo que se sabía que era una sustancia estupefaciente, aunque al inicio no se sabía cuál. El primer paso fue comprobar que a qué nombres estaban los portes y pronto se confirmó que eran los de terceras personas a las que habían robado su documentación. Sin su consentimiento, figuraban como autores de numerosos envíos a varios países europeos a través de distintas empresas de paquetería. Poco a poco consiguieron llegar hasta las personas que estaban detrás de esos nombres: se trataba de un grupo familiar español asentado en la comarca de la Axarquía (al este de Málaga) que realizaba envíos frecuentes a Alemania.

Los policías les dejaron actuar hasta que pudieron intervenir uno de esos portes, compuesto por dos termos en cuyo interior había 10 kilos de cogollos de marihuana en cada uno. Ambos tenían instalado un GPS para tener controlada siempre su ubicación. La investigación, además, ha permitido determinar que en los últimos meses habían realizado 17 envíos, todos a distintos puntos de Alemania.
A partir de ahí, los agentes realizaron la detención de tres personas y realizaron distintos registros en las localidades de Vélez-Málaga, Torrox y Cártama. Tras su puesta a disposición judicial, fueron enviados a prisión provisional. En sus domicilios y fincas se hallaron 1.765 plantas de marihuana en distintas fases de crecimiento y 600 kilos de cogollos listos para enviar: algunos eran de producción propia y otros adquiridos a pequeños y medianos proveedores de la zona axárquica. También se encontró documentación robada —con la que realizaban los envíos— así como una libreta de contabilidad, dos balizas de GPS y 13.000 euros en efectivo, así como dos vehículos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
