Cae una organización que suministraba pistolas, balas y un lanzacohetes a grupos criminales desde un pueblo de Almería
Más de 400 agentes se desplegaron el martes pasado en Pechina para detener a 25 integrantes de una banda que también cultivaba y distribuía marihuana


Los casi 4.400 habitantes de Pechina, pequeña localidad al norte de la ciudad de Almería, estaban revolucionados el pasado martes. En sus calles había 400 agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil. Jamás habían vivido algo así. Nadie sabía lo que pasaba, pero algunos se lo olían, porque la marihuana siempre deja rastro. El enorme despliegue no solo investigaba cultivos en el medio centenar de registros que realizaron los agentes. También buscaban revólveres, subfusiles y escopetas. Y las encontraron. Hasta 16, entre ellas un lanzacohetes, además de un arsenal de balas. Este viernes la policía ha ofrecido el balance de un operativo que culminó con 25 personas detenidas pertenecientes a una banda que cultivaba marihuana —se han incautado de 5.700 plantas— y, a la vez, suministraba armas de fuego a otros grupos criminales. De ellas, 15 ya están en prisión, según el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
El camino que llevó a los investigadores hasta Pechina arrancó en 2022. Llegó en dos puntos paralelos. A un lado, gracias a la averiguaciones de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras. Al otro, por el Comisaría General de Información de la Policía Nacional, que tras analizar distintas operaciones contra el narcotráfico en Andalucía comprobaron que todas tenían un punto en común: en ellas siempre se hallaban armas cortas y largas de gran calidad y muy similares. “Todas se parecían, tenían los mismos fabricantes e idénticas formas de embalaje”, cuentan fuentes del caso. Los especialistas empezaron a sospechar que había un único proveedor para todas las bandas desarticuladas.
Tras las primeras gestiones policiales, todo apuntaba hasta la pequeña localidad almeriense, donde la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Comisaría Provincial de Almería ya tenía conocimiento de que había un grupo de personas dedicado al cultivo de marihuana que causaba pavor en su entorno y que había protagonizado numerosos incidentes en la comarca almeriense del Bajo Andarax, algunas con armas como protagonistas desde hace años. El verano de 2024 pasado, por ejemplo, hubo tres heridos de bala en un tiroteo, “La concentración de maldad por metro cuadrado era muy abundante y estaban generando mucha inseguridad ciudadana en la zona”, destacan quienes les conocen.
Las informaciones apuntaban a que la banda estaba liderada por un hombre, de 35 años y nacido en el pueblo, que dirigía “con mucha jerarquía, casi en un modo semisoviético” a su formación “que se sentía con total impunidad”, según otro agente que ha participado en la investigación. Él dirigía toda la actividad con mano de hierro. Primero, la adquisición de las armas de fuego y sus municiones en distintos países de Europa. Luego, también atendía las peticiones de otros grupos criminales relacionados con el tráfico de drogas —la inmensa mayoría asentados en las costas andaluzas— gracias al stock que iba almacenando en distintas localizaciones del pueblo. Por eso, durante la operación policial se han intervenido cinco armas cortas, diez armas largas y un lanzacohetes, además de chalecos balísticos, cargadores y miles de cartuchos de munición de diferentes calibres. Tantos, que solo con ellos se llenó un maletero policial entero.
La organización tenía una rama paralela dedicada al cultivo de marihuana. “Eran actividades complementarias pero completamente independientes entre sí”, subrayan los investigadores. El grupo disponía de, al menos, 21 plantaciones bajo techo en las que se han hallado casi 5.700 plantas, lo que supone casi media tonelada de esta droga, además de 25 kilos de cogollos. Los propios integrantes realizaban el cultivo y el procesamiento de los ejemplares, que más tarde también enviaban s sus clientes. Por último, existía una estructura cercana al cabecilla que se dedicaba a blanquear “los cuantiosos beneficios obtenidos”, según un comunicado de la Policía Nacional.
Tras conocer sus formas de trabajo e identificar a los integrantes del grupo, el pasado martes se realizó un amplio dispositivo policial en Pechina con la participación de 400 agentes de la Policía Nacional —de grupos como los GEO, GOES o la UIP, además de Udyco almeriense. Llegaron al pueblo aún de noche, a primera hora de la madrugada, y durante toda la jornada realizaron medio centenar de registros en la zona del Barrio de la Cruz, conocido popularmente como Las Cuevas. Allí, además de armas y droga, se intervinieron 80.000 euros en efectivo, criptoactivos, documentación, una docena de vehículos de alta gama y dispositivos electrónicos. En una actuación paralela, la Guardia Civil también ayudó a desarticular 155 enganches de fraudulentos a la red eléctrica. “Dominaban el barrio, lo tenían entero para ellos”, insisten las mismas fuentes.
La operación de la Policía Nacional culminó con la detención de 25 personas en el pueblo, dos más en Cádiz —donde se escondía el cabecilla— y una tercera en Teià (Barcelona). Todas se acogieron a su derecho a no declarar y, de ellas, 15 han sido enviadas a prisión provisional, comunicada y sin fianza tras ser puestas a disposición del juzgado de Instrucción número 2 de Almería, que mantiene las diligencias judiciales bajo secreto de sumario. Según el TSJA, se les investiga por los presuntos delitos contra la salud pública con agravante de notoria importancia, tenencia ilícita de armas, defraudación de fluido eléctrico, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
La policía no descarta nuevas detenciones porque “la investigación continúa abierta”, como informó el subdelegado del Gobierno en Almería, José María Martín. De hecho, el próximo paso, además de analizar toda la documentación obtenida va encaminada a conocer cómo se desarrollaba el “tráfico estructurado de armas desde Europa”, según los investigadores. “Queremos saber de dónde venían las armas, cuál era su cauce”, añaden quienes subrayan la peligrosidad de que este grupo tuviese tantas armas y el peligro que supone su posible suministro a entidades terroristas, aunque hasta el momento no hay nada que pruebe ese comercio.
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