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Más perros, menos niños: las cifras que explican el amor por las mascotas

Mientras en la UE el número de nacimientos descendía casi a la mitad, se triplicaba el de animales de compañía. Dos tercios de los propietarios de perros los consideran más importantes en su vida que a cualquier humano y casi la mitad de los que tienen mascotas se ha endeudado por ellas. Ya son familia. Para todo

EPS 2548 CENTRAL MASCOTAS ANALISIS
Karelia Vázquez

El encargo más extravagante que ha recibido en toda su carrera Bruno Fernandes, chief concierge del hotel Four Seasons Mallorca, no fue para una princesa catarí ni para un magnate ruso. Fue para, llamémoslo Sir Eduard, una mascota, cuyo dueño —desde 2023 deberíamos decir tutor— es un secreto. Para cumplir con el pedido se hizo colocar una alfombra roja de varios metros a la entrada del hotel por la que hizo su entrada triunfal un perro ya anciano con las patas traseras paralizadas que se desplazaba con estilo y parsimonia en una silla de ruedas mientras sonaba música clásica. En el spa le esperaba un circuito personalizado para sus problemas de movilidad que incluía tomar las aguas a diferente presión y temperatura y varias sesiones de masajes. Los dueños, que no pasaron por la alfombra roja pero sí por varios circuitos wellness, no iban a aceptar recuperarse de un largo viaje transoceánico en un spa de ultralujo que excluyera al veterano de cuatro patas de la familia.

Es relativamente nuevo que los seres humanos adjudiquen a sus animales de compañía deseos y carencias emocionales idénticas a las suyas. Alentados por esa fantasía llamada antropomorfización, que dice más de los humanos que de sus mascotas, se los equipa con una gabardina de Burberry para el otoño y un collar de cristales de Swarovski para las Navidades, se los apunta en Pawmates, una app para encontrar pareja, y se les imaginan alergias y trastornos del ánimo idénticos a los nuestros. La veterinaria etóloga Soraya Beuk, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, contó a El País Semanal que no es nada raro recetar un antidepresivo a un perro y descubrir —­casi con pavor— que su dueño se medica con lo mismo.

Las mascotas han escalado a la cima de la pirámide social. Si antes se las asociaba a una función —algo que todavía sucede en las áreas rurales—, en las nanofamilias urbanas son objeto de amor, atención y euros, muchos euros. Según la Real Sociedad Canina de España (RSCE), los gastos anuales de un perro oscilan entre 1.000 y 1.400 euros. Los de un gato están en torno a 1.000, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Laura Gillet es investigadora del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE), en Hungría, y coautora del artículo Redefiniendo la crianza y la familia: el rol infantilizado de los perros en las sociedades occidentales. En su opinión, el cambio de roles y la humanización de los perros en Occidente se explica, al menos en parte, por la segunda transición demográfica (concepto difundido por los demógrafos Ron Lesthaeghe y Dirk van de Kaa a finales de los ochenta), que se define por el aislamiento, la caída de la confianza social y el debilitamiento de los vínculos comunitarios. “En tiempos de hiperindividualismo y creciente soledad, tener un perro se ha convertido en una estrategia para afrontar la escasez de relaciones humanas satisfactorias”, dice.

Un vistazo a los censos de niños y mascotas es suficiente para comprobar “el sorpasso a la natalidad”, un término acuñado por Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla. En 2023 la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC) tenía registrados más de 10 millones de perros y 956.000 gatos. Mientras, el INE tenía censados 1.786.406 niños de entre 0 y 4 años. En la Unión Europea el número de nacimientos cayó de 5,2 millones de bebés en 2014 a 3,67 millones en 2023, mientras los perros se triplicaron en ese mismo periodo, de acuerdo con las cifras de Eurostat. Una encuesta de la Universidad Eötvös Loránd a más de 800 propietarios de perros revela que hasta dos tercios consideran que su mascota es más importante que cualquier ser humano de sus vidas. Este trabajo sugiere también que los dueños más jóvenes forman vínculos emocionales más fuertes con sus perros y son más propensos que la generación anterior a tratarlos como los niños de la casa.

“Las sociedades de la segunda transición demográfica se caracterizan por la caída de las tasas de natalidad, con muchos adultos jóvenes decidiendo no tener hijos por múltiples razones. En ese contexto, cuidar de un perro se percibe como un modo menos caro de adoptar comportamientos similares a la paternidad, y esto otorga al perro un estatus infantil”, explica Gillet, quien añade que este fenómeno se ha estudiado en países donde ya ha tenido lugar la segunda transición demográfica: Europa Occidental, EE UU y Japón. Pero que saben que en China o la India está pasando algo parecido en grupos sociales que comparten modo de vida con Occidente.

“Muchas veces el bebé llega después de la mascota y lo que ha cambiado es que a nadie se le ocurre regalarla o deshacerse de ella. La mascota es irrenunciable y acompaña al niño”, afirma Felipe Romero, socio de la consultora The Cocktail, que registra las tendencias de mercado y observa cómo las mascotas van ganando espacio en todos los ámbitos, desde los seguros hasta las aerolíneas y los hoteles. “Todos buscan soluciones, las aerolíneas para que los vuelos transoceánicos sean más llevaderos para unos bichos cada vez más sibaritas, las empresas de mobiliario para mejorar las soluciones de almacenaje para su comida y los supermercados para sustituir los lineales de niños por los de complementos y juguetes para animales de compañía”, añade.

Una familia compuesta por padres, niños y mascotas, o por tutores y mascotas, es un modelo emergente que los sociólogos han denominado familia multiespecie y que en dosis de sacrificios, amor y cuidado funciona exactamente como una convencional. Este modelo ha revolucionado el modo en que la sociedad percibe las responsabilidades y obligaciones morales de las personas con sus mascotas, ha cambiado legislaciones, ha elevado el estatus de los animales de compañía y disparado la innovación y los beneficios de la industria de alimentación y ocio para mascotas. Solo el sector de los alimentos facturó en España 1.900 millones de euros en 2023.

Ese mismo año se aprobó en España la Ley de Bienestar Animal, que cambia la palabra dueño por tutor porque, alega, los animales de compañía no son objetos de pertenencia sino seres sintientes que necesitan ser tutelados. La ley obliga, entre otras cosas, a tener un seguro de responsabilidad civil para los perros y permite a las mascotas viajar en transporte público. En el libro publicado por NYU Press en 2021 Just Like Family: How Companion Animals Joined the Household (de la familia: cómo los animales de compañía se unieron a la unidad familiar), la socióloga Andrea Laurent-Simpson describe a la nueva familia estadounidense —valdría también para la española— como “un grupo multiespecie donde los perros y los gatos son tratados como hijos, hermanos y nietos”. En España las cifras muestran que el 49% de las personas convive con una mascota.

Y qué no haría uno por un hijo o por una nieta. La disposición al sacrificio de los nuevos padres es infinita. Así lo atestiguan tendencias como Loving your pets to debt (ama a tus mascotas hasta endeudarte), que recopila historias y piruetas financieras rocambolescas para hacer frente a los gastos veterinarios, una industria cada vez más sofisticada y cara. Algunas encuestas estiman que el 47% de los dueños de una mascota se ha endeudado por su causa. El informe sectorial de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) da cuenta de cómo las clínicas para mascotas se transforman en hospitales altamente especializados con ecografías, endoscopias, cirugías cardiacas, endodoncias, citologías y diálisis. Se cobra un IVA del 21%. La bajada de ese impuesto es una de las principales reivindicaciones de especialistas y tutores. “No hay tarifas establecidas. Todo depende del bolsillo de cada quien. El precio de la resonancia magnética de un hurón te alcanza para comprar tres o cuatro hurones, pero tú quieres salvar el tuyo”, dicen desde AMVAC.

La consecuencia principal de tantos cuidados es que la vida de las mascotas se alarga y cada vez hay más familias dispuestas a financiar servicios de prótesis, dispositivos para la movilidad, medicina geriátrica y cuidados paliativos. Nunca había sido tan largo y devastador el duelo por la pérdida de un animal porque los vínculos son cada vez más profundos. Los más temerarios pueden incluso contratar los servicios de Ovoclone, que ofrece clonar en vida a su perro para disponer de un gemelo que comparta genes, temperamento y apariencia con el original. En caso de muerte podría reemplazarlo.

Humanizar a los animales de compañía es nuestra forma más pura de amor. Sin embargo, los expertos piensan que las mascotas no lo están disfrutando tanto como nosotros. “¿Tiene sentido poner un chubasquero a una mascota? Solo si tiene artrosis y hay que protegerla de la humedad. Vestirla porque te hace gracia puede afectar a su bienestar y su capacidad de autorregularse”, zanja Beuk, que opina que las expectativas humanas malinterpretan los comportamientos animales. Su ejemplo preferido es el lamido en la cara cuando los cogemos en brazos. “Nos encanta pensar que son besitos, que nuestro perro nos ama, pero es posible que no esté cómodo, que esté pidiendo espacio y distancia porque estamos interfiriendo en sus instintos animales”, explica. Allí donde nuestra ciega pasión lee “te quiero”, es posible que solo haya un gélido “déjame en paz”. En el amor nada es lo que parece.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.
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