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*EL PAÍS VIAJES es el programa de viajes de autor en colaboración con azulmarino en el que expertos de distintos ámbitos nos acompañan en cada travesía. Desde esta sección recomendamos los destinos más atractivos que se pueden contratar. Para más información sobre nuestros itinerarios pincha aquí.

Marc Morte, guía especialista en Japón: “Si te cruzas con una geisha, contempla la belleza de su atuendo y de la tradición, pero no hagas una foto”

El escritor barcelonés, enamorado del país asiático, es uno de los guías expertos de EL PAÍS Viajes

Marc Morte, experto de EL PAÍS Viajes.
Sara Andrade Abad

Si eres un amante de los viajes y la cultura japonesa, seguramente ya tengas en tu radar al escritor Marc Morte, un guía de viajes experto en Japón, Corea, Turquía y la región del Cáucaso y Oriente Próximo, y uno de los anfitriones del proyecto EL PAÍS Viajes. Este barcelonés trotamundos ha estado en el país nipón alrededor de 40 veces, y, aunque se licenció en Administración y Dirección de Empresas, se dio cuenta pronto de que a él lo que le interesaba era relatar y fotografiar aquello que veía en sus viajes. El primero de todos ellos fue en la Ruta de la Seda; después se enamoraría de Turquía, donde se quedaría a vivir durante 10 años. El flechazo con Japón llegaría más tarde, pero se quedaría para siempre. Charlamos con él sobre Japón y el viaje que liderará en el mes de noviembre con EL PAÍS Viajes.

Pregunta. ¿Cómo empezó tu andadura en el mundo de los viajes? ¿Y cuándo empiezas a tener esa conexión especial con Japón?

Respuesta. En esos primeros viajes como escritor y guía me enviaron dos meses a Japón, debía ser 2007 o 2008. A partir de entonces empezó mi fascinación por el país. Después de aquello, empecé a hacer más de guía que de escritor, hasta que eso se convirtió en gran parte de lo que es hoy mi trabajo. Aunque he viajado por otros lugares del mundo como Latinoamérica, estos años he estado muy centrado en viajar por Extremo Oriente, Corea y Japón, además de en el espacio soviético, el Cáucaso y Turquía y Oriente Próximo. Turquía es como mi segunda patria, porque mi mujer es turca. Allí viví 10 años; hace más o menos 10 que nos volvimos a vivir a España, concretamente a Barcelona, que es donde vivo ahora.

P. ¿Recuerdas tus primeras sensaciones en Japón? ¿Qué fue lo que más te llamó la atención?

R. Me quedé fascinado por su cultura. Cuando llegué no era una de esas personas enamoradas de la cultura japonesa, así que cuando llegué —a pesar de que había leído mucho— me sorprendió. Y ahí es cuando empezó esta historia de amor con el país. Además de muchísimos artículos para National Geographic, la revista Altaïr, etcétera, tengo la guía Japón secreto (Anaya Touring). En aquel momento, diseñé un recorrido para una agencia de viajes con la que trabajaba y empecé a visitar Japón tres o cuatros veces al año. Así que te puedo decir que conozco más Japón que España.

P. ¿Cómo ha cambiado el turismo desde que tú empezaste a ir? ¿Cuáles son las zonas con más turistificación?

R. La primera vez que fui a Japón había mucho menos turismo que hoy en día. Ciudades como Tokio y Kioto sí que tenían algo de turismo, pero fue hacia 2014 cuando empezó a despuntar muchísimo. Especialmente en Kioto, donde la presión es bastante alta. El Gobierno está intentando derivar a los turistas a otras zonas, pero el problema es que cuando uno viaja por primera vez a Japón no quiere perderse Tokio y Kioto, que son las principales ciudades. Pero, si lo conoces, puedes encontrar lugares de paz y tranquilidad y apreciar mucho mejor lo que es la ciudad.

El barrio antiguo de Higashiyama, con los tradicionales jinrikisha.

P. ¿Cuáles son esos lugares? ¿Los compartes con nosotros?

R. Me gusta mucho el barrio de Arashiyama, que está más o menos en el noroeste de Kioto. Si sales del bosque de bambú casi no hay nadie. Después hay una serie de zonas en el norte, que también son tranquilas, por ejemplo, algunos rincones del norte de Higashiyama. Si te gusta andar, Kioto tiene una red de senderos para hacer durante varios días que rodean la ciudad y puedes ir viendo los templos, donde es fácil alejarse de las multitudes y estar en contacto con la naturaleza.

P. ¿Y de Tokio?

R. Lo bueno de Tokio es que es una ciudad muy grande. La gente suele visitar los cuatro sitios más famosos, pero si sales de ahí es fácil encontrar otros más tranquilos. Yo suelo salir del barrio más famoso, el de Asakusa. Puedes visitar otros lugares; por ejemplo, si vas a cenar yo recomiendo la zona de Shimbashi, porque hay tabernas izakaya donde suelen ir los japoneses a comer después de trabajar. Es un ambiente nocturno que no está enfocado en absoluto al turista. También hay otros barrios tradicionales como Yanaka, que son buenos lugares para pasear. Es como estar por un pueblecito. Si buscas un barrio hipster, más alternativo, puedes visitar Shimokitazawa o Kichijoji.

Barrio de Gion, en Kioto.

P. Se han visto muchos conflictos, sobre todo en los barrios donde trabajan las geishas. ¿Cuál es la situación real?

R. El problema es la mala educación de algunas personas, que se creen con la potestad de poder hacer fotos porque simplemente estas mujeres van con su ropa de trabajo y se dirigen a su lugar de trabajo, que es una casa de té.

Se han dado casos de turistas cogiéndoles del brazo, poniéndose en medio para que no puedan pasar y hacerles fotos, o sea, de muy mala educación. Obviamente, las autoridades lo que están intentando hacer es prohibir que la gente haga fotos. Además, los turistas se estaban metiendo en algunos callejones privados en los que no se puede entrar. Esto ocurre en el barrio de Gion, uno de los más famosos de Kioto, donde se han tenido que poner muchas restricciones para protegerlas.

Hay otros barrios de geishas como Miyagawacho o Kamishichiken, donde se pueden ver y no hay casi nadie.

P. Y bien, la pregunta es clara: ¿qué hacemos si nos encontramos con una geisha en Japón?

R. Simplemente admirarla. Puedes admirar su vestimenta, el peinado, su forma de caminar, etcétera, pero ya está. Lo que no puedes es pedirle que se haga una foto contigo. Si tienes la fortuna de cruzarte con una geisha, contempla la belleza de su atuendo, de la tradición, pero no tienes por qué hacerle una foto.

P. En el monte Fuji también están teniendo problemas con la masificación. ¿Cómo podemos visitarlo?

R. Sí, así es. Por ejemplo, hay una tienda a los pies del Fuji desde donde se contemplaban unas vistas preciosas del monte. La gente cruzaba la calle sin mirar, se amontonaban en la acera impidiendo el paso de la gente local y colapsaban el tráfico… Así que terminaron por poner una valla que impide verlo, dado que no había forma de que los visitantes hicieran caso. Y con la ascensión al Fuji ha pasado lo mismo, demasiada gente. Las autoridades han puesto una tarifa para subir, para controlar a las multitudes.

Un ciervo sagrado en el parque de Nara, Japón.

P. ¿Cuáles crees que son las mejores épocas para visitar Japón?

R. Te puedo decir la peor, y es el verano. Hace mucho calor y la humedad es horrible. A mí me gusta especialmente el otoño por los colores rojizos que toman los bosques, el momento del momiji al que hace referencia la expedición de El PAÍS Viajes, pero he de decir que la primavera es muy bonita. Si no te importa el frío, el invierno es una estación también muy buena para visitar el país; hay menos gente y llueve menos. Lo que sugiero es no visitar Japón entre junio y mediados de septiembre.

P. Ahora, y desde hace algunos años, Japón está de moda. ¿Por qué todo el mundo quiere viajar allí?

R. El boca a boca hace bastante; eso, unido a que el precio del yen ha bajado, pues es perfecto. El país también ha hecho una buena promoción turística los últimos años. Ese boom no es solo en España, porque si visitas Japón te das cuenta de que hay mucho turismo asiático de países como China, Tailandia o Vietnam.

P. ¿A ti qué es lo que te sigue sorprendiendo?

R. Sin duda, la gente y la cultura. Aunque haya ido muchas veces siempre me sigue sorprendiendo un gesto de educación o un gesto de respeto hacia lo que es el bien común, que es una cosa que nosotros adolecemos muchísimo. No solo nosotros, sino parte de las sociedades occidentales.

P. ¿Cuáles son tus zonas favoritas?

R. A mí me gusta mucho la naturaleza, sobre todo el norte de Japón; tanto la región de Tohoku como la isla del norte, Hokkaido, me fascinan. Es una naturaleza exuberante, un clima diferente, mucho más frío, hay mucho menos turismo y las ciudades son más pequeñas. Pero también disfruto en los pueblos del interior del sur y en ciudades pequeñas como Takayama, que es mi ciudad favorita fuera de Tokio y Kioto, que también me encantan.

Takayama en otoño.

P. Como sociedad, ¿están muy conectados con la naturaleza?

R. Sí, aunque hay muchos contrastes. Es verdad que es un país que está muy conectado antropológicamente e históricamente con la naturaleza por el sintoísmo, pero a partir de finales del siglo XIX y principios del siglo XX todo empieza a cambiar y se cometieron, y se han seguido cometiendo, muchos desmanes en el medio natural. Es una sociedad en algunos puntos contradictoria, de ahí que sea tan interesante.

P. Como hemos comentado, culturalmente los occidentales somos muy distintos. ¿Qué crees que hay que tener en cuenta cuando visitas por primera vez el país?

R. Yo, siempre que llevo a grupos, les pido que respeten la cultura japonesa. Siento decirlo, pero los españoles a veces somos invasivos en los espacios, sobre todo en los públicos. Por ejemplo, cuando vamos en el autobús no se escucha nada, silencio absoluto, pero si hay un grupo de españoles les cuesta mucho no hablar. Yo siempre les digo: imitar lo que hacen ellos, al final nos tenemos que adaptar nosotros a sus costumbres. Esto es crucial en un país donde las costumbres son tan importantes. En las ciudades a mucha gente le choca que no haya basura, pero es que los japoneses no tiran las cosas al suelo. Entonces, si tú tienes un envoltorio de plástico o un papel de algo que hayas comido, te lo guardas y lo tiras en el hotel.

P. ¿Cómo hay que comportarse en una ceremonia del té o en un restaurante?

R. La ceremonia del té es una cosa muy antigua y, de hecho, no es del día a día de los japoneses. Está muy remitido a ciertos lugares muy tradicionales como puede ser Kioto. En cuanto a los restaurantes, al final tienes dos tipos: las izakayas, que son las tabernas que abren a partir de las cinco o las seis de la tarde y donde ellos van después del trabajo a desahogarse. Es el único sitio donde verás a los japoneses gritando, riendo, siendo extrovertidos. Y el resto de restaurantes donde suele reinar el silencio, dejan la mesa como se la han encontrado, cumplen a rajatabla las colas, nunca intentan colarse…

P. Uno de los mitos es que en Japón vas a hincharte a comer sushi…

R. Efectivamente, no es lo que más vas a encontrar. En ese sentido, el ramen es lo más común. El caldo con fideos que está delicioso. Sushi hay, pero no te diría que es el plato más habitual, ni el segundo, ni el tercero, o sea, puedes pasarte todo un viaje de tres meses sin comer sushi.

P. ¿Comen mucha fruta y verdura?

R. Verduras, sí, pero frutas no tantas porque tienen pocas y el precio de la fruta local es muy cara. Si encuentras fruta barata es que es importada. A los japoneses les gusta consumir su producto, prefieren la calidad y protegerlo. Esto pasa con la carne; la carne japonesa es espectacular pero es cara.

P. En cuanto al desayuno, ¿toman más café o té? ¿Cómo desayunan?

R. Es uno de los países con mayor consumo de café del mundo. Prefieren el tipo americano y en las ciudades vas a encontrar todo tipo de café. Lo encuentras en multitud de cafeterías, pero también en lata en las innumerables máquinas expendedoras que hay a lo largo de todo el país. Sobre el desayuno, no esperes encontrar el de España. Vaya, no es un café con tostadas. Es un desayuno muy sano porque tiene arroz, verduras, pescado y legumbres, pero es muy distinto al nuestro. En la mayoría de hoteles hay opciones occidentales, pero en los hoteles tradicionales, como puede ser un ryokan, como los que vas a encontrar en Koyasan, no lo vas a encontrar.

Ambiente nocturno en una izakaya de Tokio.

P. ¿Cuáles suelen ser los hábitos que más sorprenden a los grupos con los que viajas?

R. Uno de ellos es que no llevan perfumes, no les gustan. Si notas que se apartan de ti en el metro o en el autobús, y te has puesto perfume, es por eso. Tienen muchas normas no escritas que hay que seguir, pero te las tienen que explicar. Si vas a hoteles tradicionales, no puedes pisar con zapatos, tienes que llevar zapatillas; cuando visitas un onsen, que son las tradicionales aguas termales, no puedes entrar vestido, antes de meterte tienes que bañarte, no puedes salpicar y no puedes bañarte de pie, y tampoco llevar tatuajes. Debes taparlos si puedes.

P. En otoño realizas un viaje, Momiji Japan Tour, con EL PAÍS Viajes. Cuéntanos, ¿cómo será el itinerario?

R. Viajamos a la región central de Honshu y, como te decía antes, no puedes viajar a Japón sin visitar Tokio y Kioto, porque la gente quiere ver las dos ciudades, pero intentamos buscar lugares menos visitados y habituales. Vamos a visitar la zona de templos en Koyasan, donde tú puedes dormir en un templo y ver cómo viven los monjes; también la zona de Sakurai, que es una región donde nació la nación japonesa, y donde están algunos de los santuarios más antiguos de Japón. Allí recorreremos parte del sendero de Yamanobe-no-michi, el camino más antiguo del que se tiene conocimiento en Japón.

Hemos intentado que la gente que venga a este viaje se lleve una visión del país, que tengan tanto áreas urbanas, como pueden ser Tokio o Kioto, pero también áreas rurales, como pueden ser Koyasan, Sakurai o el valle de Kiso, donde se encuentra la ruta Nakasendo, que conecta Tokio con Kioto y te permite ver el Japón rural más allá de las grandes ciudades. También haremos una visita a ciudades más pequeñas como Takayama. Pero más allá de los lugares que visitaremos, está el momento en el que se realiza el viaje: el otoño. Y uno de los periodos perfectos para el momiji, la contemplación de las hojas rojas otoñales en templos, jardines y bosques.

P. ¿Qué es lo que tienen tus viajes que los hace especiales?

R. Como guía español sé perfectamente cómo piensan los españoles, así que intento dar la visión del país desde ese prisma. Muchas veces los guías japoneses dan demasiados datos y las personas acaban desconectando; yo intento conectar con la gente e intentar que entiendan tanto la historia como la cultura, la sociología, etcétera. El objetivo es que las personas que viajan en el grupo vayan entendiendo cómo funciona el país. Además, en este viaje no hay guías locales porque, a diferencia de otros de EL PAÍS Viajes, en este caso soy yo el guía local.

Reserva ya tu plaza y únete al viaje Momiji Japan Tour que se realizará con EL PAÍS Viajes el próximo 15 de noviembre de 2025.

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Sobre la firma

Sara Andrade Abad
Periodista especializada en viajes. Desde 2024 es redactora de EL PAÍS Viajes, sección de viajes de autor con Azulmarino. Colabora en Condé Nast Traveler y en la web de Informativos Telecinco. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster en Reporterismo Avanzado en la Universidad Ramón Llull de Barcelona.
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