Una capa de fuel de un metro de grosor vuelve a manchar las playas de la Costa da Morte

Los municipios de la Costa de la Muerte han vuelto esta noche a ser castigados por la llegada de nuevos vertidos de fuel derramados por el Prestige, cuando se cumple un mes de su hundimiento. El chapatote es aún más espeso que el de los primeros días y supera, incluso, el metro de grosor.

Ribeira, Carnota, Camariñas, Fisterra, Corme, Muxía, Corcubión y Muros son los municipios más afectados por esta nueva marea negra. Así, tras semanas de esfuerzo, marineros, voluntarios, brigadas municipales, miembros de Protección Civil y del Ejército tendrán que empezar practicamente de nuevo la limpieza de arenales y rocas.

Según las previsiones meteorológicas, el viento del suroeste seguirá contaminando estas zonas del litoral gallego mientras que las Rías Baixas no se vieron afectadas ayer, pero se encuentran en máxima alerta ante las previsiones adversas del fin de semana. La Consellería de Medio Ambiente anunció que entre hoy y el domingo nuevos vertidos llegarán a la Costa da Morte, concretamente, entre los municipios de Corcubión y Fisterra. Los marineros de las cofradías gallegas salieron una vez más a inspeccionar la costa a primera hora, aunque el oleaje y el viento puden impedir en las próximas horas la limpieza del mar.

Un dramático balance

Mientras tanto, el batiscafo francés Nautile tiene previsto empezar hoy las labores para tapar las grietas del Prestige. Un informe del CSIC publicado por La Voz de Galicia asegura que hay 19 grietas en el petrolero, hundido a 3.000 metros en aguas del Atlántico, y no 14 como asegura el Gobierno. Esta operación costará un 1.200.000 euros y serán necesarias entre 15 y 20 inmersiones.

El Ministerio de Medio Ambiente hizo ayer balance de las tres mareas negras, que ha afectado en un mes a más de la mitad de todas las playas gallegas y las del mar Cantábrico, que suponen más del 41% de todo el litoral español. Ayer participaron en su limpieza 7.200 personas y han sido retiradas en total 19.200 toneladas de residuos, en muchos casos procedentes de playas limpiadas con anterioridad.