Los otros ‘seis de Zaragoza’: el grupo de activistas encarcelados por protestar en una manifestación
Una concentración antiVox en 2019 terminó con media docena de condenados a cuatro años y nueve meses de prisión por disturbios y lesiones a la policía

Un año y casi tres meses llevan en la cárcel cuatro de Los seis de Zaragoza. Así se bautizó a este grupo de jóvenes que, el 17 de enero de 2019 participó en una protesta antifascista convocada por redes sociales en el entorno del Auditorio de la capital aragonesa, donde se celebraba un mitin de Vox. Subió la tensión que acabó en carga policial y disturbios en el campus de la Universidad y la cosa terminó con contenedores quemados, coches dañados y seis policías lesionados.
Horas después se detenía a seis jóvenes, dos de ellos menores, que fueron acusados y condenados por los disturbios. Ellos siempre lo negaron. Pero hasta tres tribunales ―la Audiencia provincial de Zaragoza, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón y el Tribunal Supremo― ratificaron la condena, que solo menguó en la pena, primero de seis años, después endurecida a siete y finalmente rebajada a cuatro años y nueve meses.
A pesar de una identificación dudosa ―las grabaciones de las cámaras no eran concluyentes, pero no fueron aceptadas― y apenas el atestado policial, los cuatro adultos entraron en prisión en abril del 2024. A los dos menores se les impuso una multa de 18.000 euros y un año de libertad vigilada. Todos reconocieron haber participado en la manifestación, pero todos negaron su participación en las agresiones y disturbios. Y a pesar de las manifestaciones, cadenas humanas, recursos, petición en la comisión de Derechos humanos de las Cortes de Aragón, nada ha podido impedir que sigan entre rejas.
Ahora, Los seis de Zaragoza reconvertidos a cuatro en prisión esperan indulto. Lo pidió para ellos, tras confirmarse la sentencia firme y ya sin opción de más recursos, la plataforma Libertad para los 6 de Zaragoza, que se formó a raíz de su caso en la capital aragonesa con colectivos, familiares y amigos de los jóvenes. Llegaron a recoger 10.000 firmas, pero no saben nada de esta medida de gracia que solicitaron. También Amnistía Internacional se interesó por su caso que considera “un nuevo ejemplo que muestra la necesidad de movilizarse y actuar para defender el derecho a la protesta”, según recoge en su propia web.
En todo este año se han sucedido las protestas por este hecho, pero de nada han servido de momento. “Es una impotencia tan grande que no tengo palabras por la injusticia que es, podría ser cualquiera de mis hijos”, decía una mujer en una de estas concentraciones a la SER de Zaragoza. El padre de uno de ellos, Francho Aijón, aseguraba que “ojalá estos cinco años de procesos hubieran acabado de la mejor manera, no solo por nuestros hijos, sino por la salud democrática del país porque estas personas inocentes están en prisión”, y explicaba, apenado e impotente, las consecuencias de la conocida como Ley Mordaza, que permite “solo por formar parte de la masa de una manifestación y pillarte allí hacerte participe de los hechos aunque no hayas hecho nada”.
A finales del año pasado, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, visitó a uno de estos jóvenes en la cárcel de Zuera. Belarra se despachó a gusto en las puertas de la prisión. “No me parece una casualidad -dijo- que sea un juez conocido en Zaragoza por encarcelar a insumisos por negarse a hacer el servicio militar obligatorio, que llevaba pistola en los 90, el mismo que haya encarcelado a estos jóvenes. Creo que responde a la definición de lo que es un facha con toga”. Y pidió el indulto al ministerio de Justicia.
Los seis de Zaragoza no son delincuentes, como tampoco lo son Las seis de la Suiza. A los primeros los encarcelaron con pruebas escasas ―como quedó acreditado en una de las sentencias―, y por ejercer el derecho de manifestación; a los segundos por ejercer el derecho al sindicalismo. Todos recorrieron las vías legales disponibles, y en ambos casos se presentaron voluntariamente en prisión, tras haberlas agotado. El final para ambos está todavía por escribir, pero en sus entornos coinciden en desear que llegue pronto.
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