El automóvil europeo se queda sin sus ‘rockstar’ tras el adiós de Tavares y De Meo: Renault no quiere cometer el error de Stellantis
El fabricante francés quiere solucionar rápidamente la sucesión del italiano que se marchará a dirigir la compañía de lujo Kering, dueña de Gucci e Yves Saint Laurent


A Luca de Meo le gustan los retos y lo cierto es que se le da bien salvar compañías en apuros. El todavía consejero delegado del grupo Renault —dejará el cargo el 15 de julio— se irá en poco menos de un mes a Kering, compañía de lujo dueña de marcas como Gucci e Yves Saint Laurent, en la que tendrá que hacer algo parecido a lo que ya ha hecho en Seat y Renault: sacarla a flote y darle la vuelta de arriba a abajo. En el caso de Seat, De Meo se anotó, entre otros logros, ser el hombre que dio a luz a Cupra en 2018, la marca de Seat destinada a un público con más poder adquisitivo y que hoy es la principal fuente de beneficios de la compañía de origen español en manos del grupo Volkswagen.
En cuanto a Renault, De Meo poco menos que la salvó de la desaparición. Su llegada en 2020 se produjo después de la caída en desgracia de Carlos Ghosn, el ex todopoderoso directivo de Renault y Nissan, quien fue acusado de fraude fiscal en Japón, donde fue encarcelado. Pero no duró mucho entre rejas, antes de ir a juicio, Ghosn protagonizó una fuga de la justicia digna de un guion de Hollywood en diciembre de 2019. Renault acusó el golpe y tardó más de un año en encontrar un sustituto a la altura, pero dio en el clavo anunciando el fichaje de De Meo en enero de 2020. El comienzo del italiano fue muy difícil, ya que la Covid-19 y la situación de Nissan, de la que Renault es el máximo accionista, arrastraron a la compañía a los peores resultados de su historia con unas pérdidas superiores a los 8.000 millones en 2020. Por si fuera poco, dos años después, Renault tuvo que irse de Rusia, su mayor mercado fuera de Francia en ese entonces, por la invasión de Ucrania. Aún con todo ello, De Meo le cambió la cara al grupo.
Durante su mandato en la francesa, se encargó de renovar toda la gama de producto de Renault, apostó por los híbridos —cuya producción centra en las plantas españolas de Valladolid y Palencia—, dividió el negocio de combustión del de los eléctricos y dio un impulso a la movilidad eléctrica con modelos exitosos como el Renault 5. Además, activó las palancas necesarias para acelerar los procesos de desarrollo de nuevos modelos y así poder competir con China. De esto último, el primer resultado tangible será el Twingo, el vehículo eléctrico más barato de Renault (unos 20.000 euros) que saldrá el año que viene, el cual demandará solo dos años para su concepción.
De Meo era, además, un directivo que daba titulares cada vez que tenía un micrófono delante, no solo como consejero delegado de Renault, sino también como presidente de ACEA, la patronal europea de fabricantes de coches. Desde ACEA, De Meo dio voz a todo el sector, excepto a Stellantis, el segundo mayor fabricante de coches europeo que se marchó de ACEA por orden de Carlos Tavares —volvió a su seno en cuanto este fue echado—, un portugués que también era una especie de gurú del automóvil, pero que se fue de Stellantis por la puerta de atrás el pasado 1 de diciembre. Tavares y De Meo fueron los hombres milagro del motor europeo en los últimos años, los más seguidos por la prensa, y ahora no se atisban sucesores del mismo perfil. En el motor de hoy hay cada vez más gestores y menos estrellas.
Entre los milagros de Tavares se contabilizan el sacar a flote a la gala PSA; comprar Opel a General Motors y hacerla viable; y años más tarde comandar la fusión de Fiat-Chrysler con la francesa, creando un gigante mundial solo a la sombra de Volkswagen y Toyota. Tavares logró resultados récord, como los más de 18.000 millones de ganancias de Stellantis en 2023, gracias a las sinergias de sus numerosas marcas. Sin embargo, se terminó yendo como un paria tras desplomar los beneficios de la compañía un 70% el año pasado y ganarse muchos enemigos: desde el resto de fabricantes, pasando por el sector de componentes, hasta los gobiernos de Francia y, sobre todo, de Italia.
La automovilística ha nombrado nuevo CEO recientemente a Antonio Filosa, el hasta ahora encargado del negocio en América. Previamente sonaron varios nombres, entre ellos el propio De Meo, aunque fuentes del sector aseguraban entonces que el italiano estaba muy enfocado en el nuevo plan estratégico que Renault presentará a finales de año. Las fuentes consultadas desconocen cuándo comenzaron las negociaciones de De Meo con Kering, pero este tipo de fichajes no se arreglan de un día para otro y una posible explicación de por qué no fue a Stellantis —una compañía muy complicada, donde hay que saber hacer equilibrios entre Italia, Francia y EE UU, la cual sufre además un claro solapamiento de varias de sus marcas, que compiten entre sí—, es precisamente que ya tenía en mente la posibilidad de Kering.
En lo que sí coinciden las fuentes consultadas por este periódico es en que Renault apunta a una sucesión rápida, evitando así un nuevo caso Stellantis, que se pasó sin capitán medio año —el presidente, John Elkann, se hizo cargo de la dirección ejecutiva de la automovilística en ese tiempo—, mientras sus ventas seguían cayendo tanto en EE UU como en Europa y marcas clave para la compañía como Peugeot enfrentaban demandas por los motores PureTech, que han presentado serios problemas por un exceso de aceite y la rotura de las cadenas de transmisión.
Para Renault suenan varios candidatos internos, como François Provost, actual director de compras, asociaciones y asuntos públicos del grupo, un hombre con experiencia en la administración pública francesa. Esto último es un punto a favor importante si se tiene en cuenta que el Estado galo es el mayor accionista de Renault. Otros nombres son el de Fabrice Cambolive, director de la marca Renault, y el del director de la marca Dacia, Denis Le Vot, una marca que está ganando peso con un producto cada vez mejor. El crecimiento de Dacia en cuanto a calidad y prestaciones permite a su vez a Renault subir —para no pisarse y coordinarse entre sí—, algo que se ve en modelos como el Renault Rafale, un vehículo más caro de lo que suele ser la gama Renault.
Frente a ese grupo de empresarios franceses aparece un nombre español, Josep Maria Recasens, máximo directivo de Renault en España y consejero delegado de Ampere, la división de vehículos eléctricos del grupo. Otra opción sería la de un fichaje externo, pero en el momento que vive la francesa parece más lógico una línea continuista con la era De Meo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
