El precio de la vivienda no cede y podría subir hasta un 9% en 2025
El mercado inmobiliario registra un repunte de casi el 10% interanual en mayo, según Tinsa


El mercado de la vivienda en España ha comenzado 2025 con un vigor que no deja lugar a dudas: los precios están en plena escalada y la demanda sigue ganando tracción. Los datos publicados este jueves por Tinsa y CaixaBank Research coinciden en diagnosticar un escenario claramente expansivo, donde los factores coyunturales —como la bajada de los tipos de interés— se entrelazan con otros de carácter estructural para empujar los precios al alza en prácticamente todas las zonas del país.
Según el índice de la tasadora Tinsa, el precio medio de la vivienda se incrementó un 9,9% en mayo en comparación con el mismo mes de 2024 y un 0,9% respecto al mes anterior. Este crecimiento supera con creces la inflación y evidencia una presión sostenida en todas las regiones, aunque el alza es especialmente intensa en los archipiélagos, las capitales y las grandes ciudades. En las islas, los precios han escalado un 15,5% interanual, situándose en máximos históricos en términos nominales, es decir, sin descontar el efecto de la inflación. En las grandes urbes, el incremento anual alcanza el 10,5%, mientras que en la costa mediterránea se sitúa en el 9,6%.
La directora del servicio de estudios, Cristina Arias, ha señalado que el encarecimiento es generalizado, pero que se hace especialmente visible donde el espacio disponible es más escaso. “La competencia por el limitado suelo en las islas y los centros urbanos está generando un tensionamiento muy acusado”, ha apuntado.
Este fenómeno se refuerza con la lectura que hace CaixaBank Research, que habla abiertamente de una “notable aceleración” tanto en precios como en compraventas. El centro de estudios ha revisado al alza su previsión para 2025, situándola en un crecimiento del 9%, 3,1 puntos porcentuales por encima de su estimación anterior. La economista Judit Montoriol, autora del informe, vincula esta tendencia no solo a la mejora de las condiciones financieras, sino también a una recuperación del poder adquisitivo de los hogares y a la presión de la demanda extranjera.
La caída de los tipos de interés ha tenido un efecto inmediato sobre el crédito hipotecario. En el primer trimestre del año, la financiación destinada a la compra de vivienda creció un 35,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta reactivación del crédito ha permitido a muchos hogares acceder nuevamente al mercado, favorecidos también por una renta disponible que ha mejorado gracias a la contención de la inflación y a la revalorización salarial en algunos sectores.
Sin embargo, esta bonanza tiene su cara negativa. Aunque las condiciones macroeconómicas están permitiendo un mayor acceso a la vivienda, los precios suben a un ritmo superior al de la renta, lo que tensiona las ratios de accesibilidad. El propio informe de CaixaBank Research advierte que esta brecha puede agudizarse si se mantiene el actual desequilibrio entre oferta y demanda.
Y es que, aunque la oferta ha comenzado a reaccionar —los visados de obra nueva crecieron un 19,4% interanual en el primer trimestre, hasta alcanzar 133.000 viviendas acumuladas en 12 meses—, todavía está lejos de satisfacer las necesidades del mercado. El déficit habitacional acumulado desde 2021 ronda las 500.000 viviendas, una cifra que sigue actuando como barrera estructural para la contención de los precios.
A todo esto se suma el creciente atractivo de España para los compradores extranjeros. Atraídos por su clima, su calidad de vida y, en muchos casos, por una fiscalidad más benigna que en sus países de origen, los inversores internacionales han intensificado su presencia, sobre todo en zonas costeras y en los grandes núcleos urbanos. Esta demanda adicional añade más presión a un mercado ya sobrecalentado, donde cada vez es más común ver cómo se adelantan decisiones de compra ante la expectativa de que los precios seguirán subiendo.
En términos comparativos, el valor medio de la vivienda en las capitales y grandes ciudades todavía se sitúa un 5,1% por debajo de los máximos de 2007, en plena burbuja inmobiliaria. En cambio, en las islas, los precios ya superan en un 15% aquellos niveles si se observan sin ajustar por inflación. No obstante, en términos reales —esto es, descontando el efecto del alza generalizada de los precios—, aún estarían un 17% por debajo de los picos alcanzados antes de la gran crisis financiera, según Tinsa.
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