Warren Buffett da la sorpresa en la junta de Berkshire Hathaway y anuncia su retirada como consejero delegado
El presidente de Berkshire Hathaway deja paso a Greg Abel como primer ejecutivo del grupo en una junta de accionistas en la que ha criticado la política comercial de Trump


Warren Buffett, de 94 años, anunció este sábado por sorpresa que dejará el puesto de consejero delegado de Berkshire Hathaway a final de año. El inversor más famoso del mundo hizo el anuncio al final de la junta de accionistas y recibió una enorme ovación del público que abarrotaba el pabellón polideportivo donde se celebraba el evento. Según el inversor, que lleva 60 años al frente de la compañía, ni siquiera el propio Greg Abel, su sucesor, sentado a su lado en el momento del anuncio, sabía que iba a suceder. Tampoco lo sabían los demás miembros del consejo, salvo sus hijos. “Esa es la noticia del día”, bromeó Buffett al terminar su intervención.
“Ha llegado el momento de que Greg se convierta en consejero delegado de la empresa a finales de año y quiero comunicárselo a los consejeros y dar esa recomendación”, afirmó al anunciar que pasa el testigo tras una carrera financiera e inversora legendaria.
Greg Abel, canadiense de 62 años, ya había sido previamente designado su sucesor. En la actualidad es vicepresidente ejecutivo de Berkshire Hathaway, con responsabilidad directa sobre todos los negocios del grupo salvo los de seguros. Buffett es presidente del consejo además de consejero delegado. En el plan de sucesión se preveía que le sustituyese como presidente del consejo su hijo Howard, pero el anuncio de su retirada se refiere solo por ahora al cargo de consejero delegado. Buffett segirá siendo presidente sin funciones ejecutivas.
Buffett seguirá siendo también accionista de la compañía y “rondando por ahí” para ayudar, pero la responsabilidad recaerá en Abel, que también se puso en pie para homenajear a Buffett con su aplauso. “Añadiría que la decisión de conservar todas las acciones es una decisión económica, porque creo que las perspectivas de Berkshire serán mejores bajo la dirección de Greg que bajo la mía”, afirmó Buffett. Solo se desprenderá de acciones para los donativos que realiza como filántropo.

Berkshire Hathaway nació como una compañía textil y su negocio fue víctima de la globalización, que hizo que las fábricas estadounidenses de la empresa dejasen de ser competitivas. Buffett la había comprado a lo que consideró un precio de ganga en lo ue luego reconoció que fue un grave error. El empresario fusionó la compañía con una firma de seguros en lo que fue el germen del éxito de un conglomerado que se ha convertido en la empresa más valiosa de Estados Unidos (1,16 billones de dólares) con la excepción de los gigantes tecnológicos (Microsoft, Apple, Nvidia, Amazon, Google y Meta). Seguros, ferrocarriles, autocaravanas, aviones privados, servicios inmobiliarios, energía, vivienda, calzado, ropa, juguetes y golosinas son solo algunos de sus múltiples negocios, a los que suma multimillonarias inversiones a largo plazo en empresas como American Express, Apple, Bank of America, Coca-Cola y Chevron.
Como cada primer sábado de mayo, Buffett se sometía a las preguntas de los miles de asistentes a la junta de accionistas, que se celebra en un pabellón cubierto con capacidad para casi 20.000 personas en el centro de Omaha (Nebraska), la sede de la empresa. Entre ellos repetía un habitual, Tim Cook, consejero delegado de Apple, y acudían por primera vez la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y la mujer de Mark Zuckerberg, Priscilla Chan.
Al abrirse las puertas, a las 7.00 de la mañana, los asistentes emprendieron una carrera al esprint para tratar de situarse lo más cerca posible del austero escenario desde el que contesta Buffett a las preguntas. Los primeros de la fila habían pasado la noche durmiendo en las puertas del recinto.
Liquidez récord
Antes de la junta, Berkshire Hathaway presentó las cuentas del primer trimestre de este año, que muestran que Warren Buffett, siguió acumulando liquidez en el primer trimestre del año, mientras la Bolsa sufría un severo castigo por la errática política económica y comercial de Trump.
Buffett redujo posiciones por décimo trimestre consecutivo, con una ventas netas de casi 1.500 millones de dólares. Realizó ventas por importe de 4.677 millones de dólares y compras por 3.183 millones, una actividad relativamente baja.
Berkshire Hathaway mantenía 347.771 millones de dólares (unos 308.000 millones de euros) en caja y títulos del Tesoro de Estados Unidos a corto plazo el pasado 31 de marzo, justo antes de que Trump declarase la guerra comercial al mundo, según los resultados publicados por el conglomerado. A cierre de año, la posición total de liquidez era de 334.200 millones.
A Buffett le preguntaron en la junta cuándo piensa invertir ese dinero. “De vez en cuando encuentras algo. Ocurrirá de nuevo. No sé cuándo”, contestó. “Es muy poco probable que suceda mañana. No es improbable que suceda en cinco años”, dijo lacónicamente. “El único problema del negocio de la inversión es que las cosas no suceden de forma ordenada”, argumentó. Las probabilidades de encontrar una buena oportunidad “aumentan a medida que pasa el tiempo”. “Algo así como la muerte”, apostilló con ese humor negro al que tan aficionado era su socio y amigo Charlie Munger, fallecido en 2023 a los 99 años.
Buffett se burló también de la teoría de que quiere conservar esa inmensa cantidad de dinero hasta que deje de ser el primer ejecutivo de Berkshire, lo que permitiría a su sucesor, Greg Abel, disponer de una gran potencia de disparo al llegar al cargo. “No haría nada tan noble como dejar de invertir solo para que Greg quedara bien más adelante”, dijo, provocando las risas de Abel y del público. Eso fue un par de horas antes antes del anuncio de su retirada.
Guerra comercial
Aunque las reglas de cortesía de la junta de Berkshire Hathaway prohíben expresamente preguntar sobre política, hablar de economía es hoy también hablar de política. Y al Oráculo de Omaha no le gusta morderse la lengua, así que en la junta hizo una velada enmienda a la totalidad a la política comercial de Trump.
“En Estados Unidos, deberíamos buscar comerciar con el resto del mundo. Nosotros deberíamos hacer lo que mejor sabemos hacer y ellos lo que mejor saben hacer”, dijo Buffett, entre los aplausos de los entregados asistentes a la junta, dispuestos a ovacionarle en cada ocasión. El inversor explicó que “se pueden esgrimir argumentos muy sólidos a favor del comercio equilibrado como algo beneficioso para el mundo” y que, al tiempo, “el comercio puede ser un acto de guerra”.
“El comercio no debería ser un arma. Estados Unidos ha ganado. Quiero decir, nos hemos convertido en un país increíblemente importante, partiendo de la nada hace 250 años, no hay nada que se le pueda comparar”, razonó el inversor en la primera pregunta que le plantearon, relativa precisamente a los aranceles. Ese mensaje contrasta de lleno con el de Trump, según el cual Estados Unidos es víctima de que todos los países del mundo le estafan y cree que es hora de someterlos a base de aranceles.
“En mi opinión, es un gran error tener 7.500 millones de personas que no te aprecian mucho y 300 millones que se jactan de lo bien que les va. No creo que sea correcto ni sensato”, añadió Buffett, en referencia a la población mundial y de Estados Unidos, respectivamente. “No creo que sea una buena idea diseñar un mundo en el que unos pocos países digan ‘ja, ja, ja, hemos ganado’ y el resto de países se mueran de envidia”, argumentó sin citar nunca a Trump, pero haciendo referencia a sus propósitos.

El grupo tiene entre sus negocios actuales la firma de calzado y ropa deportiva Brooks, cuyos productos se fabrican en China, Vietnam, Taiwán, Indonesia, El Salvador y México, entre otros países. También es dueña de Fruit of the Loom, que tiene fábricas en Australia, El Salvador, Haití, Honduras, México, Marruecos y Vietnam. Hasta su filial Justin, que produce sus botas vaqueras más icónicas en El Paso (Texas), importa materiales y calzado terminado de países como China, Vietnam y México. Y así con muchas otras de sus empresas, que participan de una cadena de suministro global.
En su informe trimestral, Berkshire advirtió de que las políticas comerciales de Trump estaban generando “una considerable incertidumbre” que podría afectar los resultados operativos de la empresa. “En la actualidad, no podemos predecir de forma fiable el impacto potencial en nuestros negocios, ya sea a través de cambios en los costes de los productos, los costes y la eficiencia de la cadena de suministro, o la demanda de nuestros productos y servicios por parte de los clientes”, señaló.
Berkshire tiene un departamento de comunicación eficaz, pero poco proactivo. Sin embargo, cuando Trump difundió un vídeo en el que un usuario de las redes sociales le atribuía al inversor la opinión de que el presidente estaba “haciendo los mejores movimientos económicos que había visto en más de 50 años”, la compañía emitió un rotundo, escueto e inusual desmentido: “Actualmente, circulan en las redes sociales informaciones sobre comentarios presuntamente realizados por Warren E. Buffett. Todas estas informaciones son falsas”, sentenció.
En la junta, Buffett restó importancia a las turbulencias recientes de los mercados. “Lo que ha ocurrido en los últimos 30, 45 o 100 días no es realmente nada”, dijo. “No ha sido un mercado bajista dramático ni nada por el estilo”, argumentó con su perspectiva de largo plazo, recordando que la acciones de Berkshire Hathaway han llegado a caer un 50% tres veces durante los 60 años que lleva al frente de la empresa. En 2025 suben un 20% y están en máximos históricos, mientras la Bolsa ha sufrido fuertes caídas, lo que ha reforzado su prestigio.
Preguntado por si está en riesgo el excepcionalismo estadounidense, esa historia que ha convertido a Estados Unidos desde muchos puntos de vista en el país más exitoso del planeta, Buffett reiteró su mensaje de confianza en su país pese a las dificultades. “Siempre estamos en proceso de cambio. Siempre encontraremos todo tipo de cosas que criticar en el país, pero el día más afortunado de mi vida es el día en que nací en Estados Unidos”, afirmó.
“Hemos pasado por grandes recesiones, hemos pasado por guerras mundiales, hemos pasado por el desarrollo de una bomba atómica que nunca hubiéramos imaginado cuando nací, así que no me desanimaría por el hecho de que no parezca que hayamos resuelto todos los problemas que se han presentado. Si yo naciera hoy, seguiría negociando en el útero hasta que me dijeran que puedo estar en Estados Unidos”, argumentó. “Todos somos muy afortunados”, añadió en referencia a los estadounidenses.
Elogios a Apple
Berkshire Hathaway ha ido reduciendo sus posiciones en Apple a lo largo de los últimos trimestres. Su consejero delegado, Tim Cook, estaba en la séptima fila entre los asistentes a la junta de este sábado y Buffet tuvo palabras especialmente cariñosas para él. “Me da un poco de vergüenza decir que Tim Cook ha ganado mucho más dinero para Berkshire que yo en toda mi vida. Hay que darle todo el mérito”, bromeó, para asegurar que la única conferencia de presentación de resultados que sigue es la de esa empresa tecnológica.
“Conocí brevemente a Steve Jobs”, el fundador de Apple, dijo Buffett. “Steve murió joven, como saben, y nadie más que él podría haber creado Apple, pero nadie más que Tim podría haberla desarrollado como lo ha hecho. Así que, en nombre de todo Berkshire, gracias”, dijo, levantando otra ovación del público.

En la junta de este año se batió el récord de asistentes, con 19.700 personas, aseguró Buffett, que dio algunas cifras de la venta de productos del grupo en el bazar que monta Berkshire Hathaway en paralelo a la junta. En un solo día se vendieron 317.000 dólares en chocolatinas y dulces de See’s Candies; 310.000 dólares en calzado y ropa de Brooks y 250.000 dólares en juguetes de Jazwares, incluidos sus muñecos Squishmallows.
Uno de los que tiene más éxito en esa gran feria es el muñeco del propio Buffett. Por todo el bazar, en el que cada una de las decenas de empresas del grupo tienen su espacio, hay carteles y artículos a la venta con la imagen del inversor, ya sean botas, camisetas, fundas de golf, calcetines, bombones... Los accionistas de Berkshire veneran a su presidente y acuden a Omaha en peregrinación a lo que se ha venido a denominar el Woodstock del capitalismo.
“El evento nunca decepciona, es como música para los oídos para nosotros sus seguidores. Es un honor poder estar aquí“, dice Álvaro Naranjo, vicepresidente de la firma panameña Geneva Asset Management. Naranjo, de 43 años, lleva desde 2008 viniendo desde Panamá a Omaha para la junta de Berkshire. Tiene sus ritos: visitar la feria de la empresa; fotografiarse ante la casa de Warren Buffett; comer en Gorat’s, el restaurante favorito del inversor; comprar en Borsheims, la joyería del imperio Berkshire, que reserva un horario exclusivo para los accionistas, y madrugar mucho para coger un buen sitio. Este año cree que ha acudido más gente y cree que puede deberse a que muchos piensen que quizá sea la útima vez. “Warren sigue estando igual de claro en el manejo de los negocios y las ideas de inversión y fiel a su filosofía. Está 100% agudo y lúcido, aunque se ve algo más viejito”, dice.
El propio Buffett, que tiene los seguros como negocio destacado, bromeó alguna vez con su conocimiento de las tablas actuariales para dar a entender que, a sus 94 años, no le quedan muchas juntas de accionistas por delante. Pero también dio este sábado su receta para la longevidad, que quizá figure en alguna de las camisetas del bazar el año próximo: “Creo que una persona feliz vive más que alguien que hace cosas que no admira mucho en la vida”, dijo Buffett, al que se veía feliz. Y cuando le preguntaron por qué querría ser recordado, bromeó: “Por [alcanzar] una edad avanzada”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
