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TENIS | US OPEN
Columna
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Cuestión de fortaleza, por encima de la táctica

Tiendo a pensar que estos partidos están algo más en manos de Alcaraz, pero se me hace difícil no temer la solidez de Sinner

Alcaraz celebra un punto durante la semifinal contra Djokovic.
Toni Nadal

Cumpliéndose todos los pronósticos, este domingo vamos a poder disfrutar por tercera vez consecutiva en un gran torneo de la final más esperada entre el actual número uno del mundo, Jannik Sinner, y nuestro brillante jugador Carlos Alcaraz. El de Murcia se ganó su paso a la final en un partido contra Novak Djokovic que, si bien estuvo algo igualado en sus dos primeros parciales, nunca me dio la más mínima sensación de que el desenlace pudiera ser otro.

Consciente de su edad, de que sus piernas ya no son las de antaño y de que un partido largo difícilmente le podría beneficiar, el serbio tenía solamente dos opciones para contrarrestar la superioridad de su rival: o bien optar por ralentizar el juego o bien por jugar más rápido y ser más agresivo de lo habitual. Tomó esta segunda opción y, por supuesto, cometió más errores no forzados de lo que es normal en él: lo lógico cuando un jugador se ve impelido a apartarse del tipo de juego que lo hace realmente bueno, aunque sea uno de su grandísima talla.

La otra semifinal, la que disputó el italiano con Félix Auger-Aliassime, fue un partido bastante más ajustado en el marcador. Uno de los datos más determinantes que arrojan las estadísticas fue el desenlace de los puntos de break. Si bien Félix solamente fue capaz de convertir en rotura una de las 10 oportunidades con las que contó, el jugador transalpino convirtió cuatro de 11; una demostración, en realidad, de que Jannik fue superior en los momentos decisivos y, por tanto, merecedor de su pase a la final.

En cuanto al partido de hoy no es nada difícil vaticinar un encuentro de resultado muy incierto, como ocurre siempre con las rivalidades más atractivas y consolidadas. Por eso, precisamente lo son.

Si observamos el trayecto de ambos jugadores a lo largo de las últimas semanas, veremos que Carlos ha sido más contundente. No ha perdido un solo set en todo el campeonato y, por tanto, ha ganado todos sus encuentros afrontando muy pocas complicaciones. Jannik, por su parte, ha acusado algún que otro contratiempo: en el partido contra Félix, sin ir más lejos, o en el que disputó en la tercera ronda contra Denis Shapovalov. Creo, de todas formas, que este dato no tendrá ninguna repercusión en el devenir del desempate de hoy. Ambos finalistas saben que están en plena forma y que el cuadro del italiano ha sido, en principio, un poco más complicado.

Mi primera impresión ante cada uno de los duelos que disputan estos dos magníficos jugadores es algo favorable a nuestro jugador. Tiendo a pensar que los partidos están algo más en sus manos. Carlos es más atlético y creativo que Jannik, y esta explosividad es la que me hace pensar, enseguida, en su ligera superioridad. Sin embargo, cuando me doy una segunda oportunidad y me imagino en el equipo opuesto al del italiano, se me hace realmente complicado no temer su solidez, su ausencia de fallos y los pocos altibajos que sufre comparado con el español, quien puede estar más en manos de ciertas fluctuaciones, como de ser capaz de cometer más errores de lo deseable. En su semifinal cometió 30 errores no forzados en tres sets, mientras que Sinner sólo cometió 20 en cuatro mangas.

Yo no creo, ni tan siquiera, que la táctica vaya a ser un factor crucial en este partido. Será más bien el que esté más acertado en sus propias fortalezas quien logrará alzarse con el trofeo en Nueva York. Estas aparentes contradicciones, esta inseguridad en cuanto a apostar por un claro ganador, es una cautela que se tienen bien ganada ambos. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que no disfrutemos durante bastante tiempo de finales cargadas de esta misma incertidumbre.

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Sobre la firma

Toni Nadal
Tío y mentor de Rafael Nadal, entrenó al tenista mallorquín durante casi tres décadas. Previamente dirigió el Club Tenis Manacor y durante toda su vida se ha dedicado a la formación. Es autor del libro ‘Todo se puede entrenar’ y hoy día imparte conferencias motivacionales. Desde 2017 firma columnas en EL PAÍS sobre la actualidad de su deporte.
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