Alcaraz y Sinner, tres años después y por la ‘vía Federer’: buscar la mejor versión de uno mismo
Ambos se reencuentran en la final de Nueva York, donde en 2022 escenificaron su primer gran pulso, después de un proceso de evolución veloz, firme e incesante


Ellos, otra vez. Quiénes si no. El uno, un artista; el otro, pura ingeniería. No parece que hoy por hoy exista otra salida en un deporte edificado sobre las grandes rivalidades históricas y que asiste a un desfile militar de dos fenómenos que no dejan de crecer y perfeccionarse, de retroalimentarse y de expandirse en medio de un escenario que, más allá de ellos, empieza a resultar una planicie. El caso es que Carlos Alcaraz y Jannik Sinner volverán a cruzarse esta noche (20.00, Movistar+) en la misma pista que hace tres años, cuando ninguno de los dos había llegado a explotar ni alzado todavía ningún grande, acogió el primer gran episodio de un toma y daca encaminado a adquirir tintes antológicos. Se prolongó durante cinco horas y cuarto.
A un lado ya la vieja guardia de campeones, porque a pesar de que Novak Djokovic se niegue a apartarse ya ha sido empujado del primer plano, ley de vida constatada en las semifinales del viernes, el italiano (24) y el español (22) se han convertido en los indiscutibles dominadores del momento a base de sofisticación y método, de inconformismo, pico y pala y dedicación. De una evolución meteórica que todavía ofrece un generoso margen de perfeccionamiento. Ahí están sus portentosas cualidades, moldes excepcionales que desde edades infantiles ya hacían presagiar la llegada de dos fueras de serie, pero a la base han incorporado una voluntad permanente por superarse a sí mismos.
“No me comparo con los demás, sino con mi mejor versión”, decía el suizo Roger Federer, mientras la todopoderosa Serena Williams percibía en cada derrota una “oportunidad” y Andre Agassi, siempre filosófico él, profundizaba: “El tenis utiliza el cuerpo para librar batallas que tienen lugar en la mente”. Siguen esos mismos parámetros ahora Sinner y Alcaraz, hechos de otra pasta; todavía jóvenes, aún en formación, pero ya muy redondos. Uno y otro han ido puliéndose y reconfigurándose de una forma extraordinaria, pocas veces vista, ateniéndose sobre todo a la velocidad del proceso y a la envergadura que ya han adquirido.

Hoy, día en el que está en juego el trono que todavía defiende el transalpino, la posibilidad de que él conquiste su quinto grande (tercero del año) y el español su sexto (segundo del curso), el aficionado contempla dos maravillosas obras escultóricas. Todos los elegidos se multiplicaron, pero seguramente no en un plazo tan corto ni con tanta rotundidad, tan insultantemente rápido; en no pocos de ellos, además, se adivinaban defectos (después de prolíficas carreras) que en un abrir y cerrar de ojos han ido solventando Sinner y Alcaraz. El uno un martillo, un triunfo de laboratorio: el otro, simplemente un artista que ha aprendido a aburrirse para combatir definitivamente sus altibajos.
La élite, otra historia
“Llevo trabajando tiempo en ello, el intentar no perder la concentración y terminar el partido al mismo nivel al que lo empiezo. Supongo que estoy madurando, porque aquí estoy consiguiéndolo y eso me enorgullece”, simplifica Alcaraz, un talento diferente y genuino, con todo lo que ello conlleva. Deja caer Ferrero de vez en cuando que le ha costado lo suyo hacerle ver determinadas cosas a su jugador, que la élite es otra cosa. Lo ha comprendido el de El Palmar y hoy se desenvuelve a partir de una versión igual de atractiva, pero mucho más completa. A lo que incorporaba de serie, lo innato, ha añadido compromiso, interiorización y matices que le han redimensionado.
Grandes antes de los 25 años | Total | Australia | RG | Wimbledon | US Open |
---|---|---|---|---|---|
Rod Laver | 9 | 3 | 2 | 2 | 2 |
Jimmy Connors | 5 | 1 | 2 | 2 | |
Björn Borg | 11 | 6 | 5 | ||
John McEnroe | 7 | 1 | 1 | 2 | 3 |
Ivan Lendl | 1 | 1 | |||
Mats Wilander | 7 | 3 | 3 | 1 | |
Boris Becker | 6 | 2 | 3 | 1 | |
Andre Agassi | 3 | 1 | 1 | 1 | |
Pete Sampras | 7 | 1 | 4 | 2 | |
Roger Federer | 8 | 2 | 4 | 2 | |
Rafael Nadal | 10 | 1 | 6 | 2 | 1 |
Novak Djokovic | 5 | 3 | 1 | 1 | |
Jannik Sinner (*24) | 4 | 2 | 1 | 1 | |
Carlos Alcaraz (*22) | 5 | 2 | 2 | 1 |
“Fuera de la pista he mejorado mucho. Ahora me doy cuenta de lo importante que es cuidar todos los detalles para ser perfecto”, apunta, al tiempo que radiografía la progresión sostenida de su rival: “Jannik ha mejorado mucho físicamente. Sus partidos son muy exigentes desde ese punto de vista, por su estilo y su forma de jugar, del ritmo que le pone; y ahora es capaz de hacerlo al cien por cien durante dos, tres o cuatro horas”. Y así es, porque pese a que todavía conserve esa constitución aparentemente liviana, fibra y más fibra, formas longilíneas, el de San Cándido dio un salto exponencial que más o menos coincide con el nacimiento de un mandato espectacular.
“He mejorado con el servicio y también en la red”, puntualiza Sinner, un eterno insatisfecho que imprime el mismo grado de intensidad tanto los entrenamientos como en los partidos. “Aún no están donde me gustaría, pero vamos mejorando”, precisa. “Y mi forma física, obviamente, es mejor que antes. Eso me ayuda en los movimientos y también a la hora de aguantar; antes me costaban los partidos de tres o cuatro horas…”, prolongaba tras superar a Félix Auger-Aliassime en la semifinal, al tiempo que elogiaba la nueva palanca de Alcaraz, así como la linealidad que ha adquirido el murciano a lo largo de este semestre.

De ahí la aprobación de su entrenador, Juan Carlos Ferrero. “Yo diría que Carlos ha mejorado en todo”, indicaba en un encuentro reciente con los periodistas. “Cualquier cosa que le pides le sale muy pronto, y eso es bueno y malo al mismo tiempo porque se puede llegar a confiar mucho. Como con cualquier jugador, hay que estar muy encima”, concedía el técnico, que incide en la “mentalidad” y también en un aspecto específico: el saque. Alcaraz estrenó en enero una mecánica nueva, menos robótica, sin pausa. Más natural. Y, más allá de la oscilación lógica, el resultado está siendo extraordinario, porque de hecho, entre la prensa extranjera ya se conceptúa al español como un sacador.
Aunque ambos conserven la esencia, la base, poco queda ya de esos dos chicos que brindaron un magnífico espectáculo hace tres años en la Arthur Ashe. Entonces Alcaraz se articulaba esencialmente en torno a su instinto y se destapaba a grito pelado: “¡No sé a dónde sacar!”. Aun así, acabó fundiendo a un tirillas mordisqueado aquella noche por los calambres. Hoy, ni uno ni otro son los mismos, de la misma forma que Nadal (saque o revés cruzado), Djokovic (servicio) o el mismísimo Federer (revés) fueron aparcando vicios y adentrándose valientemente en la incertidumbre que va asociada a todo cambio. Ninguno se estancó. Todos se reinventaron. “Un hombre que gana es un hombre que piensa que puede”. “No crecerás si no cambias”.
Y si lo dice el suizo, los demás se cuadran.
UNA TRIPLE REUNIÓN INSÓLITA
El envoltorio de datos que rodean a la cita de hoy subraya la hegemonía actual de Sinner y Alcaraz, así como un paso definitivo de página en el que ahondó la derrota de Djokovic. En concreto, por primera vez en 23 años, desde 2002, se cerrará el curso sin la presencia de Nole, Nadal o Federer en ninguna de las cuatro grandes finales.
Esta vez, los mismos protagonistas que en París y Londres. Por tanto, el italiano y el español se enfrentarán por tercera vez consecutiva en el epílogo de un major, algo que solo había sucedido una vez; Nadal y Djokovic entre el Wimbledon de 2011 y el Open de Australia de 2012.
Este triple duelo encadenado supone, al mismo tiempo, algo insólito en la Era Abierta, puesto que a partir de 1968 nunca habían coincidido los dos mismos jugadores en tres grandes finales de una misma temporada.
Sinner tiene ante sí la oportunidad de revalidar el título y recoger así el testigo dejado por Federer en 2008, cuando cerró un repóquer que venía de 2003. Él y Alcaraz se han adueñado por completo del circuito de la ATP; lo demuestra el hecho de que a partir de 2024 han coincidido en 17 torneos, de los cuales se han repartido 16.
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