Sinner y Alcaraz miden su poder en el US Open: dos colosos y una alternativa que sigue sin llegar
La última gran rivalidad se traslada a Nueva York, con el trono en juego, mientras los demás pinchan o se achican y se reclaman rivales que comprometan al duopolio


El nuevo clásico desembarca ahora en Nueva York, donde Jannik Sinner y Carlos Alcaraz siguen pisando fuerte y pronunciando la brecha respecto a los demás. Cerraron el ejercicio anterior como indiscutibles dominadores, comenzaron el presente de la misma forma y, una vez resuelto el grueso de la temporada, asoman otra vez en Flushing Meadows como las dos imponentes referencias de un circuito que echa en falta un tercero en discordia; es decir, algún agitador que definitivamente dé un paso al frente y comprometa el sólido duopolio formado por el italiano y el español, prácticamente mano a mano desde que Novak Djokovic empezara a perder fuelle merced a su físico. Como en Australia, Roland Garros y Wimbledon, el mismo guion previo para este US Open que despega este domingo.
Uno (23 años) y otro (22), el uno y el dos, se citan de nuevo después de haberse medido por el título en Roma, París, Londres y recientemente en Cincinnati. Esta vez, sin embargo, está además en juego el trono mundial del que se apropió Sinner hace 63 semanas. A partir de ahí, un equilibrado toma y daca entre ambos que apenas ha encontrado interferencias, por mucho que el primer trimestre del año insinuase el despertar de otros talentos que, por una razón u otra, no han terminado de romper. El brasileño João Fonseca (18) se ha desinflado, no hay noticias de Jakub Mensik, el danés Holger Rune continúa sesteando y tras un esperanzador amago, el inglés Jack Draper se derrumbó en Wimbledon y desde entonces jugado un solo partido. Lógico, pues, el sentir general: el tenis de hoy, dos mundos.
A una velocidad viajan los dos caciques y a otra muy diferente, casi siempre trastabillados, va el resto. El público neoyorquino confía en Ben Shelton, todavía incompleto, mientras Alexander Zverev no terminar de escapar de la negatividad y los Fritz, De Miñaur, Musetti o Ruud siguen sin dar el salto; Medvedev parece haber dimitido y de Stefanos Tsitsipas ya solo se relatan tropiezos; el potencial de Andrey Rublev, en guerra consigo mismo, continúa siendo insuficiente y de Auger-Aliassime se ha perdido prácticamente el rastro. Así que uno y otro, Sinner y Alcaraz, contemplan desde sus respectivas atalayas el panorama y aprueban con el gesto, no vaya a ser que de repente pueda surgir un Djokovic que, como el serbio hiciera en su día con Rafael Nadal y Roger Federer, desestabilice el gobierno a dos bandas del presente.
Grandes torneos de 2025 (con *, los Masters 1000) | Campeón |
---|---|
Open de Australia | Jannik Sinner |
Indian Wells* | Jack Draper |
Miami* | Jakub Mensik |
Montecarlo* | Carlos Alcaraz |
Madrid* | Casper Ruud |
Roma* | Carlos Alcaraz |
Roland Garros | Carlos Alcaraz |
Wimbledon | Jannik Sinner |
Toronto* | Ben Shelton |
Cincinnati* | Carlos Alcaraz |
Hasta ahora, la temporada ha transcurrido bajo el dictado de los dos tanto en los grandes escenarios como en los del siguiente nivel. Únicamente Toronto abrió la puerta a Shelton en un verano descafeinado, teniendo en cuenta que ambos renunciaron a la cita para oxigenar la mente y el físico. Desconfían Sinner y Alcaraz, no obstante, de un escenario traicionero al que los tenistas suelen llegar con un desgaste considerable y de una noche que ha consumido a grandes campeones. Las peculiaridades de Nueva York. El primero defenderá el título obtenido hace un año, cuando compitió rodeado por la polvareda del positivo por clostebol, y el segundo aspira a ascender otra vez a lo más alto del ranking, privilegio que descubrió en 2022 y que no saborea desde el 10 de septiembre de 2023.
Djokovic, en su día “un tercero”
Para conseguirlo, Alcaraz debe hacerse con el trofeo o bien alcanzar la final del 7 de septiembre y que Sinner no la dispute. En cualquier caso, ninguno baja la guardia. El español ya patinó hace un año en la segunda ronda y el tirolés desconfía. “Si no seguimos mejorando, los demás se pondrán a nuestra altura. Es cuestión de tiempo, por eso solo me centro en mejorar; hay ciertas facetas en las que hacerlo y, desde mi punto de vista, eso es positivo. Me hace mejor jugador y me prepara de cara al futuro. Nunca se sabe, las cosas pueden cambiar. Hay grandes rivales ahí fuera y el camino hacia la final es muy difícil”, señala el líder de la ATP, que en el desenlace de Cincinnati frente al murciano sufrió una indisposición que tan solo le permitió estar sobre la pista 23 minutos, con un 5-0 ya en contra.
El percance, sin embargo, parece ser agua pasada. “Físicamente me siento bien. Ya me he recuperado casi por completo, aunque todavía no al cien por cien. Esperamos estar a punto en un par de días, así que todo debería ir bien para el torneo”, prorroga Sinner, mientras Djokovic invita a los aspirantes más hambrientos al desafío. Así lo hizo él en 2008, cuando abrió la lata en Australia. “Las finales que hemos visto entre Carlos y Jannik sin increíbles para nuestro deporte”, afirma. “Y este tipo de rivalidades son las que entusiasman a los aficionados. Parece que va a seguir durante algún tiempo, pero confío en que otros jóvenes puedan entrar en la batalla. Hay jugadores que pueden ocupar ese tercer puesto con el que me identifico, porque yo estuve en esa situación. Quiero ver a un tercero en la lucha”, agrega el de Belgrado, de 38 años.

De enero aquí, Sinner y Alcaraz han obtenido dos y seis trofeos de manera respectiva, sin olvidar que el italiano estuvo suspendido durante el tramo entre el Open de Australia y Roland Garros. En el Bois de Boulogne se le escurrió la victoria entre los dedos —dispuso de tres bolas de partido— y al éxito de Melbourne añadió en julio su primera dentellada en Wimbledon. A excepción del resbalón en Halle, su recorrido ha sido prácticamente impecable. El de El Palmar, por su parte, encabeza el listado de triunfos —53, diez más que Zverev— y también lidera la cifra de títulos, además de hacer gala de una regularidad excepcional; desde el inicio de la gira sobre tierra batida, en abril, ha alcanzado al menos la final en los siete torneos que ha disputado. Tras la derrota en Wimbledon, busca redimirse en el marco que acogió su explosión hace tres años.
Alcaraz debutará en la madrugada del lunes al martes —hacia las 3.00 hora española, 21.00 local— frente al gigantón Reilly Opelka, confiando en que su tenis adquiera un punto más de ritmo para devolverle el golpe londinense a Sinner. Entretanto, los demás se miran los unos a los otros y se encogen de brazos, con escasas señales de rebeldía porque hoy por hoy, a ninguno le alcanza todavía para tutear de verdad a los dos colosos. Tímidos amagos por ahora, pero poco más. Reflexiona Zverev, ateniéndose a lo cíclico: “El tenis siempre produce nuevas superestrellas. Cuando Sampras y Agassi se fueron, la pregunta era: ¿Y ahora qué? Y apareció Federer y luego Nadal y después Djokovic. Ahora están Jannik y Carlos, y eso es muy bueno. Lo necesitamos. El interés por este deporte sigue creciendo”.
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