Alcaraz: “Ahora puedo sobreponerme a los momentos difíciles y el año pasado no”
El murciano, apeado en la segunda ronda de Nueva York en la edición anterior, destaca su crecimiento mental y dice que esta vez llega “mucho más preparado”


Desde que pisase otra vez suelo norteamericano, hace dos semanas en Cincinnati, donde logró su vigesimosegundo título, Carlos Alcaraz luce el mismo gesto positivo de siempre. Pero ahora, más si cabe. Basta con apuntar y retroceder a lo sucedido hace un año en este mismo escenario, cuando fue apeado en la segunda ronda del US Open por el holandés Botic vande Zandschulp. Entonces, un atropello inesperado. “Ahora estoy mucho más preparado”, se apresura a transmitir el murciano, que en su momento llegó física y mentalmente fundido a Flushing Meadows tras el esfuerzo ejercido en la cita olímpica de París. Poco o nada que ver esa circunstancia con la de hoy: fresco y hambriento, bastante más entonado.
Alcaraz pretende sacarle brillo durante las dos próximas semanas al sobresaliente trazado que ha firmado esta temporada, en la que ya ha logrado seis trofeos —Róterdam, Montecarlo, Roma, Roland Garros, Queen’s y Cincinnati— y en la que litiga sin cesar con Jannik Sinner por el número uno. El italiano le superó en el desenlace de Wimbledon, pero antes había sufrido un duro golpe anímico en la final de Roland Garros y el pasado lunes, aquejado de un virus, enseñó la bandera blanca en el preparatorio de Cincinnati cuando tan solo habían transcurrido 23 minutos de partido. Allí, el tenista español encarriló finalmente un par de pulsos espinosos contra Andrey Rublev y Alexander Zverev.
Y he aquí el giro, destaca él. “Ahora”, matiza, “siento que voy mucho mejor y no porque haya ganado en Cincinnati, sino porque mentalmente siento que soy capaz de aguantar en los partidos difíciles, de sobreponerme a esos momentos en la pista. Y el año pasado no sentía eso”. Así, de buenas a primeras, se lo llevó por delante el remolino de Van de Zandschulp en una velada que se le inclinó enseguida y en la que estuvo muy lejos de dar con una solución que revirtiera la mala dinámica. Ahora, en cambio, Alcaraz siente que ha dado un acelerón desde el punto de vista psicológico y estratégico, y que los rivales temen que en un instante u otro pueda reaccionar.

“El año pasado no sentía esa fuerza”, precisa en unas declaraciones recogidas por el diario AS. “Este año no ha habido Juegos Olímpicos, lo cual me ha permitido tener más tiempo para mí, de desconexión, y también para prepararme bien para Cincinnati, y ya se ha visto que he ido mejor”, amplía el número dos, que en caso de coronarse el 7 de septiembre, fecha del broche del torneo, recuperaría el liderato del circuito casi dos años después de haberlo saboreado por última vez. Alcaraz, de 22, uno menos que Sinner, es hoy un competidor más curtido, regular y aguerrido, pese a que su registro continúe articulándose fundamentalmente en torno a la inspiración.
Otro escenario, mismo guion
En los últimos meses, los adversarios se han encontrado con un jugador que ha reforzado su espíritu guerrillero y cada vez más dominador en términos generales, sin perder el paso impuesto por el transalpino. Uno y otro van repartiéndose el gran pastel desde enero de 2024, y sigue sin adivinarse nadie que les rebata de verdad. Consolidado el binomio, la última gran rivalidad, desde el prisma del aficionado se demanda ahora la inclusión de una tercera o cuarta pieza que puedan alterar el actual escenario y evitar que la competición se traduzca en una previsible cuenta atrás hacia al choque entre ambos, sea donde sea.

“Yo creo que, ahora mismo, hay muchos jugadores que están ahí, que tienen muy buen nivel, aunque Jannik [63 semanas en los más alto, sin interrupción alguna] ha mostrado mucha superioridad. A mí me han ganado muchas veces y los partidos se me han complicado más que a Jannik, pero los resultados han demostrado últimamente que él y yo hemos estado ahí”, indica el de El Palmar; “al final, el que se merezca estar ahí, va a estar. El que trabaje para estar ahí, estará. Que me guste o no me guste que haya un tercero… Hay gente con un nivel altísimo que quizás ahora están pasando por un momento difícil, pero que llegarán a su mejor nivel”.
Alcaraz advierte de que ni uno ni otro se pueden “estancar” lo más mínimo porque, de lo contrario, como ya deslizaba Sinner, los que vienen por detrás les alcanzarán. Hoy por hoy, no parece nada sencillo. Al igual que en Melbourne, París y Londres, en Nueva York el preámbulo dibuja un panorama muy similar. Ambos llegan lanzados —el murciano debutará el lunes contra Reilly Opelka y el número uno el martes, frente a Vit Kopriva— y los demás agachan la cabeza, asumiendo una realidad cruda. Así lo admite el danés Holger Rune, quien en una entrevista concedida a The Guardian señala: “Ahora mismo solo hay dos tenistas consistentes en el mundo”.
OPELKA, 15 ‘ACES’ POR PARTIDO
La primera aparición de Alcaraz en está edición será ante Opelka, el jugador más alto del circuito. Con 2,11 de estatura, el estadounidense, 66º del mundo, destaca por su facilidad para producir puntos directos con el saque; en concreto, un promedio de 15,3 por encuentro en 2025.
“Va a ser muy duro. Nunca he jugado contra él [27 años y cuatro títulos] y ya sabemos cuál es su estilo, así que tendré que estar muy concentrado. Debo meter todos los restos que pueda y luego ya se verá, pero mi confianza ahora mismo es alta. Estoy listo”, apunta Alcaraz.
Según precisa la ATP, el norteamericano se adjudica el 88,4% de los juegos disputados bajo su servicio y ha firmado más aces (598). En s-Hertogenbosch, sobre césped fue capaz de endosarle 24 a Daniil Medvedev y el curso pasado fueron 23 ante Lorenzo Musetti en el US Open.
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