Diversión con Fognini y Djokovic en la lejanía de la final: la sombra de Alcaraz toma Wimbledon

Se refiere Novak Djokovic a la pócima que tan buen resultado le proporciona a Carlos Alcaraz. “Haga lo que haga allí [en Ibiza], está funcionándole. El caso es que siempre gana”, desliza el gigante serbio, a quien este viernes, una vez efectuado el sorteo y analizado el cuadro, no le queda otra que sonreír: ni Jannik Sinner ni Alcaraz —los dos primeros cabezas de serie de este Wimbledon que comenzará el lunes— se interpondrán en unos hipotéticos cuartos de final, luego tiempo para él, que no es poco. Del mismo modo, fortuna para el español, ganador de las dos últimas ediciones y que solo podría toparse con el balcánico en la final. Djokovic, al fin y al cabo, siempre será Djokovic.

A sus 38 años, el de Belgrado apura los últimos cartuchos en su intento por conseguir el 25º grande, mientras que el murciano, con el que peloteó la tarde anterior en el primer ensayo en la central, irrumpe en todo su esplendor. Alcaraz (22) se ha coronado recientemente en Roland Garros y también en Queen’s, y se ha convertido en el indiscutible dominador del momento. No pierde un partido desde abril —frente a Holger Rune, cuando se lesionó en la final del Godó— y hoy por hoy se maneja en la superficie como ninguno, sin olvidar, por supuesto, la pericia y el halo histórico de Djokovic en un torneo que el veterano tenista ha conquistado en siete ocasiones. Así que guardia alta.

De entrada, Alcaraz ya sabe que no se encontrará con él en una estación temprana y, también, que le aguarda un atractivo punto de partida contra Fabio Fognini. El italiano, de 38 años y muy cerca ya de la salida profesional, apenas ha ganado un par de partidos esta temporada en el circuito de la ATP y últimamente frecuenta los challengers, pero casi siempre depara diversión. Y, precisamente de eso, de divertirse, de jugar en el más estricto sentido de la palabra, sabe un rato el de El Palmar, cuyo trazado perfila un encuentro en la segunda ronda con Leandro Riedi (506º) u Oliver Tarvet (719º), y con Felix Auger-Aliassime en la tercera. Hasta ahí, un terreno a priori amable.

Se inclinaría ligeramente en los octavos de final —tal vez Andrey Rublev, tal vez Stefanos Tsitsipas— y en los cuartos asomaría el checo Jiri Lehecka —escollo en el desenlace de Queen’s— o el danés Rune, el último hombre que le ha batido e indescifrable hasta hoy. En su máximo, el nórdico es uno de los adversarios más peligrosos, pero acostumbra a las desconexiones, si no a los cruces de cables; demasiado inestable. Supone siempre, en cualquier caso, un cruce envenenado. Luego, sobre el papel, el escollo en las semifinales podría ser Alexander Zverev —todavía verde sobre la hierba—, pero hasta ahora han tenido más peso el ruso Daniil Medvedev y el estadounidense Taylor Fritz.

Dureza para Badosa

A diferencia del alemán, al que sigue costándole el formato, Sinner le ha cogido el pulso —cuartos en 2022 y 2024, con unas semifinales de por medio—, pero continúa procesando el golpe encajado en la final de Roland Garros. Cedió en la primera ronda de Halle y el sorteo le ha deparado una exigente rampa en dirección a otro pulso con el murciano: potencialmente, Lorenzo Musetti, Jack Draper y Djokovic hacia la final. El número uno, de 23 años y campeón en Australia hace cinco meses, se estrenará ante su compatriota Luca Nardi, mientras Nole lo hará contra Alexandre Müller y Alcaraz abrirá la central el lunes (14.30, Movistar+), en su condición de defensor del título.

En la categoría femenina, el honor corresponderá a la checa Barbora Krejcikova, aunque de nuevo, el cuadro femenino se presenta mucho más abierto, dado que el historial registró a ocho vencedoras diferentes a partir de 2016. Ninguna ha repetido. La líder actual, Aryna Sabalenka, Coco Gauff o Jasmine Paolini, finalista el curso pasado, figuran entre las favoritas, pero Londres constata que en los últimos años no vale la lógica: Marketa Vondrousova y Elena Rybakina, fuera de toda quiniela en su momento, precedieron a Krejcikova. Es decir, todo es posible, aunque de partida, la candidatura de Paula Badosa se ha debilitado mucho a raíz de los últimos acontecimientos.

La española, de 27 años y novena del mundo, tuvo que retirarse en los cuartos de Berlín como consecuencia de su lesión crónica en la espalda y antes, en París, no llegó a coger el ritmo después de casi dos meses de baja. A esa circunstancia se añade la dureza planteada por el boceto: debutará el lunes contra la local Katie Boulter (41ª), viento en contra, y en unos hipotéticos cuartos podría vérselas ya con Sabalenka. En la escala previa podría coincidir con Madison Keys, sexta cabeza de serie y campeona este año en Melbourne, y más temprano con Donna Vekic, la misma que la apeó en 2024. En decir, complicado, y más teniendo en cuenta el condicionante físico.

Al margen de Alcaraz, la perspectiva no termina de ser del todo halagüeña para el tenis español, que a lo largo de esta semana no ha podido incluir a ninguno de sus representantes en la fase clasificatoria en los cuadros principales. No superaron el corte los seis activos del masculino ni tampoco la media docena del femenino; de esta forma, la participación nacional se acota a Alcaraz, Alejandro Davidovich, Roberto Bautista, Pedro Martínez, Jaume Munar, Roberto Carballés y Pablo Carreño, por un lado, y Badosa, Jessica Bouzas y Cristina Bucsa, por otro.