Ir al contenido
_
_
_
_

Jannik Sinner: “Difícil de aceptar, pero no he regalado ningún punto”

El subcampeón, resignado, compara el nivel de Alcaraz con el de Nadal y Djokovic

Jannik Sinner tras caer en la final de Roland Garros.
Alejandro Ciriza

El discurso de Jannik Sinner es como su tenis, siempre lineal, sumamente recto. Tipo sin extravagancias él, al que esta noche, fundido por dentro y por fuera después de las más de cinco horas de paliza y después de haber encajado un golpe anímico de considerables dimensiones, le cuesta expulsar las palabras. Siempre elegante, las escupe con profesionalidad, pero su rostro habla. Cara larga, voz monocorde, tono lúgubre: tremendo el impacto. De los 50 últimos partidos que ha disputado, el número uno ha ganado 47 y tan solo ha perdido tres; los tres contra Alcaraz, que en el tú a tú sigue inclinando la balanza a su favor. Severa la dentellada que recibe el de San Cándido.

“Por supuesto, estoy contento con el torneo que he hecho, pero esta derrota duele. No hay mucho más de lo que hablar”, señala, mientras su subconsciente viaja una y otra vez hacia ese punto crítico del partido en el que todo se ha torcido para él, por mucho que luego regresara. Esas tres bolas pesan y pesarán, y quién sabe si podrían marcar decisivamente la rivalidad que definirá la nueva era. Le sucedía a Roger Federer con Rafael Nadal, quien fundía al suizo y le condujo hasta el llanto en Australia. “Dios, esto me está matando”, dijo entonces el de Basilea, hombre sensible que exteriorizaba con facilidad los sentimientos. No así Sinner, tocado, pero una roca.

Se sostiene al hablar la cabeza con el brazo, como si todo pesase demasiado después de un episodio en el que comenzó arrasando y acabó ahogándose en la orilla. Recuperó el terreno perdido en el quinto set, ya demasiado tarde. “Estoy feliz por la manera en la que intento mejorar cada día para llegar hasta este tipo de partidos y por haber formado parte de él, pero duele”, admite. Y reconstruye: “Intenté borrar cada set, intentar empezar de cero. Por supuesto, estoy decepcionado con el cuarto y con los puntos de partido, con mi saque, pero luego me mantuve ahí mentalmente. No le regalé ningún punto”.

“Cuando acabó, acabó”, prosigue. “Es un sentimiento diferente cuando termina, porque no puedes cambiar nada. Al inicio del quinto set pude haber cambiado las cosas”, lamenta el rey del circuito, que no atribuye la derrota al declive físico, sabiendo que los duelos más prolongados todavía se le resisten. Cuenta pendiente. “No puedes comparar este partido con ningún otro. Físicamente estaba bien, cansado, pero igual que él. Ha sido un partido muy físico y mental. ¿Qué puedes hacer? Ahora, sabiendo el resultado, es lo que hay, no puedes cambiarlo. Sigo feliz por haber sido parte de este encuentro, fue largo y de un gran nivel. Son cosas que pasan, hoy me ha ocurrido a mí”, agrega.

Carlos Alcaraz abraza a Sinner tras la final de Roland Garros.

Sinner reapareció a principios de mayo en Roma, después de haber cumplido un periodo de sanción de tres meses tras haber dado el año previo positivo en un doble control efectuado en Indian Wells. No trascendió hasta agosto, pero el castigo, tras el recurso del tenista al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), no se aplicó hasta febrero. Para entonces ya se había hecho con el US Open y de nuevo el Open de Australia. A su vuelta, Sinner impresionó con su nivel en Roma, aunque allí solo pudo aguantarle un set a Alcaraz, otra vez verdugo. Y repite el español en la resolución de París, donde ya le había superado la temporada anterior en la escala de las semifinales.

“Vine solamente con un torneo de preparación, así que alcanzar la final... Es difícil de aceptar ahora mismo, tuve muchas oportunidades, pero el deporte tiene una parte positiva y hoy me tocó vivir la triste. Creo que he mejorado como jugador desde el año pasado, así que intentaremos seguir en ese camino”, intenta consolarse. Su trono, en cualquier caso, no corre peligro. Independientemente de lo que suceda a partir del día 30 en Wimbledon, lo defenderá como mínimo hasta finales del verano. Ahora, se refugiará entre los suyos. “Somos una familia muy sencilla. Mi padre no estaba aquí porque hoy estaba trabajando. Nada de nuestro éxito cambia en la familia”, explica.

Tuve la suerte de jugar contra Novak, contra Rafa. Por desgracia, nunca he jugado contra Roger en Grand Slams. Ganar a estos jugadores cuesta mucho. Tengo la misma sensación con Carlos y algunos otros rivales. Es bueno ver que también podemos producir tenis como este, porque creo que es bueno para todo el movimiento del tenis y para el público. Sería aún más feliz si tuviera aquí el gran trofeo, pero ya no puedo cambiar nada”, despide el subcampeón, que lo tuvo ahí, muy cerca. No remató, y Alcaraz le azota de nuevo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_