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Pedro Rodríguez: “Trabajé con mi cabeza para seguir adelante y decir: ‘Vamos a intentar vivir otro momento de gloria”

El jugador del Lazio, único campeón del mundo de 2010 en activo en una gran liga, evoca su carrera cuando se cumplen 15 años de la hazaña de Sudáfrica

Pedro Rodríguez, durante la celebración del campus organizado por su fundación, en junio en La Laguna, Tenerife.
Diego Torres

Hay 260 niñas y niños jugando al fútbol bajo la supervisión de 30 entrenadores, monitores y fisios en los campos recostados contra la Montaña de Taco, un volcán apagado en medio del valle. Los observa el organizador, Pedro Rodríguez (Tenerife, 1987), orgulloso del campus que pone en marcha junto con el Ayuntamiento de La Laguna. “Me gusta ayudar a los niños a vivir oportunidades así”, dice, “que vean que jugar al fútbol no es solo jugar al fútbol. Hay muchas cosas por detrás que no se ven: solidaridad, humildad, compañerismo, amistad. La elite confunde. Hay familias que no tienen para comer o para apuntar a sus hijos a un colegio”.

P. ¿Qué es la humildad, o la generosidad, en el fútbol?

R. Ofrecerte para atacar y para defender. Siempre. Era mi rol. Iba con mi carácter. Por eso me querían mis compañeros. Si me tenía que sacrificar lo hacía sin rechistar. Gracias a eso tuve la suerte de encajar en tantos equipos.

P. Le acaba de renovar la Lazio hasta 2026, justo cuando se cumplen 15 años de la Copa del Mundo de 2010. Usted es el último superviviente de los campeones en una gran liga europea. ¿Cuál es el secreto?

R. Ambición y ganas. Pero soy consciente de que no tengo la energía que tenía con 20. No puedo aguantar cuatro partidos seguidos 90 minutos porque voy a estar cansado y con molestias porque he pasado por muchas lesiones. Es ley de vida.

P. ¿Ahora disfruta más?

R. Ahora juego 25 minutos y los disfruto y antes jugaba 25 minutos y me sentía vacío. Quería ayudar más. Quería 90 minutos. Quería protagonismo. Ahora quiero gozar de cada momento con los compañeros y la afición. Ha sido bonito. Tengo la suerte de poder decir que he vivido una carrera de éxitos, plena de momentos buenos y también de fracaso y desilusión. He tenido que trabajar conmigo mismo, con mi cabeza, para poder seguir adelante y decir: ‘Vamos a por otro reto, vamos a intentar vivir otro momento de gloria’. Y lo he conseguido en Inglaterra con una Premier y en Italia clasificando a la Lazio para la Champions.

Ahora juego 25 minutos y los disfruto y antes jugaba 25 minutos y me sentía vacío. Quería ayudar más.. Tengo la suerte de poder decir que he vivido una carrera de éxitos, plena de momentos buenos y también de fracaso y desilusión

P. En 2010 la selección despegó cuando Del Bosque quitó a Torres, nueve de referencia, para ponerlo a usted, extremo, en la semifinal contra Alemania. ¿Cómo se gestó su titularidad?

R. Vicente sabía que por la banda derecha atacaban mucho con Lahm y quería marcarle un poquito con mi recorrido. No me lo esperaba porque Torres tenía mucha más experiencia que yo y venía siendo titular. Creo que fue el partido más importante de mi carrera.

P. ¿Por qué es más ventajoso quitar al tanque cuando se ataca un bloque bajo como el alemán?

R. La ventaja es que muchos jugadores intercambian posiciones entre líneas. Los extremos se cierran, abren espacios para que suban los laterales, y eso es muy difícil de marcar porque en el medio se te juntan jugadores muy creativos y muy técnicos, como Xavi, Andrés, Busi y Alonso. Al crear esas superioridades en el medio los laterales alemanes no podían seguir a los extremos y nosotros podíamos recibir, girarnos, y buscar el pase interior a Villa o hacer paredes muy rápidas, de mucha creación. Una vez que creas esas asociaciones por dentro es más fácil profundizar, a veces con los laterales por banda, otras veces con Villa que se movía todo el rato. Alemania tuvo muchos problemas porque cuando no iba un interior nuestro por dentro era un extremo que picaba por fuera. Eso es muy difícil de defender para cualquier equipo: volvió a pasar en la final de la Eurocopa con Italia.

P. En 2010 nadie hablaba de bloques bajos pero eso fue lo que hizo Alemania porque no les quedó más remedio. ¿Cuál es el principio básico para atacar un bloque bajo? ¿El toque y la continuación rápida y fácil, o el regate?

R. Jugar con mucha velocidad de circulación por dentro para cansarlos en las basculaciones y crear situaciones de dos contra uno por fuera. Yo jugué en bloque bajo con Conte en el Chelsea y es un sistema muy eficaz. Haces mucho daño porque al anular la profundidad anulas también a los jugadores rápidos como Mbappé o Vinicius: solo te pueden atacar en la banda. En el Chelsea los rivales solo nos podían atacar por fuera para intentar centrar y llegar con mucha gente al área para rematar. Entrar en paredes es muy difícil porque siempre tienes muchas ayudas. Y a la mínima pérdida tienes tanta gente implicada arriba que estás expuesto al contragolpe. Por eso hay tantos equipos que lo utilizan.

Hoy la función del extremo está cambiando a nivel estructural. Doue, Bernardo Silva, Dembélé… se meten por dentro porque quedarte fijo por fuera ayuda a los defensas. Lamine es el mejor del mundo. Rodrygo es muy completo y Vinicius es de una sola dimensión

P. ¿Quién le enseñó que como extremo también tenía que meterse por dentro y convertirse en el eje de la jugada?

R. Lo trabajé en la cantera del Barça. Antes no se trabajaba tanto porque los extremos eran jugadores de banda para regatear y centrar. Hoy eso está cambiando a nivel estructural. Lo hacen mucho Doue, Bernardo Silva, Dembélé… Tener un jugador fijo ayuda a los defensas contrarios. Pero si permutas, si me pones un extremo que se me viene de lateral, que se me viene de pivote, de interior, mediapunta… te descuadra porque el lateral no puede seguirte porque deja mucho espacio libre. Eso genera muchas dudas a la hora de quién tiene que marcarte: si un pivote, si un interior, si un central que tiene que salir.… Eso genera un caos que es lo que están buscando todos los entrenadores para poder profundizar.

P. ¿Cuál es el extremo más completo del mundo?

R. Lamine. Es muy bueno a nivel de visión y decisión en el pase, y a partir de ahí tiene de todo: “desequilibrio, juego por dentro… Puede estar en las dos bandas, en medio, y asiste muy bien. Después tienes a Vinicius, a Rodrygo, a Raphinha… Pero Vinicius es de una dimensión: es un jugador de uno contra uno puro pero no va tanto por dentro, no tira tantas paredes ni tiene el mejor pase final. Rodrygo es más completo y esa variedad le ayuda a sorprender y le da mucho gol. Lo más difícil de un gran extremo es ser goleador. Como Lamine o Salah. Yo jugué con Hazard y Henry, y tenían eso. Te metían 30 goles por temporada y eso los colocaba entre los cinco mejores futbolistas del mundo.

P. ¿Cuál era su gran habilidad?

R. Iba a la profundidad. Siempre buscaba el espacio donde podía hacer daño para encontrarme en situación de gol.

P. ¿Se subestima al jugador que no para de moverse, como si la hiperactividad fuese sinónimo de falta de calidad?

R. Sí. Se subestima mucho a esos que son como Fermín, que se mueven continuamente. Además, los que se mueven mucho suelen llegar al área y meten goles.

P. Cuál es el cambio más importante desde 2010.

R. Ahora se trabaja mucho el bloque medio y bajo. Cuando empecé eran muy pocos los equipos que se encerraban. Ahora en la Liga hay varios. Sin ir más lejos: el Madrid juega en bloque medio, se compacta más. El Atlético también.

P. Eso lo hace el Madrid, pero los demás grandes de Europa van a presionar arriba. ¿Antes lo más difícil era superar la presión en el área contraria y ahora lo más complicado muchas veces es superar la presión en el área propia?

R. Al estar más preparados físicamente los jugadores aguantan más la presión y los equipos intentan quitarte el tiempo de visión que antes tenías y ahora no porque te marcan mano a mano. Tienes que estar más preciso y más rápido. La Premier es así: presión alta, no dejarte respirar, correr 90 minutos. Se trasladó a los equipos punteros de la Champions y ahora es clave que los atacantes bajen a ofrecerse para girarse y salir, como hacían Iniesta y Silva.

Tuvimos nuestro reconocimiento. Pero veníamos de una época tan dorada que la exigencia que tenía la gente con nosotros se multiplicó. Y cuando sufrimos el fracaso en Brasil, fue un impacto muy grande. Cuando tienes ese prestigio es difícil acabar bien

P. O como hace usted en la Lazio, en donde cada vez juega más de centrocampista.

R. Yo empecé a hacerlo porque lo aprendí de Silva e Iniesta: nunca vi tanta inteligencia táctica para recibir entre líneas y saber girarse encontrando las ventajas para profundizar. Ahora en la Lazio estoy encantado de bajar al mediocampo. Me he reconvertido y me ha venido muy bien con esta edad porque he podido encontrar otra función.

P. Quitaron a Iniesta en Rusia para darle su sitio a Isco, quitaron a Villa en Brasil para darle su sitio a Diego Costa, Busquets acabó sustituido por Oriol Romeu, Casillas se fue pitado del Bernabéu… ¿El fútbol español ha sido injusto con los campeones de 2010?

R. Tuvimos nuestro reconocimiento. Pero veníamos de una época tan dorada que la exigencia que tenía la gente con nosotros se multiplicó. Y cuando sufrimos el fracaso en Brasil, fue un impacto muy grande. Fue un punto de inflexión que nos perjudicó. Cuando tienes ese prestigio es difícil acabar bien porque la gente espera que continúes al mismo nivel incluso con 40 años.

P. ¿No cree que vale más Villa con 40 años que Diego Costa con 20?

R. Para mí sí, pero mucha gente imaginó otra cosa.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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