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DAZN

Y de la nada emerge Carlos Sainz

El español, superado solo por Verstappen en Bakú, logra la mejor posición de salida de Williams en cuatro años

Carlos Sainz F1 GP Azerbaijan
Oriol Puigdemont

Carlos Sainz y Max Verstappen, cada uno en su dimensión particular, se aliaron este sábado con aquellos románticos que defienden que la Fórmula 1 actual todavía es capaz de arrancar esos gestos de asombro que cada vez son más caros de ver. Bakú, un circuito monumental y caprichoso, fue el escenario elegido por el chico para lanzar uno de esos mensajes que desde pequeño le exigía su padre, el hombre que cambió el estado de ánimo de los aficionados españoles al automovilismo con sus dos títulos mundiales de rallies (1990 y 1992). A pesar de la aparente calma que proyecta la mayor parte del tiempo, el piloto de Williams sufre más de lo que hubiera imaginado en su primer año en la escudería de Grove (Gran Bretaña), metida de lleno en un periodo refundacional que va para largo, en una disciplina en la que cada vez hay menos paciencia.

Colocado el 18º en la tabla general, con solo 16 puntos en su casillero, 54 puntos menos que Alex Albon, su vecino de taller (séptimo), el madrileño emergió con todo el empuje del mundo en Azerbaiyán, donde sorteó un montón de obstáculos para colocar su monoplaza en la primera línea de la parrilla (13:00 horas, Dazn), justo al lado de un inconmensurable Max Verstappen, que volvió a firmar una proeza para llevarse su sexta ‘pole position’ del curso, en una cronometrada de las más caóticas que se recuerdan por culpa del viento, el frío (24 grados en el asfalto) y el sirimiri, que convirtieron el trazado en una plataforma de lanzamiento de los coches contra el muro. El alboroto fue de tal calibre que las tres eliminatorias (Q1, Q2 y Q3) acumularon hasta seis banderas rojas, una cifra inédita en la historia del certamen.

En condiciones normales, Sainz no está para ganar este domingo. Pero el volantazo para cambiar la inercia que llevaba ya lo ha dado. Llevado en volandas por una estrategia que salió de fábula, el muchacho fue de los primeros en jugársela en la criba definitiva (Q3), en una decisión que casi le lleva hasta la pole. Nada más completar el giro que le situó al frente de las pantallas comenzaron a caer cuatro gotas que llevaron a Charles Leclerc a estamparse contra el muro, y a los comisarios a neutralizar el ensayo. Lo mismo ocurrió después con Oscar Piastri, que volvió a pausar el cronómetro a menos de cuatro minutos para la conclusión. En unas circunstancias tan comprometidas se impuso la cautela entre la mayor parte del pelotón –Lando Norris no aprovechó el patinazo de su compañero y solo pudo ser séptimo–, con la excepción de Verstappen, que a última hora se sacó de donde siempre una vuelta inverosímil que le permitirá arrancar sin tráfico, por segunda carrera consecutiva. Fernando Alonso, por su parte, no pudo meterse en la gresca definitiva y partirá el undécimo.

La segunda plaza de Sainz es la mejor posición de salida de un Williams en cuatro años, desde que George Russell se colocó el segundo en el Gran Premio de Bélgica de 2021. “Estoy muy contento. Acertamos con los neumáticos en el momento adecuado. He estado haciendo buenas vueltas en cronometrada; ese no ha sido mi problema a lo largo de la temporada. no ha sido ese mi problema. Esto es la demostración de que la velocidad sigue en este coche y en este equipo”, resumió el español, tan frío como en él es habitual a pesar de la importancia del momento. “Lo que ha hecho Carlos es excepcional. Pero no estamos para ganar. Queremos construir un coche que nos permita optar a ello cada fin de semana, y eso requiere tiempo”, añadió James Vowles, el director de la histórica estructura británica.

Si la hazaña de Sainz es de traca, uno lo pasa mal para definir con fidelidad lo que está haciendo este curso el actual campeón, que conduce un coche que le deja en inferioridad respecto de Piastri y Norris, a pesar de acumular más poles que sus rivales de McLaren. La última, en uno de los puntos del actual calendario que aún se le resistía.

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Sobre la firma

Oriol Puigdemont
Tras licenciarse en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, entró en la sección de Deportes de EL PAÍS en 2005 para cubrir el Mundial de MotoGP, en plena efervescencia por la irrupción de Dani Pedrosa, y de otras disciplinas de motor, como el Rally Dakar. Desde 2010, año en que Fernando Alonso fichó por Ferrari, se encarga de la Fórmula 1.
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